Moro, el perro que olía la muerte

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A veces los animales demuestran comportamientos sorprendentes e insólitos, a causa de un sentido o una sensibilidad que (quizá) nosotros perdimos en algún momento de nuestra evolución. Baste recordar aquel terrible maremoto que devastó Indonesia en 2004; los lugareños contaron cómo, horas antes de la llegada del tsunami, algunos animales llenos de excitación habían emprendido la huida hacia las partes altas de la isla, escapando de la costa adonde se avecinaba una muerte segura.

La historia que viene a continuación, ocurrió en el pueblo cordobés de Fernán Núñez, a finales de los setenta.

Los vecinos del pueblo no se ponen de acuerdo en recordar cómo apareció en sus calles aquel perro, negro como una mortaja. Hay quien dice que fue abandonado por un camionero en la estación de servicio; otros cuentan que fue encontrado junto al cadáver de un mendigo, al que llevaba velando varios días. En realidad nada extraño, pues nadie sabe nunca de dónde salen los perros vagabundos.

Sea como fuere, este perro pronto se hizo conocido en la villa por un don suyo un tanto siniestro: era capaz de “oler”, de predecir, la muerte de las personas. Así pudieron comprobarlo los habitantes de Fernán Núñez en numerosas ocasiones.

La secuencia era siempre la misma: cuando un vecino del pueblo estaba para irse al otro barrio, el perro invariablemente se dirigía hacia la casa del moribundo y aguardaba recostado en la puerta. Jamás se equivocaba de número. Más tarde, se incorporaba al cortejo fúnebre acompañando a los deudos del difunto hasta el cementerio, donde acababa todo.

Hay que decir que nunca asistía a otros actos sociales, como bodas, bautizos o comuniones. Solo acudía a los funerales, como si percibiese la atmósfera lúgubre que rodeaba el lecho de muerte. Por todo ello pronto fue conocido en el pueblo como «el perro de los entierros».

La familia recibía su visita como si ya viesen llegar la sombra afilada de la guadaña. Pese a todo Moro, apostado en el portal de la casa, parecía querer mostrarles sus condolencias y arroparles en tan doloroso trance. Pero el miedo podía más y casi siempre acababan echándolo con malos modos.

Años más tarde, el ayuntamiento mandó erigir en su memoria una escultura —a cargo del artista local Juan Polo— en el parque del Llano de la Fuente, la cual vemos bajo estas líneas [ En el post original, se entiende].

Por desgracia, a pesar de contar con el aprecio de muchos, este animal no tuvo un buen final y fue víctima de unos vándalos que lo apalearon hasta acabar con su vida. Quién sabe si aquellos cafres no tendrían tal pánico a la muerte, que decidieran desquitarse matando a su mensajero.

5 Commentsto Moro, el perro que olía la muerte

  1. matu dice:

    Cuando aparece la muerte, las personas tienen otra cara, yo la llamo la cara de la muerte.Trabajo en un hospital y la veo a menudo.Lo que yo me interrogo siempre que la veo, es como hacer para hacerlo entender?Bueno, la verdad es que ya desisiti, porque mis compañeros se asustan.Nadie quiere que le toque en su turno, y a veces, cuando alguien esta muy mal, me dicen “echale un vistazo a ese paciente”.Solo que ya me sonrio y me callo.Sé que alguna batalla se ha de librar, porque la cara de la muerte permance hasta que fallece, luego los rasgos de las personas se dulcifican.No creo que hayamos perdido esa sensiblidad, mas bien en mi opinion es que no la queremos ver.

  2. yusuf dice:

    las percepciones de matu sobre la muerte son excelentes…pura experiencia directa….

  3. admin dice:

    COincido y con el punto de los perros tambien.

  4. Dark Crow dice:

    Tambien yo. No sabia que trabajabas en hospital. Un saludo a compañero de trabajo.

  5. Dark Crow dice:

    matu: perdi mi olfato por andar trabajando en hospitales en tanatologia durante varios años (dos muertos a la semana durante 4 años hechen cuentas). Sin embargo aun sin olfato una de las cosas obvias era el cambio de ambiente que sucedia alrededor de un moribundo antes, durante y despues de su muerte, incluido un olor dulzon muy particular que resulta que es de las pocas cosas que oto olfativamente.
    Curiosamente hay varios moribundos o incluso personas recien fallecidas que les cambia el semblante si se les apoya fisicamente (hasta con un masajito) y animicamente durante el proceso. relajacino muscular si alguien lo quiere ver asi.

    offtopic.
    Es poco usual que una persona poco congruente y sin direccion aguante nu trabajo hospitalario y tenga el tipo de percepcion sobre la muerte que tienes. Ni muchos medicos la tienen. Como comente en lobby solo espero conocer un poco a las personas para dar contraseñas y comentarios como el tuyo es de personas centradas.
    Saludos.