Fragmentos entrevista del 97

Fragmentos entrevista del 97

————————————————

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 31/07/2005 5:51

¿En dónde estaríamos si todo se hubiera podido probar?

Entrevista a Carlos Castaneda por Kala Ruiz

“La Jornada” Enero de 1997

“El 26 de enero de 1997 ocurrió lo inesperado: Castaneda apareció ante miles de personas, reunidas en un seminario, para confirmar que el camino del guerrero existe, que es una experiencia posible y puede ser practicada por cualquier persona mediante la tensegridad, palabra que resume las enseñanzas de su maestro. Grande era la expectativa y, de pronto, un gran silencio. Ahí estaba el pintoresco personaje, el nagual brujo. Chaparrito y delgado, con ojos de águila, riendo festivo, jugando a inventar instantes, rompiendo la formalidad con inteligentes chistes.

–¿Cómo definiría a don Juan Matus, su maestro y amigo? –Era una chaman, aunque él me decía: no soy chaman, pendejo, soy un brujo… era re mal hablado. –¿Qué es la brujería? –Es el arte de interrumpir el flujo del sistema de interpretación… es otra manera de interpretar. En el México antiguo hubo un género entero que se dedicaba a engrandecer los límites de percepción. Pasan cosas increíbles para la mente normal. Eran seres rituales para poder esconder cosas de tremendo valor.

–¿Cómo se manifiesta esa brujería o magia? –Podemos percibir la energía como fluye, el poder ver la energía tan sólo un momento, da reintegración, se reagrupa algo inaudito, no tenemos práctica. Se reagrupa en otra percepción y estamos frente a otro universo. Hay brujos capaces de hacer cosas inaudibles. Pero estamos siempre con ideas que no nos han permitido desarrollar el potencial humano, como la ciencia. A mí me han dicho: “esto no es científico, Carlos, esto es pura superstición”–. ¿Pero dónde estaríamos si todo se hubiera podido probar? –¿Cuáles fueron los factores, en su infancia, que le llevaron a ser el personaje que hoy es?

–Cuando yo fui concebido no hubo excitación sexual, por eso salí estrafalario. Don Juan me decía: “Yo veo que tu mamá ni supo lo que le pasó; no sintió nada. A tu papá no le gustaba el acto sexual y te concibieron detrás de la puerta, por eso saliste chaparro y nervioso. Obsérvate: siempre estás como si te estuvieran correteando. Vas en busca por el mundo con esa ansiedad porque tu concepción fue civilizada; eso le pasa a casi todo el mundo. Es por eso que se te dificulta saltar al intento de los brujos. Si quieres estar a la par de la gente que fue concebida sabrosamente y son capaces de todo, de una tremenda energía que no se puede desperdiciar, disipar… va a estar difícil, porque eres el producto de una cogida aburrida. Vas a tener que hacer una tremenda labor para poner en su lugar todos los pedazos energéticos para poder saltar a las otras dimensiones.

–¿Por qué fueron tan pocos los alumnos de don Juan? –Don Juan no quería alumnos que estuvieran en candilejas porque se agotarían demasiado rápido.(…)

(continua)

–¿Somos herederos del conocimiento del antiguo México? –En verdad no, no nos interesa; tenemos otras prioridades. No, no es su México ni mío, pero sí podemos tener acceso a él. –¿Cuál es la barrera, qué es lo que nos detiene? –Muchas cosas. Pero somos los poseedores de un sistema extraordinario. ¿Pero que hacemos? Nos emborrachamos, nos metemos por el pico todo: comida, pastillas… ¿Eso es amor personal? Son los más egomaniáticos, están regidos por idealidades que no tienen sentido. ¿Cómo contribuimos al conocimiento, qué queremos de la vida? ¡Pucha, qué cosa bruta! Soy old age, decía

Sigue Carlos Castaneda contando, envuelto en su propio humo, sin cigarro. Mirando sin ser él, sabiendo que es otro. Nosotros. –¿Qué más desearía hacer en esta vida? –Yo tengo que encontrar todo lo que pueda mientras tenga esta conciencia. Don Juan decía: “Yo no estoy de acuerdo con los acuerdos en los que yo no participé. Por ejemplo: la vejez; yo no acepté ser viejo. Por eso estoy joven; es mi deber rehusarlo”. –¿Qué piensa del ego, del yo? –Don Juan decía que no hay que hacer alarde de la egomanía, del yo, yo, yo. No se puede estar en las candilejas todo el tiempo. El me decía que yo era un egomaniático: “entre más chaparro, más maniático”. Yo era para él el señor pesadilla. –Pero qué saca usted, don Juan, de su relación conmigo; él decía: “muchísimo, siempre que te veo me dan náuseas; me quiero vomitar; ¿y alguna vez lo has notado?, ¿lo ves?… me renuevas”. Le di años de felicidad, porque se moría de risa de mí.

El no dejaba pasar ni una sola oportunidad para enseñarme algo; además, siempre se veía tan joven y yo tan viejo, porque bien que le daba al vino y al cigarro, andaba medio mareadito para darme valor. Entonces don Juan me dijo: “Nos vamos a ir al monte por 10 días, ¿cuántos paquetes de cigarros necesitas?”. “Como 10”, contesté. “Muy bien”, dijo; “entonces empácalos muy bien con cinta adhesiva y compáctalos perfectamente para que los coyotes no los huelan”. De inmediato me puse a preparar el paquete dándole varias vueltas con la cinta adhesiva; hasta inventé un mecanismo donde dejé un agujero por donde cupiera mi mano, sacara una cajetilla, y al sacarla volviera a quedar el paquete otra vez sellado, ¡una maravilla de la inventiva! Nos fuimos al monte. Al segundo día por la mañana mi paquete de cigarros había desaparecido; sólo se veían las huellas de los coyotes y del paquete arrastrado. –¡Ah!, no te preocupes –dijo don Juan–; no creo que lo hayan arrastrado muy lejos. Vamos a buscar tu paquete de cigarros. “Durante ocho días anduvimos buscando el dichoso paquete de cigarrillos; loma arriba, loma abajo; cuesta arriba, cuesta abajo. Mi precaria condición física me estaba matando, ahí andaba yo con la lengua de fuera, hasta que me tiré al piso y le dije: “me rindo, ya no puedo más”. “¿Ya no quieres buscar tus cigarrillos?”, preguntó. “No” –contesté– lo que quiero es sobrevivir (con la garganta seca tosiendo la nicotina). “Muy bien”, dijo, “entonces aquí se acabó el viaje”. Abrió unos matorrales y ahí enfrente de mis narices apareció su casa. Esa era su manera de transmitir lo ininterpretativo. Ahí se me acabó el vicio del cigarro y el vino para siempre. El hacía esas cosas… como deshilacharme mis suéteres de Dinamarca y entregarme la bola de hilo. ¿Para qué?, para que interrumpiera mi sistema interpretativo, para dejarme en libertad, sin información y sintaxis. –¿Cómo es la vida de un brujo? –Si lo que haces no tiene influencia en tu vida, no sirve. Para un brujo es una aberración. No puedes ser erudito de 9:00 a 15:00 horas y ser un piojo en el resto del tiempo. Tienes que ser un guerrero impecable de tiempo completo. Después de saber lo que uno sabe, debes comportarte con impecabilidad. Don Juan decía que no se puede insistir en las cosas, salen de una manera natural, si insistes, ¡zas!, se acaba la magia.

–¿Qué piensa de esta ola de descontento hacia el new age (nueva era)? –De qué me preocupo, si a mi edad yo soy old age (vieja era). Brujería es ser viejo y joven; new age es estupidez. Yo no me puedo permitir lujos de egomanía. Don Juan me lo quitó. El me dijo: “Tu ego es como un clavo, te va a doler un poquito, pero te lo voy a quitar”. Y… ¡pum!, me lo sacó. Le dije: “gracias, me siento bien”. “No te preocupes… tienes 13 clavos”. A veces yo le decía: “Sáqueme otro clavo”, y él contestaba: “no, hoy no”.

¿Dejó la antropología por el camino del nagual? –Dejé la antropología y todo lo que incumbe al mundo cotidiano, pero me dio algo inaudito: la lucha, la batalla… el objetivo está en el horizonte, no aquí. Deja de ser hombre, macho latino, deja las riendas. Tu madre te hizo creer que eras extraordinario, porque eres hombre de chile. Te enseñaron que las mujeres son para tu uso, como decía Aristóteles: las mujeres son hombres lisiados. (…)

(continua)

–¿Cuál era el propósito de don Juan al transmitir sus conocimientos? –Don Juan no era un maestro ni un gurú; él quería perpetuar su linaje. Y cayó sobre mí esa tremenda responsabilidad. Pero yo no soy como él, no lo puedo perpetuar. Más bien estoy aquí para cerrar el círculo del linaje… pero con una gran elegancia exquisita. (…)

(continua)

En 1973, don Juan se transformó en luz, la serpiente emplumada. El y sus congéneres dieron una vuelta final. Llega un momento en que la tierra te dice: estás libre… ¡vete! ¡Una existencia tan enorme que esté consciente de un microbio como yo! (casi llorando) ¡Me descompone!.. como una madre amorosísima. –¿Cómo tratar a un egomaniático? –Don Juan decía: a la gente le puedes decir el peor de los insultos, pero si se lo dices en tono de adulación… quedan encantados. Para poder ser un guerrero, lo primero es desligarse del yo personal. Para qué andar con enojos; la batalla no está aquí, está en el horizonte.

–¿Se le puede robar a alguien su energía? –Nadie te roba energía, te la dispersan.

–¿En que partes del cuerpo se almacena la energía? –En la vesícula, vaso, páncreas, hígado y adrenales. El huevo luminoso que está alrededor de todo el cuerpo capta la energía y la encarga en estos órganos. Las mujeres tienen otro centro energético: el útero.

–¿Qué hay de la genética? –El comando genético ya no puede ser la reproducción; el comando genético ahora debe ser la evolución. El semen masculino está muy bajo; estamos a punto de extinguirnos y seguimos envueltos en imbecilidades.

–¿El diálogo interno es bueno o malo para un guerrero? –Siempre está a favor del yo. Hay que parar el diálogo a patadas, perder la importancia personal. ¿Cómo?, como puedas.

–¿Por qué es tan importante la secuencia de ejercicios de tensegridad que van a enseñar en este seminario? –Porque están diseñados especialmente para el valle de México.

edit: corregir título

Comments are Closed