Microchips en el cerebro para tratar las manías obsesivas

Microchips en el cerebro para tratar las manías obsesivas

Un hospital de Granada, pionero en España en una técnica que ya se aplica en Estados Unidos, Alemania y Suecia

ELPAIS.com – Madrid – 07/03/2007

El Hospital Virgen de las Nieves de Granada es el primer centro sanitario público que practicará en España intervenciones quirúrgicas en enfermos con manías obsesivas graves, según informa ABC en su edición de hoy. La operación, que ya se realiza con éxito en Estados Unidos, Francia, Alemania y Suecia, consiste en implantar dos microchips o electrodos en el cerebro del paciente, que mandarán impulsos eléctricos al punto de la mente donde generan esas ideas obsesivas, la unión del lóbulo frontal con el tálamo, con el fin de frenarlas.

Los trastornos obsesivos compulsivos, como lavarse las manos una y otra vez a pesar de que no están sucias por temor a contagiarse de enfermedades inexistentes, afectan a 2,5% de la población. Son personas cegadas por un temor absurdo y sin fundamento al que reaccionan con comportamientos anómalos. Lo saben, pero no pueden evitarlo. Esta patología incapacita para la vida a un 20% de quienes la padecen, que no pueden trabajar, relacionarse ni llevar una vida normal.

Unas 20 operaciones en cuatro países

El único modo de tratar esta enfermedad era, hasta hace poco, la psiquiatría. Sin embargo, la cirugía está logrando éxitos mediante una novedosa técnica que consiste en implantar microchips en el cerebro del paciente, que llega ahora a España. “En España sólo hay una clínica privada que ha operado a un paciente. En el resto del mundo habrá unas seis en Suecia, cuatro en Alemania, una en Francia y más de una decena en Estados Unidos. Al menos, casos que se han publicado en revistas científicas”, explica al rotativo el jefe emérito de Neurocirugía del Virgen de las Nieves, Ventura Arjona.

En España, “el primer hospital público” que aplicará esta técnica de cirugía psiquiátrica será el Virgen de las Nieves, según asegura Arjona al diario. “La intervención es muy sencilla y tenemos todo lo que necesitamos para empezar en cuanto seleccionemos un paciente”, señala Arjona. El diario explica que el enfermo llevará bajo la piel de la clavícula un generador del tamaño de una pastilla de jabón de hotel, con una batería de litio. Este artefacto tiene un cable que recorre el cuello hasta alcanzar el cerebro por vía subcutánea.

El generador mandará energía a los electrodos, responsables de lanzar estímulos eléctricos a las conexiones del lóbulo frontal con el tálamo, donde se generan las emociones. Su objetivo es impedir las conexiones de neuronas de estas dos áreas de la masa cerebral donde, según se cree, fluyen las ideas absurdas que acaban por obsesionar al paciente. Los dos electrodos se introducen mediante dos orificios muy pequeños en el cráneo, que se tapan posteriormente.

Se buscan candidatos

La gran novedad de esta terapia quirúrgica, según ABC, es que no genera “lesiones” en el cerebro y sus resultados son excepcionales: distintos estudios cifran entre un 70 y 80% el porcentaje de éxito. La cirugía psiquiátrica practicada con anterioridad lesionaba ciertas zonas de la masa cerebral para frenar comportamientos patológicos que se generaban en las neuronas localizadas en puntos muy concretos. Ahí se metía el bisturí, lo que dejaba secuelas. En este caso, no se matan neuronas, por lo que no hay graves efectos secundarios. El inconveniente del generador, que programa el departamento de Psiquiatría con un aparato muy similar a una PDA, es la batería. Para cambiarla cuando se agote, el paciente deberá pasar por el quirófano de nuevo.

Los servicios de Neurocirugía, Psiquiatría y Medicina Nuclear del hospital ya están preparados para practicar estas intervenciones pero, de momento, no tienen pacientes. El jefe del servicio de Psiquiatría, Antonio Higueras, será el responsable de seleccionar a los candidatos, que deben cumplir una serie de requisitos: “Tener más de 18 y menos de 70 años. Llevar más de cinco años con esta patología. Estar incapacitados. No tener otras enfermedades asociadas. No responder al tratamiento con fármacos y tener plena capacidad para dar su consentimiento”.

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