La Profanacion de los Elementos

LA PROFANACIÓN DE LOS ELEMENTOS
Por Radha Burnier
( parcialmente transcrito )

Hasta la época industrial, el hombre se mantuvo limitado a los cinco elementos – tierra, agua, fuego, aire y éter, ( akasha )- que la tradición decía que eran los componentes básicos del universo material-.
El universo era una fuente perpetua de prodigio y de misterio, para la gente de la tierra antes de que la facultad razonadora reclamara el monopolio del conocimiento.
La razón ha sido prolífera con explicaciones que arrojaron una potente y luminosa luz sobre los fenómenos naturales.
De manera que el misterio de la naturaleza ha dejado de transportar al hombre hasta el reino en que su mente se combina armoniosamente con la naturaleza. Enamorada de sus propias ideas y de sus programas, la mente humana se ha exilado a sí misma de la inmensidad de la poesía, y de la profundidad de la Naturaleza.
Los elementos que parecían ser divinos en tiempos remotos,se han convertido en meras sustancia químicas.

Los antiguos videntes de los Vedas que compusieron una gran cantidad de himnos en honor, de los cinco grandes elementos, los consideraban más que substancias naturales, porque ellos comprendían su primordial cualidad sustentadora de vida.
La tradición oculta dice que los elementos físicos tienen su contrapartida en los mundos sutiles, en dirección a lo alto, hacia el mundo espiritual.
Los dioses como Varuna, Señor de las Aguas, y Agni, Señor del Fuego eran personificaciones de la esencia espiritual de los elementos, y del poder que ellos ejercen sobre la vida.
Admitiendo esto, en ocasiones importantes se realizaban ofrendas simbólicas a estos dioses, como expresiones de la gratitud y de la adoración del hombre.
El agua, en cualquier forma, lluvia, o nieve, río u océano, ha desempeñado un tremendo papel en la vida del hombre.
Su cuerpo, así como el cuerpo de las demás criaturas, se compone principalmente de agua. El agua purifica y limpia.
[.] Un erudito árabe muy distinguido, al comentar el primer sura, clásico, o himno del Corán, explica que la existencia del agua en la tierra es suficiente para demostrar que un explicable poder opera en todas partes.
Pues, ¿ qué haríamos nosotros y todas las demás criaturas sin el agua ?.

Un famoso mantra védico dice :
¡ Oh, agua!; tú que eres fuente de Bendición…
Como amantísima madre nos haces compartir
la más bendita de las esencias que hay en tí.
Igualmente se dice del Fuego :
¡Oh Fuego !; condúcenos a la plenitud,
a través de buenos caminos,
¡Oh, Dios !, conocedor de todos los senderos,
” a Tí, el Verdadero Uno”, …te hacemos,
esta oblación.
Para los seguidores de Zoroastro, el fuego era el más puro de los elementos, el inspirador de las buenas obras, de los buenos pensamientos y de las buenas palabras.
Actitudes similares hacia los elementos pueden encontrarse también entre otros pueblos.
En China, la lluvia, el trueno, el relámpago, etc., eran llamados dioses.
Numerosas leyendas sobe ello, enseñaban a la gente corriente un sentido de respeto.
La lluvia por ejemplo, no era un hecho trivial para ser explicado simplemente en términos científicos, era la expresión y la acción de un gran espíritu o dragón fecundador.
Tanto en la India, como en China, las montañas eran consideradas moradas de dioses.
La tierra misma es una deidad cuyo cuerpo físico, no debe ser profanado y cuyos productos no deben ser desperdiciados.
Los ríos eran sagrados, y su belleza era descripta con elocuencia.
Puede encontrarse un paralelismo a todo esto, en Gracia y en las mitologías nórdicas, y también en otras.
Thor, el rey de los dioses, con su potente rayo es la expresión nórdica de Indra, el Rey de los cielos indo, el cual maneja el arco iris y choca con el trueno. Estos grandes dioses estaban asistidos por numerosos semidioses y por ayudantes, invisibles, representando tal vez a distintas funciones a cargo de los elementos.
El respeto por todo aquello que pertenece a la naturaleza alcanzaba espontáneamente a la gente, que se maravillaba contemplándola.
El indio americano amaba la tierra en la que vivía y no soñaba ni en poseerla ni en explotarla, aunque tomaba de ella según sus necesidades y en pequeña escala.
Se ha sabido de casos de aborígenes australianos los cuales sintiéndose parte de la tierra y de sus elementos, instintivamente sabían donde podía encontrarse agua debajo de las arenas del desierto.

La actitud moderna hacia los elementos de la naturaleza, por el contrario , es una actitud profana.
La idea de conquista y de utilidad ha reemplazado el profundo sentido de prodigio y de culto que existía con relación a la tierra, a las aguas, a las montañas y a los fenómenos naturales de toda clase .
El resultado es que el hombre se está haciendo infinito daño a sí mismo.
En lugar de rendir culto a los ríos y utilizar sus aguas para purificarse, las contamina con desperdicios químicos, aguas residuales y elementos radiactivos.
[.] La destrucción de los bosque es causa de una desastrosa carencia de alimentos.
Para el hombre moderno el enfoque de los antiguos y de la gente sencilla puede parecer superstición.

Los textos antiguos han advertido al hombre para que no corte jamás un árbol a menos que sea absolutamente necesario, e incluso entonces, que pida perdón al deva que cuida de él.

El hombre moderno no cree en semejantes guardianes de los hijos de la naturaleza. Pero ya es tiempo de pensar de nuevo en estas cosas. Puede haber mucha sabiduría mirando la naturaleza con admiración y respeto, y, rindiendo culto a sus elementos, que mirándola con ojos profanos que sólo ven objetos de explotación en todas partes.

¿ Puede invertirse esta tendencia por medio de una nueva educación de los sentidos y de una clase distinta de sensitividad ?.

…()…

« (Previous Post)
(Next Post) »

3 Commentsto La Profanacion de los Elementos

  1. Dark Crow dice:

    a no tengo la mas minima idea

  2. admin dice:

    A off topic

  3. Dark Crow dice:

    tres strike…
    fuera.
    =?