noviembre, 2010

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Naguales mayas de ayer y de hoy

Naguales mayas de ayer y de hoy

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“Entonces, la gente mágica [Nawal winak] proyectó su venida. Su mirada llegaba lejos, al cielo y a la tierra; no había nada que se igualara con lo que Ellos vieron bajo el cielo. (Eran los grandes), los sabios, los jefes de todas las Parcialidades de Tecpán” 1.

Así habla el Titulo de Totonicapán de los grandes antepasados, los Hombres portentosos fundadores de los linajes y guías de la comunidad, que se mencionan en la mayoría de los textos quichés coloniales. Por su naturaleza sagrada y sus poderes sobrenaturales, estos ancestros fueron denominados naguales, término náhuatl, que tiene la significación de brujo, que puede separar voluntariamente del cuerpo una parte de su espíritu y que «entiende cualquier cosa de hechizos», por lo que es capaz de hacer tanto mal como bien 2. El dios de los naguales nahuas fue tal vez Naualpillí, «Príncipe Mago», un aspecto de Tezcatlipoca o Titlacauan, dios creador, del que Sahagún dice que-.

« era invisible y como oscuridad y aire, y cuando aparecía y hablaba a algún hombre era como sombra; y sabia los secretos de los hombres que tenían en los corazones» 3.

Entre los grupos mayanses, por nagual se entiende una clase de hombre religioso que aúna a sus poderes de transformación los de penetrar en los espacios sagrados, comunicarse con los muertos y con los dioses, poseer una gran fuerza física y una visión tan aguda y penetrante, que le permite ejercer la adivinación y curar enfermedades, sobre todo las de origen mágico.
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1.- Titulo de Totonicapan, pág. 175.
2.- Sahagún, Historia. – -, vol. II, pág. 117.
3.- Ibídem, vol. II, pág. 277.

Así, estos naguales se equiparan a los chamanes siberianos, los hindúes y los sudamericanos, mostrándonos
la universalidad de la creencia en la posibilidad humana de trascender la realidad dada hacia el ámbito de lo sagrado. Pero, además, los mayas también aplican el término nagual al espíritu protector de un poblado, a lugares o cosas sagradas y, actualmente, al otro yo animal de los hombres, vinculado con su destino. En la mayor parte de los textos indígenas coloniales encontramos la exaltación de los naguales, cuyos prototipos son los primeros seres humanos formados por los dioses con masa de maíz y sangre de animales sagrados, como el tapir y la serpiente. Se les presenta como hombres portentosos, con poderes sobrehumanos que consisten en transformarse en animales, sobre todo en jaguares, y dominar a las fuerzas de la naturaleza.
Podían llamar «al aire, a la nube roja, al granizo de muerte, al rayo y a los días aciagos» 4, para luchar contra sus enemigos, dice el Titulo de Totonicapán. Además, eran capaces de penetrar en los espacios divinos e inaccesibles para los hombres comunes, como son los cielos y el inframundo.
La Historia y Crónica de Don Juan de Torres asegura que los sabios y naguales.. –

“ fueron a observar si llegaba la aurora y fueron a ver en la oscuridad y en la noche si se levantaba la luna y salían las estrellas. Caminaron, subieron y llegaron hasta el cielo; llegaron [también] a Xibalbá y les habló la tierra” 5.

Además, los naguales aparecen como ascetas que vivían en las montañas. Dice el Popo Vuh que. – –

“ sus vestidos eran solamente pieles de animales, no tenían buenas ropas que ponerse; las pieles de animales eran su único atavío. Eran, pobres, nada poseían, pero su naturaleza era de hombres prodigiosos” 6.

El Título de Totonicapán añade que ayunaban, se auto sacrificaban y adoraban ídolos con «ofrendas de frutas, hongos y pajaritos»7. El Popol Vuh afirma que fueron los iniciadores de los sacrificios humanos a los dioses tribales. Así, la misión principal de los grandes naguales primigenios, según estos escritos, era fungir como intermediarios entre los hombres y los dioses. Ellos habían conducido a las tribus en sus largas peregrinaciones, siguiendo las instrucciones divinas, y eran los sacrificadores que alimentaban al dios del grupo, obteniendo con ello todos los bienes que la comunidad necesitaba para subsistir.

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4 Título de Totonicapán, pág. 188.
5 Crónicas indígenas de Guatemala, pág. 35.
6 Popol Vuh, pág. 67.
7 Op. cit., pág. 188.

Otra práctica ascética de los naguales era la abstinencia sexual.

“Ellos tienen poder y gloria sólo porque nunca ven mujeres” 8,

Dice el Titulo de Totonicapan. Los ayunos, los insomnios, los auto sacrificios y la abstinencia sexual provocan estados de éxtasis y alucinaciones semejantes a los causados por plantas psicoactivas, aunque es posible que los naguales quichés también utilizaran dichas plantas, ya que hay algunos datos sobre hongos alucinógenos en los diccionarios coloniales y ciertos indicios acerca del uso ritual de los hongos, como esculturas en piedra y referencias en los textos indígenas.

Quizá durante los trances extáticos, los naguales mayas creían transformarse en animales y fenómenos atmosféricos, como relámpagos. Cometas y bolas de fuego, y ésta era su principal cualidad. El animal más relacionado con los naguales es el jaguar, que simbolizó el lado nocturno de la vida, el reino del misterio, la oscuridad y las tinieblas, con todo lo que él implica: las fuerzas de la irracionalidad, lo inconsciente la destrucción, el mal y la muerte, que fueron energías tan sagradas como sus opuestas, las energías luminosas y vitales. El jaguar es el Sol al penetrar al ámbito del inframundo; su piel es el cielo nocturno manchado de estrellas; habita en el tiempo primordial – anterior al orden actual., en la edad precósmica, caótica y oscura. Por todo ello, es símbolo de las fuerzas misteriosas, de los poderes ocultos e incomprensibles, de los lugares y tiempos inaccesibles al hombre común. Así, los hombres que logran transformarse en ese animal – adquieren sus poderes y transcienden el ámbito humano. En las obras plásticas prehispánicas, el jaguar siempre aparece asociado a los gobernantes y sacerdotes, que portan su piel, su cabeza o sus garras en los atavíos, como, por ejemplo, los señores de los murales de Bonampak. Hay diversas insignias relacionadas con este animal y su figura se esculpe en los tronos. Estas imágenes revelan su sentido a la luz de los textos indígenas Coloniales, donde siempre se relaciona a los grandes naguales con jaguares. Los cuatro hombres primigenios quichés, según el Popol Vuh, se transformaban en jaguares por las noches para robar hombres para sacrificarlos al dios Tohil; pero no eran jaguares comunes, sino extraordinarios. Dice el texto:

« Eran como pisadas de tigre las huellas que dejaban, aunque ellos no se mostraban. . – no estaban claras las primeras huellas, pues estaban invertidas. Así comenzó el rapto de la gente – cuando los brujos cogian a las tribus en los caminos y las sacrificaban ante Tohil» 9.

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8 ibiden pág. 180.
9 Popol Vuh, págs. 78-79.

Asimismo, tres de estos naguales llevaban el nombre del jaguar en el suyo: Balam Quitzé (Jaguar-bosque), Balam Ak’ab (Jaguar-noche), Iquí Balam (Jaguar-negro); el cuarto se llamaba Majucutaj (Viajero) 10.
Los naguales también se asociaban con la serpiente, animal sagrado por excelencia, que simboliza, entre otras cosas, la energía generadora del mundo, representando agua, sangre y fecundidad, y que por su cualidad de renacer de si misma, que es como interpreta el hombre creyente el cambio de piel, está asociada a las iniciaciones religiosas en las que el hombre profano muere como tal para renacer sacralizado. Los mayas tenían y tienen un rito iniciático que consiste en la vivencia de ser tragado por una gran sierpe, y luego ser excretado o vomitado, poseyendo ya las capacidades sobrenaturales y sagradas que le permitirán ejercer las funciones de un chamán. Por ello vemos a los gobernantes en las obras plásticas del período Clásico emergiendo de las fauces de grandes serpientes preciosas, o sea, emplumadas, símbolo de agua y de energía vital sagrada 11. Y los textos quichés y cakchiqueles nos hablan de la transformación de los grandes naguales en serpientes emplumadas. Finalmente, como símbolo de la sacralidad del cielo y el Sol están las aves, en especial las águilas, que en varios textos son los animales en que los naguales se transforman. De otros gobernantes quichés, llamados Cotuhá, Quicab, Cavizimah y Gucumatz, se dice en los libros que eran también hombres prodigiosos. Se les llamaba kaman, katik, «nuestros abuelos, y abuelas”, o kachuch, kakajaw, «nuestra madre, nuestro padre» 12. En particular se menciona a Gucumatz, cuyo nombre es igual al del dios creador, y significa «serpiente emplumada», como el más poderoso. Dice el Popol Vuh:

“Verdaderamente Gucumatz era un rey prodigioso. Siete días subía al cielo y siete días caminaba para descender a Xibalbá [el inframundo]; siete días se convertía en culebra y verdaderamente se volvía serpiente – – [el Titulo Yax añade que era serpiente emplumada]-, siete días se convertía en águila; siete días se convertía en tigre. Otros siete días se convertía en sangre coagulada y solamente era sangre en reposo” 13.

En estas palabras están expresadas las principales cualidades de un auténtico nagual: ascender al cielo; descender al inframundo, y transformarse en los animales sagrados: la serpiente, el jaguar y el águila. Incluso, este nagual se convertía en sangre, el líquido vital que unifica a los hombres con los dioses a través del sacrificio.

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10 Titulo de Totonicapán, pág. 215.
11 Mercedes de la Garza, El universo sagrado de la serpiente cap. IX.
12 Robert Carmack, et aL, La formación del reino quiché, pág. 19.
13 Popol Vuh., pág. 90.

El Título de Otzoya presenta a Gucumatz como un destacado conquistador; cuando llegó basta el mar, señala el texto;

“.. Dicho cacique, por darles contento a sus soldados, se volvió águila y se metió adentro de la mar haciendo muestras de que conquistaba la mar”14.

Pero estos hombres prodigiosos también practicaban ritos ascéticos, como sus ancestros. Dice el Popol Vuh que “ayunaban mucho tiempo y hacían sacrificios a sus dioses”15. El principal antepasado de los cakchiqueles, Gagavitz, era, asimismo, un hombre sobrenatural que realizó proezas como capturar el fuego en el volcán de Santa María Gakxanul.

“En verdad causaba espanto su poder mágico, su grandeza y majestad” asientan los Anales… 16.

Después de vencer a Tolgom, deidad de los terremotos, Gagavitz crea los sacrificios humanos por flechamiento, y se arroja al lago Atitlán, convirtiéndose en serpiente emplumada. También se podía transmutar en el pájaro raxón, cuyas plumas forman parte de los objetos rituales de los chamanes. De varios otros reyes cakchiqueles se dice que «se hacían temer por sus artes de hechicería», como Tepeuh, Caynoh, Caybatz, I-Iuntoh y Vucubatz” 17.
La parafernalia de los naguales mencionados en los textos quichés y cakchiqueles consistía en palios, tronos y envoltorios sagrados, que eran heredados y guardados por cada grupo. El Popol Vuh relata que después de haber gobernado, los cuatro ancestros partieron hacia su lugar de origen (también hoy creen algunos mayas que los chamanes no mueren) y dejaron a sus hijos el Pizon Gagal o Envoltorio de Grandeza, cuyo contenido era invisible porque estaba envuelto. Pero este texto, el Titulo de Totonicapán y la historia y crónica de Don Juan de Torres enlistan los objetos que contenía el envoltorio: huesos de falange de águila, de puma y de jaguar, cabezas y patas de venado (otro animal sagrado relacionado con el Sol), piedras negras y amarillas, guirnalda metálica, plumas de quetzal, de garza y de raxón, cola de buitre, flauta de hueso, tambor y caracoles; red de tabaco, piedras de hongo y sangrador para el auto sacrificio. Además, llevaba un cántaro de agua fría, vasija para el baño y yerbas para refrescarse 18. Todos estos objetos eran usados en los ritos chamánicos; son partes de los animales en que se convierten los naguales; insignias de poder; instrumentos musicales, ya que la música tiene un papel central en los ritos y puede provocar también el trance extático.

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14 Mario Crespo Morales, Algunos títulos indígenas.. – pág. 66.
15 Popol Vuh, pág. 94.
16 Anales de los cakchiqueles, pág. 131.
17 ibidem, pág. 139.
18 Popol Vuh pág. 86; Título de Totonicapán, págs. 181 y 196; Historia y Crónica
de don Juan de Torres, pág. 41.

Objetos para el baño purificador, que fue un importante rito de entrada; los instrumentos para el auto sacrificio, la principal práctica ascética, y las plantas psicoactivas, como el tabaco, cuyo uso era reservado a los chamanes y principales, y se empleó como medicamento y estimulante. Los textos no dicen que el envoltorio contuviera hongos, pero menciona esas “piedras de hongo” que pueden ser talismanes que aluden al uso ritual de los hongos y recuerdan las esculturas halladas en el área.
Tal vez las otras piedras que contenía el envoltorio sagrado servían para la adivinación, pues ésta era una de las funciones de los naguales que tenían poderes de clarividencia, gracias a su extraordinaria visión. Dice el Título Yax que a los señores naguales [nawal ahau] K´ucumats, Q´ikab y C’awísímaj. – –

“todo les era manifiesto. Sabrían que habría muerte, hambre o guerra; seguro que lo sabían. Tenían algo que usaban para consultar todo esto; se trataba de un libro, el Popol Vuh, como era llamado por los ancianos. Ellos eran señores de grandiosa existencia» 19.

Esto es mencionado también en el Popol Vuh, y se trata, seguramente, del calendario adivinatorio, a través del cual se elaboraban las profecías, básicas para la vida, tanto individual como comunitaria. En las obras plásticas encontramos múltiples imágenes que podernos relacionar con estos naguales de los textos coloniales. Destacan
entre ellas los dinteles de Yaxchilán donde se representan mujeres ofreciendo el bulto sagrado al gobernante o vasijas conteniendo los instrumentos para el auto sacrificio, que también formaban parte de los pizon. Y es notable la figura del llamado «Fumador» del Templo de la Cruz de Palenque, que lleva una pipa de la que emergen grandes volutas de humo y porta una piel de jaguar sobre la espalda. Thompson dice que se trata del dios jaguar 20, pero parece ser más bien un nagual, pues presenta elementos del dios K (deidad de los auto sacrificios, siempre relacionada con los gobernantes), como flamas en la frente y ojo serpentino, lo que alude a sus prácticas ascéticas; fuma su tabaco, y se cubre con su piel de jaguar. Además, la figura está colocada a la entrada del santuario, que en su interior contiene la representación de Itzam Na, la gran serpiente bicéfala, símbolo de la energía sagrada del cielo, y al lado contrario, en la misma posición que el chamán, hay un sacerdote con las insignias de dicha deidad celeste, lo que nos expresa que ambos son sacerdotes. Entre los mayas de Yucatán también existió en la época prehispánica el sacerdote con poderes de nagual, pues el Diccionario de Motul

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19 Título Yax, folio 9r.
20 Thompson, Historía y religión de los mayas, pág. 141.

registra los conceptos existentes, principalmente el de uaay, que aparece también entre los Tzeltales y que se define como:

«Familiar que tienen los nigrománticos, bruxos o hechizeros, que es algún animal, que, por pacto que basen con el Demonio se convierten fantásticamente; y el mal que sucede al tal animal sucede también al bruxo cuyo familiar es»21.

El ah-pul-yaah era el brujo “echador de enfermedad”, y había muchos, según el tipo de enfermedad que ocasionaran. El h-meo, que todavía existe, era un mago que se podía transformar en bestia 22 y el chilam balam, «sacerdote-jaguar», era el chamán especializado en la adivinación. Al parecer, éstos profetizaban en estado de trance extático, echados en el suelo, tal vez ayudados por alguna droga, como el ix tabentum (ololiuhqui) y por sus prácticas ascéticas.
Del momento de la Conquista, tenemos la referencia de otros naguales quichés. Uno de los más famosos, por haberse enfrentado a Pedro de Alvarado, en la batalla de Rosabaltucur, el 12 de febrero de 1524, fue Tecún Umán. El hecho se relata en los títulos de Otzoya y del Ahpop Uitzitzil Tzunun, entre otros, e incluso es mencionado por cronistas españoles, como Fuentes y Guzmán. Este nos dice que en la batalla los indios;

«procuraron valerse contra ellos de mayores fuerzas que las humanas.. del arte de los encantos y Naguales» 23 “y así, los señores Nehaib e lzqttin Nehaib se convirtieron en jaguar y puma, mientras que Tecún Umán se volvía águila.” y luego el capitán Tecún —dice el Titulo de Otzoya— alzó el vuelo, que venía hecho águila lleno de plumas que nacían… de sí mismo; no eran postizas. Traía alas que también nacían de su cuerpo» 24.

Tres veces voló al cielo Tecún Umán para luchar contra Alvarado. En la segunda logró arrancar la cabeza del caballo del conquistador, pero en la tercera, él mismo se clava en la lanza de su enemigo, muriendo en seguida. El ejército quiché, al ver muerto a su jefe, se rindió. Alvarado, por su parte, dice que los viejos se disfrazaron de pájaros quetzales para combatirlo, por lo que puso al sitio el nombre de Quetzaltenango 25.

En la época colonial, el nagualismo fue identificado con la brujería europea, por presentar varias ideas afines, entre las que estaba la transformación del brujo en animal. Así, los conceptos de «magia negra y de pacto con el diablo» se integraron a las creencias indígenas.

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21 Diccionario de motul folio 439r.
22 Alfonso Villa Rojas “Patrones culturales mayas..”, págs. 378-379; Daniel
Garrison Brinton, El Folk-lore de Yucatán.
23 Antonio de Fuentes y Guzmán – Historia de Guatemala vol. 1 pág. 84.
24 En Crespo Morales, op. cit, págs. 70-71.
23 Titulo de Ahpop Uitzitzil Tzumún, págs. 27 y 33.

En las obras de los cronistas españoles encontramos ya esta confusión, que no aparece en los textos indígenas quichés y cakchiqueles que hemos citado.
Generalmente, se consideró como una secta perversa llegada de otros países. Lo menciona el obispo de Chiapa, Francisco Núñez de la Vega, en el siglo XVII, dándonos a conocer así que la creencia pervivía; y en el siglo XVIII, el cura de Ciudad Real, don Ramón Ordóñez y Aguiar, dice que es una de las supersticiones egipcias introducidas en la región por los mexicanos, que venían de Cartago. La idea del nagualismo como una peligrosa secta fue muy difundida, pues la encontramos en varios historiadores de ese siglo, y transciende hasta el siglo XIX, cuando se afirma que era una organización secreta que pretendía oponerse al cristianismo y al gobierno 26.
Pero en las comunidades indígenas, el nagualismo se conservó con sus ideas básicas de la capacidad transformadora de un brujo y sus poderes de adivinación y de curación. Entre los quichés actuales, los chamanes son los chuchkajau, descendientes de aquellos kachuch, kakajaw, «nuestra madre, nuestro padre», mencionados en los textos indígenas del siglo XVI. Los chuchkajau son hombres con poderes sobrenaturales, cuya profesión consiste en la adivinación, la brujería y ser los mediadores entre los hombres y los antepasados deificados, en todos los problemas de la vida- Son expertos en el manejo de fuerzas misteriosas, que llevan a cabo ceremonias para otros mediante un pago.
La profesión no es exclusivamente masculina, pero hay muchos más chamanes que chamanas. No cualquier persona puede llegar a ser un chuchkajau, sino sólo aquellos elegidos por los dioses, que reciben un mensaje a través de sus sueños o de una enfermedad. Cuando alguien recibe esta llamada no puede negarse a entrar en la profesión, pues si lo hace, muere. El elegido debe llevar a cabo una ceremonia de iniciación que dura ciento ochenta días y que consiste en diversos ritos y sacrificios, así como la instrucción al iniciando por parte de un chuchkajau. El maestro enseña al discípulo el arte de la adivinación, el simbolismo del calendario ritual y los ritos curativos, entre otros. Al final de la ceremonia de iniciación, recibe un envoltorio sagrado y las instrucciones para usarlo y cuidarlo 27.
El envoltorio se llama pilei tsitei o varapunta, y consiste en 100 semillas rojas del árbol de pito, con una o dos piedras talladas antiguas encontradas en sitios arqueológicos, o de cristal de cuarzo. Todo esto
se conserva envuelto en un paño rojo y es lavado periódicamente en aguardiente. Es importante destacar que el árbol de pito es una planta

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26 Ver De la Garza, El universo sagrado.., págs. 123-125.
27 Ruth Bunzel, Chichicastenango.

narcótica de flores rojas comestibles, cuyas semillas, del mismo color, son semejantes a los frijoles. Estas semillas, llamadas tsité, son precisamente las que emplean los adivinos Ixpiyacoc e Ixmucané del Popol Vuh , para indicar a los dioses creadores si el hombre de madera serviría o no para venerarlos y sustentarlos. Estos adivinos ancestrales aparecen, así, como los primeros chamanes, carácter que se corrobora con fina referencia de fray Antonio Márgil de Jesús perteneciente al siglo XVII, quien nos dice que los brujos, como ceremonia de
iniciación, permanecían tres días en el interior de una cueva, como aprendices de dos viejos, llamados Bucanel (Ixmucané) y Tit Espiacoc (Ixpiyacoc), los cuales les enseñaban las transformaciones en animales, las hechicerías y la curación de las enfermedades 28.
De este modo, al igual que sus remotos ancestros, los chamanes quichés de hoy poseen su envoltorio sagrado y usan las mismas semillas para practicar la adivinación, que tiene como una de sus principales finalidades la curación de las enfermedades. Estos envoltorios ya no tienen los múltiples objetos que contenían los antiguos, pero conservan las piedras, que muchas veces son de cristal de cuarzo, mineral asociado al chamanismo en diversas partes del mundo. Cuando el chuchkajau quiere consultar al oráculo, abre el envoltorio, acomoda las piedras que contiene, toma un puñado de semillas y pronuncia esta invocación a Dios y a los ancestros:

«¡Salud nuestro padre Jesucristo que estás en el cielo, y también nuestro padre Jesucristo que estás en el Calvario, y también nuestras primeras abuelas y abuelos que vinieron ante los altares, los dueños de la varapunta, los dueños de las semillas de pito, los dueños de la adivinización por el maíz y por la sangre. Vengan aquí.. »29

Pide después permiso para hacer la adivinación y expresa su pregunta. Acomoda las semillas que ha tomado en su mano en grupos de cuatro; si salen pares, la respuesta es afirmativa, si no, es negativa; y si sobran dos, es dudosa. Esta es la forma más simple de adivinación; hay otras mucho más complejas, que involucran los nombres de los días del calendario, los cuales se van recitando en secuencia. De las prácticas ascéticas y los trances extáticos hay pocos datos actuales, no sólo sobre los quichés, sino sobre los distintos grupos mayanses. tal vez ya no son tan importantes como en la época prehispánica. Pero si sabemos que, por lo menos, el uso del alcohol, del tabaco y de semillas narcóticas como el tzité, son esenciales en las prácticas chamánicas, y otros grupos mesoamericanos muy cercanos a los mayanses, como los mixes y los mixtecos, siguen usando hoy hongos y otras plantas alucinógenas para ejercer la adivinación y curar. 30.

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28 Sáenz de Santa María, Una revisión etno-relígiosa.. – págs. 477-478.
29 Bunzel, op. cit., págs. 344-345.
30 Ver Millar, “El tonalamatl….”; Ravicz, “La mixteca….”

Los chuchkajaus quichés pueden también hacer brujería, es decir, enviar mágicamente daños y enfermedades, y entonces se les denomina ah itz, “el brujo”. Esta distinción entre chamanes buenos y malos se encuentra en otros grupos mayanses; por ejemplo, los k’ekchís y pokomchís llaman a los adivinos y curanderos ah Kin zahorín y a los brujos ah itz, considerándolos como aliados de las fuerzas malignas y guiados por la envidia, uno de los sentimientos más condenados por los indígenas 31. También los zutuhiles llaman ah itz al brujo 32. El término
zahorín, que viene del árabe zahorí, «geomántico», es muy común en Guatemala para referirse a los chamanes, pero a veces se usa la palabra chimán, «abuelo», como entre los ixiles y los mames 33. Las principales funciones de los chamanes buenos son adivinar y curar, y de los malos, enviar enfermedades, por ejemplo, introducir mágicamente en el cuerpo de la víctima animales ponzoñosos, espinas y otros objetos, así como robar fetos y causar la pérdida del alma. Los brujos son muy temidos en todas las comunidades, y muchas veces son asesinados a causa de sus malas artes. Sin embargo, también saben curar, sobre todo las enfermedades que ellos mismos envían; incluso tienen un santo, cuya protección comparten con los chamanes buenos: San Pedro (un San Pedro en el que se fusionan las figuras del apóstol y del mártir). Tal vez este santo fue escogido como patrón de los brujos porque, como dicen ellos mismos:

« – – – tiene la llave del cielo, tiene la llave del infierno. El nos abre la puerta, él nos suelta de acuerdo con nuestro destino en el mundo» 34.

Esto sugiere las capacidades chamánicas de ascensión al cielo y descenso al inframundo. Por lo menos, el santo es el único que puede “abrir las puertas” y hacer penetrar a los hombres en esos ámbitos ajenos; y, además, de él depende el cumplimiento del destino de cada quién.
Los zutuhiles veneran a una deidad llamada Maximón, que se formó con las figuras de Mam, el viejo dios maya del mal; Pedro de Alvarado, conquistador de Guatemala, y Judas. El dios es protector de los asuntos sexuales, protector contra los ladinos y patrono de los brujos y curanderos. Maximón, que puede relacionarse con San Pedro, tal vez por la identificación de este santo y Pedro de Alvarado, llama a los hombres para ser ajkunes o chamanes causándoles una especie de locura que puede provocar la muerte si no acuden al llamado.

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31 Gustavo Correa, «Espíritu del mal.. – », págs. 65-75.
32 E. Michael Mendelson, «Los escándalos,,,», pág. 121.
33 Ch. Wagley, Santiago Chimaltenango. – -, pág. 208.
34 Bunzel, op. cit., pág. 325.

A los ajkunes se les llamaba antiguamente nawales, porque tenía nawal, que según ellos es: “una cosa que separa a un hombre de los demás hombres; un espíritu puro de Dios y también una oración que un hombre tiene dentro de sí”35.
La palabra nawal en este grupo también equivale a sagrado: de la Biblia dicen en las oraciones «nawal libros, nawal tinta, nawal leyes, nawal justicia», etc. 36.
Es sorprendente, así, la significación que este término náhuatl ha adquirido al paso de los siglos.
Y respecto de la transformación del nagual en animal fue una creencia tan fuerte, que pervive en casi todas las comunidades indígenas de Mesó América. A su lado se conserva también la creencia prehispánica en un alter ego animal en el que reside una parte del espíritu de cada ser humano, por lo que el hombre está ligado a su animal desde el momento de su nacimiento hasta el de su muerte, compartiendo con él su destino. A este concepto se le ha llamado tonalismo, y no se adjudica a la brujería porque es un aspecto de la condición humana: es algo natural, mientras que transformarse a voluntad en un animal es un poder sobrenatural que sólo unos cuantos llegan a poseer. Sin embargo, por una confusión de los términos iniciada por los frailes y cronistas coloniales, quienes no lograron entender la diferencia ni el sentido de estas creencias, resulta que a veces hasta los propios indígenas llegaron a llamar nagual al compañero animal, como ocurre con los quichés. Por ello, es muy fácil confundir hoy las dos creencias, que coexisten en grupos como los tzotziles. Para ellos, cada individuo tiene su otro yo animal, llamado wayjel; pero, además, algunas personas extraordinarias tienen la facultad de convertirse cuando lo desean en ciertos animales, para dañar a sus enemigos. Estos son los naguales. Los animales de los naguales son los que están asociados con la oscuridad o que tienen alguna cualidad notable, como águila, zopilote rey, colibrí, pájaro carpintero, paloma, lechuza, zorro, grillo y mariposa nocturna. Incluso, por influencia europea, pueden ser naguales animales como vacas, caballos, perros, cabras y puercos. En esta forma, los brujos merodean por las noches y pueden comerse a los animales compañeros de los demás, ocasionando así la muerte de los hombres, pues al morir su otro yo animal, un hombre pierde la vida 37.
Los tzeltales consideran que el nagual es un hombre cuyo espíritu puede adoptar la forma de un animal o de un fenómeno natural, y

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35 Mendelson, op. cit., pág. 91.
36 Ibídem, pág. 106.
37 W. Hollanó, Medicina maya. -; C. Guiteras, Los peligros. –

afirman que los animales de los naguales son el gavilán, la lechuza, la culebra, el toro, el zorro, el perro, la iguana y el jaguar 38.
Las aves nocturnas se asocian siempre a los naguales por su extraordinaria visión; el nagual es el que puede ver lo que los demás no ven, y además vigila en las noches a los hombres. Así, los pokomames llaman a los brujos lichus o lechuzas, porque, además de utilizarlos como mensajeros, pueden trausformarse en esos pájaros.
Con esta capacidad se nace, aunque las demás facultades de los brujos se adquieren con el aprendizaje. En Chinautla se contaba el caso de un hombre que se acostaba cara arriba bajo un árbol, con la boca abierta, y de
ella salía un pájaro que luego regresaba con dinero bajo sus alas, y volvía a entrar por la boca del hombre. Un día lo voltearon hacia abajo y el pájaro no pudo entrar, «.. carente de alma —dicen— el cuerpo se murió» 39.
Esto significa que es el espíritu que habitualmente reside en el cuerpo humano, el que se externa para adquirir la forma de un animal, mientras el cuerpo reposa. En cambio, el alter ego animal tiene permanentemente dentro de sí una parte del espíritu del hombre. Esta idea se encuentra también entre los mayas de Yucatán, quienes piensan que se puede destruir a un brujo evitando que vuelva a recuperar su forma humana. El brujo se transforma en animal mediante un rito mágico que consiste en dar nueve saltos mortales sobre otro brujo. Para volver a la forma humana se ejecutan los saltos en sentido inverso. El animal en que el brujo se transforma se llama uay o familiar,
y el poder de transformarse se adquiere haciendo un pacto con el demonio 40.
Los uayob son generalmente animales domésticos, como el perro, el gato y el toro, y es brujo algún h-men o curandero, un viejo excéntrico, una muchacha enferma, etc., es decir, personas con alguna anormalidad. En estas creencias de los mayas yucatecos vemos más determinante la influencia de la brujería europea, ya que se han conservado menos las creencias prehistóricas. Volviendo a los tzotziles de Chiapas, los llamados «principales», que son los curanderos y chamanes, con facultades sobrenaturales, tienen hasta trece alter ego zoomorfos de los más poderosos, como jaguares, pumas y coyotes, lo que nos recuerda a los antiguos naguales quichés, asociados con águilas, pumas, jaguares y serpientes. Entre los animales compañeros de los tzotziles hay algunos que son naguales, y todos ellos son los dioses de las montañas sagradas, que comparten el nivel más alto con los ancestros divinizados, y cuidan y alimentan a los animales compañeros de los demás hombres, por lo que se les denomina petometik (abrazadores) y kuchometik (portadores) 41.

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38 A. Villa Rojas, “El nagualismo…. “ pág. 244.
39 Rubén E. Reina, La ley de los santos. – -, pág. 250.
40 Redfield y Villa Rojas, Chan Kom.., págs. 178-179.
41 Holland, op. cit., pág. 113.

Los ancianos principales pueden transformarse a voluntad en sus animales naguales para perjudicar a otros, como lo hacían aquellos salvajes ascetas del Popol Vuh, que por las noches se convertían en jaguares para atacar a las tribus, con el fin de procurar el alimento de sus dioses. Como a los antiguos tzotziles mencionados en los textos coloniales 42, a los de hoy se atribuye una extraordinaria capacidad de visión; pueden localizar a su víctima incluso a través de las montañas y enviarle el poslom o energía del mal, para provocarle una enfermedad o la muerte. El daño mayor es «cortar la hora», que significa provocar la muerte con una lenta agonía. Pero los naguales más poderosos no son los brujos convertidos en animales, sino en fenómenos naturales, como remolinos de viento, bolas de fuego, rayos y cometas. Los últimos se consideran los supremos, porque logran hacer los vuelos más altos en el cielo 43.
Esta facultad de los brujos también se menciona en los textos coloniales, y la describe extraordinariamente el obispo de Chiapa, Francisco Núñez de la Vega, en el siglo XVII. Dice así:

«Aluden al Nagual, que se llama Poxlon en algunas provincias. – – el cual es entre los indios muy temidoo. Y por declaración y confesión de muchos reos reconciliados nos ha constado que es el Demonio, que como pelota o bola de fuego anda por el aire en figura de Estrella, con cauda a modo de corneta» 44.

Los dos tipos extremos de alter ego entre los tzotziles de San Pedro Chenalhó, son los llamados «capricho» y «humilde», que en tzotzil se conocen como «el de pequeño corazón» y «el de gran corazón». Estos corresponden a los chamanes. El «capricho» es violento, obstinado, agresivo, atolondrado; mientras que el «humilde» es comprensivo, paciente, de genio suave y considerado. Así, el «capricho» se asocia con los brujos y el «humilde» con los chamanes buenos. El primero tiene como animal al jaguar y es llamado ti’bal, brujo dañino; y el segundo, al colibrí, y se le conoce como totilme’il, el pastor 45.
El nagual que se convierte en jaguar está asociado, así, al poslom, potencia del mal, del cual es la epifanía animal. Los tojolabales, por su parte, dicen que los hombres fuertes tienen como alter ego al tigre (jaguar), y los buenos y limpios, al colibrí, coincidiendo con los tzotziles 46.
Sin embargo, los mames consideran que «un hombre fuerte que es muy bravo tendrá un tigre por nagual» 47, y los zutuhiles, en un mito de origen acerca de los antepasados, dicen que éstos provocaron una gran lluvia que destruyó la ciudad de Antigua,

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42 Historias de los Xpantzay, en Crónicas indígenas de Guatemala, pág. 133.
43 Holland, op. cit., pág. 143.
44 F. Núñez de la Vega, Constituciones Diocesanas,.., pág. 133.
45 Guiteras, op. cit., pág. 237.
46 M. Ruz, Los legítimos hombres,,,, vol. II, pág. 39.
47 Wagley, op. cit., pág. 204.

«.. mientras que todos los tigres de la tierra, que se presume son los espíritus familiares de los antiguos o ajelbal, se congregaron en la cima de un volcán para presenciar la victoria» 48.

De este modo, entre los animales asociados con los chamanes destaca el jaguar, que tiene hoy, como en la época prehispánica, una ambivalencia: representa la fuerza, la valentía y el poder, por lo que es alter ego y el nagual de los hombres de más alto rango dentro de la comunidad, equivalentes a los cuatro hombres primigenios de los textos coloniales. Y a la vez, es la fuerza destructiva e irracional, asociada con los misterios de la oscuridad y del mal. Y como al salir el Sol en la cosmogonía del Popol Vuh, los jaguares se convirtieron en piedra para ser venerados, también los quichés actuales dicen que el jaguar, además de ser un nagual, es un ídolo 49.
La relación de los brujos y chamanes mayas con los animales, especialmente con el jaguar, parece hablarnos de una necesidad de vinculación con las fuerzas naturales ajenas al hombre y a su mundo ordenado y socializado; con aquello que es potente y misterioso; por consiguiente, que es sagrado por excelencia. Aluden, asimismo, al aspecto irracional de la naturaleza humana, que el hombre trata de armonizar con su contrario: la racionalidad y la conciencia. Estas son valencias religiosas universales, y entre aquellos pueblos que también conviven con jaguares, las coincidencias son más estrechas, pues ese gran felino es el símbolo por excelencia de las fuerzas caóticas. El jaguar es el otro: otro yo en el interior del hombre, y otro diferente en su universo, que forma parte fundamental del cosmos, y cuyo reconocimiento permite la estabilidad, el equilibrio vital de la existencia humana. Hemos visto cómo en la mayoría de los grupos mayanses el concepto antiguo de nagual en su significación de chamán, jefe y protector de la comunidad, se ha conservado hasta hoy, aunque a veces se aplica al brujo maléfico, asociado con las fuerzas irracionales y destructivas del cosmos. Aquellos grandes y poderosos naguales exaltados en los textos coloniales fueron los patriarcas de las tribus y los gobernantes supremos. Hoy ya no hay oficialmente gobernantes mayas, pero en los llamados «principales», chamanes y brujos de las comunidades indígenas, que detentan, de hecho, el poder político y espiritual, se sigue conservando viva la tradición prehispánica de que quien gobierna a los demás ha de ser un hombre espiritualmente superior, con dones sobrenaturales otorgados por los dioses y predestinado a ocupar ese sitio dentro de su sociedad. Esta función de apoyo y guía de la comunidad, tanto material como espiritual, que es propia de los chamanes mayas, se expresa,

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48 Mendelson, op. cit., pág. 92.
49 Bunzel, op. cii., pág. 378.

por ejemplo, en las palabras que en una ceremonia de acción de gracias a los dioses de la naturaleza, pronuncia un chuchkajau quiché, y con las cuales termino:

«Soy yo; yo soy dueño de la varapunta. Soy yo; yo escribo- Tal vez ejecuto documentos para la gente de nuestro pueblo y valles, tal vez leo y escucho sus documentos.- – yo viajo, soy dueño de negocio y también sirvo de testigo para la gente de nuestro pueblo y valles, en sus compras (de tierras) y en la ejecución de sus escrituras.
Mundo, perdona mi pecado. Y ustedes, gente de nuestro pueblo y valles, del lado de donde el sol se levanta; y ustedes de donde el sol se pone, vengan conmigo. Y también ustedes de la tercera parte del mundo. Doy mi espíritu a ellos. Doy mi espíritu para ayudarlos, al amanecer, o al mediodía, o al ponerse el sol, o a la medianoche. En todo tiempo vigilo por ellos y los oigo. Mundo, perdona mi pecado. Llámalos ante mí» 50.

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50 Ibidem, pags. 368-369

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nagual

Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana //
[url=http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/termino.php?l=1&t=nagual]http://www.medicinatradicionalmexicana.una…=1&t=nagual[/url]
nagual

También nahual. Sinónimo(s): harbolario (Ver) (1), brujo (Ver) (2), tona (Oax) (3) (4), vivo (Chis) (5). Lengua Indígena: Huave montioc (6), neombasïik (7). Mam waxél (8). Mochó cahwali:l, cet winaq, Pukuj (9). Náhuatl itlacatiliz (DF) (Edo Mex) (7) (10), nahualli (11), tlahuelpuchi (Pue) (12). Otomí Pux’jwai, rogi (13). Popoluca trinilokuts, tsauka, wak-ku’u (5).Tojolabal k’ak’choj, k’intum, tak’in chawuk, tzantzewal, wayjel, yaxal chawuk (2). Totonaco tapalaqni (14). Tzeltal Paslam (15). Tzotzil chamjxchu’lal (16), katajemwakax (17), tsurkuk (16), ve’el’uchjo’ (16), xkatatatentsun (16),yalambe-ket (16). Zoque put’n gu ha’ma (18).

Persona con el don de trasformarse en un animal o algún fenómeno meteorológico. Por lo regular, usa su poder para apoderarse del alma de otros y así enfermarlos. // Alter ego de una persona encarnado en uno o varios animales, o bien en nubes, rayos, torbellinos y demás manifestaciones atmosféricas; si éste enferma o muere, la misma suerte correrá su alteridad humana.

A pesar de la similitud entre las dos acepciones del término, la información etnográfica arroja una diferencia cualitativa entre ambas: en el caso de la trasformación, la forma humana y la animal o meteorológica no existen simultáneamente; en cambio, el alter ego zoológico, coexiste en el tiempo con la forma humana. Las dos definiciones llegan a presentarse en un mismo poblado, como sucede entre los huaves (6 y 7), mazatecos (19 y 20), mochós (9), otomíes (13) (21 y 22), tojolabales (2), tzeltales (16) (23), tzotziles (23 a 25) y zapotecos (3) (26). En otros grupos, dado su grado de dispersión geográfica, el significado cambia de una localidad a otra; tal es el caso de los nahuas, en donde la información señala una marcada tendencia a definir al nagual como aquel que se convierte en animal. Sin embargo, Álvarez menciona que en Hueyapan, Morelos, también se llama así al animal que comparte su destino con una persona (4).

La suerte compartida entre un ser humano y un animal o fenómeno natural también se denomina tona, y de hecho el término puede ser usado como sinónimo de nagual, o bien para diferenciar el concepto referente al alter ego, de aquél relacionado con la trasformación hombre-animal (27). Así, los zapotecos usan cualquiera de los dos vocablos para designar al animal con el cual se comparte el destino (3 y 4) (28), mientras que los chinantecos lo llaman tona, y designan como nagual al individuo que se convierte en animal (29). Es sutil la diferencia que hacen los otomíes: tona es el animal compañero del común de la gente, mientras que nagual es el alter ego de un brujo, o bien un brujo que puede convertirse en animal (21 y 22). Para los mixtecos, el nagual es la alteridad animal de la persona, y la tona es una especie de sustancia etérea que les es común (30).

Es menester señalar la posibilidad de que los términos tona y nagual no sean los empleados en las lenguas de varios grupos étnicos, y solamente funcionen como referentes al explicar o traducir un concepto indígena a una persona ajena al grupo. Tal parece ser el caso de los tzotziles y tojolabales de Chiapas, que traducen como “nagual” varios términos indígenas referentes, ya sea a la conversión o al destino humano-animal.

Independientemente de la palabra empleada, la relación destino-hombre-animal se entabla a partir de nacimientos simultáneos, con uno o varios animales o fenómenos celestes, dependiendo de los matices que dicha relación presenta en las distintas etnias. Se considera que repercuten en la persona las desgracias sucedidas a la contraparte animal. Así, los grupos que asignan varias bestias a un individuo (mixes, mixtecos, huaves, mazatecos, otomíes, totonacos, tzeltales y tzotziles) creen que si una de ellas muere, la persona sólo enfermará, pero si mueren todas, ella también fallecerá.

Por lo general, la gente desconoce a su doble animal, a excepción de los hombres de conocimiento (curanderos y brujos), quienes son capaces de dilucidar la identidad de su alter ego. Los mecanismos que emplean para lograrlo consisten en soñar repetidas veces con un mismo animal, como sucede entre los tzotziles (24). En este grupo también se llega a conocer el nagual de un individuo mediante la interpretación calendárica (31). Asimismo, los mixes de Oaxaca piensan que las personas nacidas en el día ka: comparten su suerte con un jaguar o con una serpiente (32) (V. ši:tu’). Los mixtecos creen que, el día del nacimiento del individuo, la partera determina su nagual mediante una operación que consiste en marcar un lugar fuera de la casa y ver cuál animal dejó su huella durante la noche (33).

Cuando el vocablo denota específicamente la conversión del ser humano en animal, aparece una serie de datos constantes en la información. Por lo regular, la metamorfosis ocurre durante la noche (3) (7) (12 a 14) (18) (23) (29) (34 a 36). Para llevarla a cabo, el individuo realiza una serie de operaciones con tierra, ceniza o fuego. Así, los naguales pames de San Luis Potosí y los popolucas veracruzanos, se revuelcan en la tierra (5) (37); los zapotecos de Mitla, Oaxaca, lo hacen sobre un montón de ceniza (3); en la comunidad poblana nahua de Atla, el nagual debe desprenderse las piernas y saltar siete veces sobre el fuego (12); y los nahuas de Tecospa, Estado de México, observan que este personaje debe brincar sobre una hoguera dos veces, describiendo una cruz (3). Aparece un dato aislado, reportado entre los nahuas de Huitziltepec, Guerrero, donde la conversión se realiza al tomar una pócima hecha con el extracto de un bejuco no identificado (38). Los animales producto de la trasformación, pueden ser tanto domésticos como silvestres; destacan el perro, el puerco y el guajolote como prototipos del primer grupo, y el jaguar o león americano dentro del segundo. En cuanto a la conversión en fenómenos meteorológicos, resulta interesante que la mayoría de los reportes que la mencionan provienen del sur del país. Es el caso de los huaves (6 y 7), mixes (39), nahuas del istmo veracruzano (40), popolucas (5) (39), tojolabales (2), tzeltales y tzotziles (23). Las metamorfosis atmosféricas más sobresalientes son las de conversión a rayo, torbellino, nube y cometa. Los nahuas del Altiplano Central destacan más la conversión hombre-animal que las trasformaciones atmosféricas. Es sugerente la caracterización dañina o benéfica de la trasmutación: por lo general, y sobre todo en el Altiplano Central, la trasformación animal la realiza un personaje maligno, cuya intención es hacer daño a los demás miembros de la comunidad; en cambio, la metamorfosis en fenómenos atmosféricos, generalmente la llevan a cabo los hombres poderosos, protectores de la comunidad. Tal es el caso del montioc huave, personaje que se convierte en rayo o nube para llamar a la lluvia, acudir en socorro de algún enfermo, etcétera (6). El daño asociado a los naguales perniciosos varía en intensidad según la región del país. Los zapotecos de la sierra, así como los pames potosinos, no atribuyen poderes destructivos a estos entes, ya que solamente roban gallinas de corral con el fin de perjudicar económicamente a sus víctimas (7) (37) (41). En este sentido, los zapotecos hacen hincapié en que el nagual es motivado por la envidia, caracterización que no aparece en la literatura referente a otros grupos étnicos (7) (41). Los otomíes, nahuas y totonacos de la sierra Norte de Puebla consideran que el nagual debe alimentarse de sus presas, ya sea robándoles el alma, o bien chupándoles la sangre, ambas acciones con posibles efectos letales (12 a 14) (V. chupada de bruja). Este ser vampiro es llamado pux’ jwai en otomí (13), tlahuelpuchi en náhuatl (12) y tapalaqni en totonaco (14). Resulta curioso que adopte la forma de un ave: el tlahuelpuchi se convierte en guajolote y el tapalaqni en faisán. La trasformación en ave adquiere una particular connotación nefasta, ya que el nagual que la realiza domina el poder del vuelo. En la comunidad mestiza de Chichotla, Michoacán, se cree que las brujas se trasforman en lechuzas para después ir a la casa de su víctima y llamar a la muerte con su canto nocturno (36). En los Tuxtlas, Veracruz, el nagual que adopta la forma de ave recibe el nombre de harbolario y es especialmente temido (1).

Aparte de chupar la sangre o robarles el alma a los desdichados, los naguales trasformadores también pueden enviar enfermedades desde lejos y provocar la intrusión de objetos mágicos en el cuerpo de sus enemigos. Esto ocurre con los itlacatiliz nahuas del valle de México, brujos trasformadores que dirigen sus males a distancia (10). En Tlaxcala y Puebla, se cree que tienen la facultad de provocar que tanto espinas, como lombrices y agujas se introduzcan en sus víctimas (42). Similar creencia mantienen los mixes, quienes les atribuyen el poder de colocar insectos y objetos inanimados en el cuerpo del individuo al que quieren perjudicar (39).

Las personas consideradas naguales reúnen una serie de características especiales. En el Altiplano Central, la mayoría de los datos etnográficos se inclinan a considerar el nagualismo como innato: se nace con la capacidad de convertirse en animal, y ciertos atributos físicos delatan tales poderes. Los nahuas de Tecospa, Estado de México, mencionan que los estrábicos tienen el don de la metamorfosis; también creen que los niños que nacen con un hoyo en la lengua, pueden llegar a tenerlo algún día (3). Los totonacos reconocen a un futuro nagual, en el recién nacido que presenta manchas en la piel o pelaje similar al del jaguar (14). En Atla, Puebla, la población nahua puede reconocer al nagual que se trasforma en guajolote porque en su forma humana cojea, ya que presenta una pierna más delgada que la otra (12). Los otomíes del valle del Mezquital (34), los purépechas (36) y los zapotecos serranos (3), creen que solamente las mujeres tienen la capacidad de cambiar de forma.

Los datos referentes a la iniciación de un brujo trasformador mediante algún tipo de instrucción formal, provienen en su mayoría de regiones fuera del Altiplano Central. Tanto los popolucas del golfo (5), como los zoques del istmo (18) mencionan que el poder de la trasmutación es resultado de un conocimiento aprendido. En la región de los Tuxtlas, el aprendizaje consiste en la lectura de los llamados “libros malos”, entre los que destaca El libro de san Cipriano, no obstante que la revisión del texto no aporta información en cuanto a las trasformaciones animales (1). Finalmente, existe un tipo de iniciación que es más bien accidental, parece circunscribirse a la región de la huasteca y es mencionado por pames y otomíes, aun cuando en ambos grupos predomina la idea del “don” natural del brujo trasformador. Para los primeros, una persona puede adquirir el poder de la metamorfosis, si cae en una cueva o un arroyo y posteriormente sufre ataques periódicos (37). Los otomíes comentan que si una mujer nagual le da de comer tamales hechos con su propia carne a un inocente desprevenido, éste también se convertirá en nagual (43).

Para ser identificado como nagual, además de las características físicas y los procesos de aprendizaje, se considera la situación social peculiar de los individuos. En algunos lugares se acusa, a veces, a los no oriundos del poblado; Madsen reporta el caso de Tecospa, donde un señor originario de Toluca fue acusado de ser brujo trasformador (3). Los otomíes, purépechas y zapotecos sospechan particularmente de las viudas y solteronas (3) (34) (36). Los huastecos dicen que los solteros se trasforman durante la noche en una especie de mosco antropomorfo llamado hamnek, metamorfosis involuntaria por quien la sufre, pero igualmente condenada porque el hamnek puede enfermar de mal aire a quien encuentre en su camino (44).

Mención aparte merece la concepción de la trasfiguración hombre-animal entre los grupos mayenses de Chiapas, en particular entre los tzeltales, tzotziles, tojolabales y mochós, quienes consideran que toda persona nace con uno o varios naguales, entendidos como dobles animales o alter ego múltiples. Puesto que tanto en la naturaleza, como en la sociedad humana, existe una estricta jerarquía, la gente común y corriente posee naguales débiles, mientras que los poderosos, entre ellos los curanderos y brujos, comparten su destino con los animales más fuertes (9) (15) (45 a 47). Los tzotziles son quienes presentan una idea más elaborada sobre el destino compartido entre un hombre y su animal-compañero: cuando nace una persona, en la base de la montaña sagrada de su patrilinaje, nace también un animal que compartirá su destino, y mientras aquélla madura y asume responsabilidades, éste asciende la montaña sagrada. Los hombres que ocupan cargos importantes en la jerarquía religiosa de la comunidad, como es el caso de los curanderos (V. h’ilol), tienen a su animal-compañero en la cúspide de dicha montaña (48). Los tojolabales piensan que solamente las personas de cierto estatus poseen naguales (2). No obstante estas diferencias, las cuatro etnias mayenses consideran que las personas capaces de trasformarse en animal o fenómeno atmosférico son quienes tienen un alter ego poderoso, como el jaguar, el águila o el rayo. Son también quienes conocen la identidad de dicho doble y, por tal razón, pueden trasformarse en él (29). A diferencia de lo que sucede en otras regiones, en particular la del Altiplano Central, estos naguales no son dañinos; al contrario, velan por el bienestar de los habitantes del poblado y solamente perjudican a quien haya quebrantado las normas sociales, castigo que consiste en apropiarse del alma del trasgresor. En tal sentido, comparten características con los montioc huaves antes mencionados. Además, su poder de trasformación no se limita a un animal, ya que es sabido que los poderosos llegan a poseer trece dobles o alter ego en los cuales pueden convertirse. El don que tienen estos hombres ilustres es innato, incluso entre los tzotziles se manifiesta solamente en los individuos que pertenecen a un cierto patrilinaje (48). Los mochós mantienen una creencia particular en cuanto a la metamorfosis hombre-animal, ya que existe la trasformación voluntaria y la involuntaria. La primera es propia del qamam, curandero mochó, y la segunda la sufre el pukuj, persona destinada a trasformarse temporalmente y sin poder hacer nada al respecto (9). El Pukuj mochó presenta este atributo en común con el hamnek huasteco, aunque la información no detalla si el primero es soltero, como sucede con el segundo.

En los grupos mayenses recién mencionados, no todos los informantes hacen una nítida diferenciación entre el nagual como producto de la metamorfosis o como alter ego zoológico. Incluso la creencia parece debilitarse en algunas localidades y reforzarse en otras. Villa Rojas describió este proceso contrastante para dos poblados tzotziles, Oxchuc y Amatenango. En el primero, donde aún perduraban los linajes y clanes tradicionales, el nagualismo presentaba características similares a las descritas en el párrafo anterior, mientras que en el segundo, que apenas conservaba vestigios de linajes antiguos, la creencia iba tomando aspectos distintos, más relacionados con la concepción de trasformación animal maligna, donde el nagual ya no velaba por el bien de su comunidad (45). Köhler no encontró en el pueblo tzotzil de Huistán, Chiapas, la idea del nagual como animal compañero de un individuo, extendida, en cambio, en otros poblados de la misma etnia (23).

Además, en reportes sobre mayas yucatecos (49), nahuas (27), tzotziles (50) y tzeltales (27) (50), se asigna un significado al término, que si bien es parecido a las concepciones de trasformación hombre-animal y destino-hombre-animal compañero, amerita comentarse como una peculiaridad: se dice que el nagual es un alma ferina que reside en el corazón o en el interior de cierta persona especial, y que cuando ésta duerme, la entidad anímica se desprende de su cuerpo y adopta la forma animal. Cabe remarcar que la forma humana aún está presente, dormida en su cama, por lo que difiere de la transmutación hasta ahora descrita, y tampoco encaja con la idea de destino compartido, ya que no hay indicios de vidas independientes pero paralelas, entre el individuo y su alma animal.

No sólo los seres humanos son naguales o los poseen: los mazatecos afirman que los tepescuintles se pueden trasformar en víboras (51), y los tzeltales aseguran que el buen perro de caza tiene un nagual víbora (en el sentido de alter ego) que lo ayuda a cazar (52).

El origen de la creencia en los naguales es atribuido por diversos autores a varias concepciones prehispánicas. En el siglo XVII, de la Serna intentó darle una explicación a partir del calendario indígena:

… a el quarto día [después de nacido el niño] vssan el lauar y passarla por el fuego [que llevaba cuatro días prendido] como dixe, y ponerle [al niño] el nombre del mes, según su Kalendario… y de los días, que tienen dedicados a diferentes animales… y de este genero de Bautizo suyo y destos nombres puestos de diferentes animales saca este Ministro el origen de los Nahualiz y Brujos, y dice que este vocablo mexicano Nahualli se forma y tiene su significado del verbo Nahualtia, que es esconderse, encubrirse o disfrazarse, o arrebolándose; y asi Nahualli será aquel que por la aplicación, que el Padre hiço al recien nacido de dedicarlo aquel animal, cuyo nombre le pusieron a el quarto día se sujeta a él tanto, que se encubre y disfraza debajo de su figura… (11:90).

Viesca atribuye al nahualli prehispánico lo siguiente:

Conocía el cielo y el lugar de los muertos; sabía cuándo llovería y cuándo no, cuándo caería la helada o el granizo; pronosticaba la enfermedad; ante todo no era humano (amotlacatl). Era nacido en ce quahuitl, fecha que hemos visto se asociaba con algún tipo de curandero que obraba prodigios… (53:226).

Chemin Bässler propone un origen prehispánico diferente:

El origen de la creencia en el nahual proviene de los huastecos que tenían un dios llamado Naualpilli… Los aztecas, cuando vencieron a los huastecos en el siglo XV, llevaron este dios a la Gran Tenochtitlan como trofeo de su victoria y el ‘Gran Nahual’ fue sincretizado con la deidad nacional de las aguas, Tlaloc, el viejo dios jaguar. El ‘Gran Nahual’ hizo desencadenar la lluvia pero también se transformó en buho y otros animales feroces, y en esta forma provocaba males y enfermedades… (37:206).

Moscoso Pastrana cita a González Obregón para explicar el origen del nagualismo en Chiapas:

En su sentido primitivo, se deriva de ‘nahualli’: secreto misterioso, oculto; en su origen es aplicado a las tribus de idioma mexicano, porque fueron sus sacerdotes y señores quienes introdujeron en Temoauchan o Chiapas los misterios horrorosos en los cuales se derramaba mucha sangre humana, y que estaban mezclados con una multitud de supersticiones, cuyos ritos tomaron después el nombre de ‘nahualismo’ (24:13).

La interpretación aportada por de la Serna es la que posiblemente aclare mejor la sinonimia establecida actualmente entre nagual y tona. Según las predicciones delTonalamate, libro calendárico prehispánico, el destino de una persona estaba determinado por el día de su nacimiento o, en su defecto, por el día en que le daban un nombre. En esa ocasión, la persona recibía su tonalli, entidad anímica relacionada con el calor solar (27). Debido a la representación de los días con figuras animales (entre otras) ilustradas en el Tonalamate, tal y como lo señala de la Serna, se cree que con el paso del tiempo se estableció en la conciencia popular una relación paralela entre ambos mundos, el animal y el humano. Esta argumentación resulta validada por el hecho de que hoy en día, los tzotziles y los mixes identifican al nagual del recién nacido en función del día de su nacimiento (31 y 32).

Índice de Autores

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Un Estudio sobre Tonalismo Y Nagualismo de la Antigua Cultura Nahuatl

Un Estudio sobre Tonalismo Y Nagualismo de la Antigua Cultura Nahuatl
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Vamos a disponer una construcción corporal en el mundo de la antigua cultura náhuatl bajo el influjo de dos creencias: el tonalismo y el nagualismo. Confirmamos el paso del humano a la forma animal bajo distintas condiciones del discurso mítico, principal alimentador del pensamiento religioso. Iniciamos con algunas historias de los dioses mesoamericanos y su paso a las formas animales. Sin embargo, existen maneras distintas en el discurso de las transformaciones, de manera que la planta también adquiere atributos humanos. Tratamos en este trabajo una serie de sustancias mitosomáticas, o sea, la mezcla de las “sustancias” del mito con las sustancias del cuerpo. No dejamos de mencionar el importante desempeño del calendario en todos estos discursos. Un nivel diferente ocupa la herbolaria y su influencia en la conceptuación del cuerpo mágico. Completamos nuestra descripción del cuerpo mágico con los rituales de sacrificio, pues con ello culmina un proceso radical de transformación y regeneración del mito como elemento mediador del cuerpo y la cosmogonía.

El sustantivo tonalli, derivado del verbo tona, “irradiar” (“hacer calor o sol,” según Molina), tiene varios significados: en uno remite al destino de la persona por el día en que nace. Muy significativo es que el vocablo tonalli consigna el simbolismo solar. El tonal asimismo remite a la acepción de espíritu familiar. Sahagún indica que el alma del infante era enviada del cielo más alto de Omeyocan, lugar de la dualidad. Después del nacimiento el infante es abandonado en el templo un par de noches, en este lugar se riega ceniza sobre el suelo; en tal forma los sacerdotes determinan las huellas que dejan los animales que pasan por allí, de esta manera el infante recibe de manera permanente, por compañero y guardián, a la bestia que lo visitó durante la noche (cfr. Beltrán, 1973).

En el tonalismo se plantea una relación entre animal y ser humano. Tal asociación toma lugar desde el mismo nacimiento del infante. El animal se ubica en un monte cercano al lugar donde acontece el nacimiento. La persona adopta una relación con su “tona” que la acompaña hasta su muerte. Sin embargo, López Austin estima que “faltan bases para afirmar si existió esta creencia en toda Mesoamérica” (1980, p. 431).

Sobre el nagualismo se opera una especie de proceso histriónico que yo identifico como etnodrama. En este etnodrama, el mago tiene la capacidad de adoptar una apariencia animal y luego puede retornar a su figura original cuando revierte el proceso. En el etnodrama existe la posibilidad de animar el drama de la transformación y así ubicarlo en el gran texto de la cosmogonía.

La cosmogonía náhuatl registra la transfiguración del dios Tezcatlipoca, que entre diversas formas tomaba la del coyote, ser fantasmal y zorrillo. Su nombre significa “Espejo humeante”, aparece con tal objeto en la nuca y una serpiente en uno de sus pies. El espejo puede evocar su naturaleza misteriosa y en constante cambio.

Se sabe que los espejos de obsidiana y otras piedras tenían un uso en la brujería y necromancia. Ponemos de manifiesto el efecto turbulento de esta deidad que causa discordia y conflicto en donde se hace presente. Pero también conserva una naturaleza dual pues así como puede traer destrucción, puede traer fortuna. Es un dios que encarna el cambio mediante el establecimiento del conflicto.

Muchos de los dioses adoptan formas animales, es el caso del tlacuache en Quetzalcóatl, el venado en Mixcóatl o bien el colibrí usado por Huitzilopochtli. Los dioses tenían dobles animales.

En el gran parque del emperador Moctezuma los militares españoles observaron jaguares y pumas. Una variedad de extraños monos, armadillos y gran cantidad de pájaros multicolores. Asimismo se alojaban mujeres barbadas y enanos deformes. Sobre los enanos y jorobados se pensaba que eran emisarios de los cielos. Los seres deformes se asociaban a los ahuiateteo, dioses del placer y de los excesos físicos.

El investigador Michel Graulich propone que el “Zoológico de Moctecuhzoma” albergaba los nahualtin de los dioses (cfr. Olivier, 1999 y Dembech, 1965). Registramos una historia que se narra en el Códice Nutall, (pp. 14-20) para sondear ciertas transformaciones del nagual.

En el relato la primera señora 3 Pedernal adopta la forma de una serpiente emplumada con el propósito de visitar a la diosa 1 Águila, la Abuela del río, dueña del Poniente y así quedar preñada. Cuando la diosa escucha su plegaria le obsequia una joya, indicación cierta de que iba a quedar encinta. Posteriormente se prepara el temazcal o baño de vapor como se acostumbraba para preparar a las mujeres que dan a luz. Nace su hija 3 Pedernal. La madre se transfigura de nuevo en su nahual, la serpiente emplumada (cfr. Jansen y Pérez Jiménez, 1998).

La fuerza del tonalli se ubica en la cabeza de la persona. La pérdida del tonalli o sombra –hemos de anotar la semejanza con ciertas características umbrosas que pertenecen a Tezcatlipoca – implica que ésta abandona el cuerpo por la noche y así se expone a ser dañada por un hechicero. Hoy en día entre los nahuas de Pajapan se mantiene que una hemorragia supone la pérdida de la sombra. El tonalli emplea a la sangre como su vehículo. Ruiz de Alarcón explica que cuando enferma una criatura consultan a la curandera o ticitl quien habla de una falta de hado, fortuna o estrella, todo lo cual abarca el tonalli. Sin embargo, son las llamadas tetonaltique las que devuelven el tonalli al lugar que corresponde. El procedimiento curativo consiste en hacer reflejar el rostro del enfermo sobre el agua, si notan el rostro obscuro, o cubierto con alguna sombra se diagnostica la ausencia del hado y fortuna, por el contrario, si el rostro aparece claro, se concluye que el niño no tiene una enfermedad grave y tan sólo lo sahuman. El tonalli marcaba un vínculo personal con el mundo de los dioses. Señalan este vínculo en “forma material, aunque invisible, como un hilo que salía de la cabeza del individuo” (López Austin, 1980, pp. 238-239).

En relación al tonalli solía hacerse una ofrenda de recortes de uñas y cabellos a el ahuítzotl, un animal al servicio de Tláloc, el dios de la lluvia. De aquí se plantea una curiosa escatología que consiste en ofrecer desechos corporales, aunque estas partes del cuerpo guardan la fuerza vital de las personas (cfr. López Austin, 1980).

Entre lo nahuas el ahuitzotl era una especie de nutria, el final de su cola se remataba con una mano humana que le servía para atrapar a sus víctimas que luego llevaba hasta las profundidades del agua. Los ahogados se incorporaban al ejército de muertos que servían a Tlaloc. Los cuerpos eran devueltos después, despojados de pelo, uñas y ojos. (Consultar el texto de Carmen Aguilera).

Un aspecto especialmente sobresaliente en una mitología corporal del tonalli es que no puede estar expuesto sin que se busque alguna cobertura que lo proteja. En tal sentido se administra una piel mágica de la planta que llamaban tlacopactli. Eran las tetonaltique o especialistas en devolver el tonalli que aplicaban la raíz de la planta en la mollera de los niños. Formaban collares de cuentas y se pensaba que el espíritu del muchacho quedaba atrapado en las cuentas de la planta. Este espíritu se encargaba de hacer penitencia por el muchacho. Pero es en la planta que se aloja el tonalli.

De manera análoga a la conformación del tonalli se encuentra una sustancia telúrica que se denominaba como ihíyotl . Pero solamente el nigromante era capaz de liberar el ihíyotl nagual como algunos lo denominaban. Esta entidad se albergaba en el hígado. Comprendemos porqué era la entidad predilecta del nigromante y con la cual podía transformarse, de manera deliberada, en animal. El ihíyotl aparecía como lugar luminoso, tenía el poder mágico de influir sobre otros seres pues lograba atraerlos a una persona, animal u objeto. Asimismo podemos distinguir las facultades racionales del tonalli de las más pasionales del ihíyotl. Existirá, tal vez, mayor movilidad en los atributos pasionales del ihíyotl. Me refiero a esa dinámica de los cambios en el estado de ánimo (consultar a López Austin, 1989).

Encontramos un material que define al nagual por la fecha ce quiahuitl o lluvia de su nacimiento. Esta condición puede asociarse al dios Naualpilli o gran Nagual, famoso dios huaxteca. La confederación azteca al momento de aniquilar el poderío huaxteca, secuestra al dios que resulta asimilado a Tlaloc, deidad de las aguas. Nahualpilli era conocido como nahualli, sabio, hechicero o nagual (ver a Beltrán, 1973). Por otro lado, no hay que olvidar que Tezcatlipoca o “Espejo humeante” era el hechicero por antonomasia del Posclásico tardío y se consideraba capaz de mudar su forma por la de un jaguar. Es pertinente mencionar que el gran nagual era igualmente asociado con el jaguar. El sacerdote que lo veneraba era identificado con el nombre oceloquacuilli o sacerdote jaguar (ver Beltrán, 1973).

En este punto me detengo en algunos estudios de Laurette Séjourné sobre la figura de Tezcatlipoca para destacar ciertos atributos que derivan del calendario, así pues en el jeroglífico del decimotercer día aparece un ser negro con los ojos vendados e identificado con Tezcatlipoca, por el espejo humeante. También aparece un hombre rojo que expulsa una sustancia blanca espumosa en algunos casos y amarilla en otros. El personaje rojo está emparentado con Atlazolteotl “Nuestra señora comedora de inmundicias”. En tal sentido se menciona un excremento divino, rasgo que nos hace recordar el peculiar ritual escatológico, en relación al tonalli, donde los desechos corporales alimentaban al ahuitzotl. No intento crear una equivalencia, sólo me limito a señalar algunos sedimentos del pensamiento mitológico. Sin embargo, para constatar la naturaleza escatológica de la deidad notamos que en el jeroglífico 15 águila del calendario notamos al Tezcatlipoca rojo que exhibe los signos de la materia fermentada y espumosa. Esta constitución escatológica tiene mayor apoyo en el papel que juega Tezcatlipoca como “materialización de la duración de la vida humana” [véase muerte] …” (Sejourné, 1983, p. 277)”.

Un dato complementario en la construcción de nuestro relato sobre la escatología nos conduce al arte lapidario de los nahuas. Los artesanos empleaban un poderoso pegamento que proviene de un árbol parecido al mezquite. Según el enviado por Felipe II, el protomédico Francisco Hernández, la mezcla de la goma se ponía a cocer con resina y arena. El resultado era el de una consistencia muy dura que le servía al lapidario para unir piedras y así fabricar los espejos (cfr. López Austin, 1988).

Una dimensión diferente del cuerpo mágico es la que encontramos con el uso de toda una herbolaria sagrada. Así tenemos el caso del peyote, cacto que tiene un efecto psicotrópico y cuyo alcaloide más conocido es la mescalina. El péyotl era una planta del Mictlán, región de las deidades de la muerte. Los nigromantes se encerraban para consumir el peyote y así consultar a los dioses. El objeto era curar enfermedades. El nigromante se denominaba Payni (ver Alarcón, Serna, Aguilera). El cuerpo mágico del peyote tiene una parte femenina en las cihuapipiltin, o sea las acompañantes del sol. Ellas eran las mujeres que morían en el parto. Así el peyote era conocido como tlazolcihuapilli, mujer hechicera y divina. Tenemos una serie de características del tonalismo, no sólo por las implicaciones solares, además sabemos que el péyotl significa “el resplandeciente”. Parece un término muy adecuado pues entre los efectos del cacto se registran “imágenes brillantemente coloridas y auras débilmente resplandecientes que parecen rodear a los objetos del mundo natural …” (Furst, 1980, pp. 200-201).

No puedo extenderme demasiado en los rasgos tan sugerentes que unen la herbolaria sagrada al cuerpo mágico. Sin embargo, es imposible dejar de mencionar la escultura extásica o estatua de Xochipilli “Príncipe de las flores”. Esta efigie representa una entidad sumida en el Temicxoch o “flores del sueño” como las describían los nahuas. El aspecto más impresionante de la estatua es que las partes descubiertas de su piel de piedra muestran distintos relieves de flores. También el cuerpo tiene labrados unos hongos, en las rodillas, el antebrazo derecho y en la parte superior de la cabeza. Estos hongos era los teonanácatl o “carne de dios”. La estatua descansa sobre un pedestal que se encuentra labrado. Es pertinente mencionar la presencia de una mariposa sobre este pedestal. La mariposa parece alimentarse del teonanácatl. Regresando a la estatua se encuentra el glifo del tonalo , que sabemos está incorporado al sol, a la luz pero también a las mariposas (cfr. Wasson, 1982).

A manera de explicación el teonanácatl se refiere a los hongos psilocíbicos, de donde proviene toda una dimensión sacralizada de un imaginario psicotrópico. En referencia a lo cual tenemos que, “la experiencia alucinogénica era llamada Temixoch, ‘el sueño florido’ (Furst, p. 139) Por ende lo relacionado con la flor, entre los nahuas, a menudo funcionaba como metáfora para estos sueños alucinógenos.

Para completar nuestro recorrido daremos algunos datos del tonalismo en el sacrificio. Los guerreros águilas y tigres, según lo que figura en el códice florentino, que morían en la guerra, “iban allá al cielo, a la morada del Sol. En virtud que el tonalli es manifestación de una energía propia de la vida, con la muerte se libera “un excedente de energía vital” (Duverger, 1983). En un relato del conceptualismo mítico la desintegración corporal libera el tonalli, de manera que la muerte del sacrificado es fuente de energía. Los que iban al sacrificio, a veces representaban las imágenes de los dioses “eran hombres poseídos por los dioses, y como tales morían en un rito renovador”. (López Austin, 1980, p. 433). Este conceptualismo mítico está coligado al ciclo calendárico. El tiempo parece encarnado en el hombre, al morir la existencia divina en la forma humana se produce la fuerza necesaria que resulta creadora de una nueva potencia. Finalmente, se sabe de una comunión que ocurría al ingerir el cuerpo de los sacrificados. El propósito era absorber la fuerza divina que se albergaba en el cuerpo del sacrificado.

Nuevamente en el Códice florentino aparece la figura del dios protector de los guerreros:

Permite, oh Tezcatlipoca, que los guerreros águilas
y tigres se adornen con plumas y sean cubiertos de tiza …

Concédeles que disfruten la dulzura de la muerte a
Filo de obsidiana, que den con regocijo su corazón al cuchillo
de sacrificio, a la mariposa de obsidiana, el atavío de
plumas, y que deseen y codicien la muerte florida, la flor
letal (itzimiquizxóchitl).

Resta decir que la creencia era que los sacrificados reencarnaban en forma de colibríes y mariposas. La flor en el contexto del sacrificio funcionaba como discurso del juego sagrado (cfr. Duverger). La flor tendrá muchos otros significados que hemos de dejar sin describir, por el tipo de problemas que decidimos abordar.

A lo largo de este ensayo nos planteamos una visión cultural del cuerpo en la cual las sustancias de los dioses forman parte de un pensamiento biológico que atraviesa por los humanos, las plantas y distintos animales. Claro está que aludimos a una biología del imaginario, en nuestra lectura, pero una biología tangible en el uso y costumbres del mundo náhuatl. ¿Será posible que al ubicar la otredad como “imaginario” sólo demostramos nuestra ignorancia para incorporar una biología noemática al trabajo con nuestro cuerpo?

Bibliografía

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Fuente: Revista Artefacto nro 9
Frenesí de lo visible -Cuerpo en el espejo
por Gabriel Weisz

Variaciones etnopsiquiátricas

[url=http://www.cge.udg.mx/revistaudg/rug30/babel30nagualismo.html]http://www.cge.udg.mx/revistaudg/rug30/bab…nagualismo.html[/url]

Variaciones etnopsiquiátricas

Sergio Javier Villaseñor Bayardo

El nagualismo
Introducción

El término nahual se traduce como sabiduría mística, la sabiduría de lo secreto y lo recóndito en la naturaleza. Nahua no solamente es sabiduría, sino también engaño, disimulo, prestigio. El verbo nahualtia significa esconderse encubriéndose, disfrazándose, o arrebozándose.

El nagualismo es uno de los conceptos fascinantes de la cosmovisión mesoamericana. La creencia en la transformación de hombre en bestia no es exclusiva de México, aunque la elección del tipo de bestia cambia según el área cultural, basta recordar la licantropía en Europa. Entre los antiguos aztecas la serpiente era el animal favorito de los naguales.

Desde el inicio de la conquista y la evangelización de México, los cronistas se mostraron sorprendidos por esta creencia, que pronto, aun sin quererlo y desde otro punto de vista ­los poderes diabólicos­, ellos mismos adoptarían.

En el panteón azteca existen múltiples ejemplos de nagualismo, baste recordar a Tezcatlipoca, divinidad multiforme de la noche, quien todo lo veía y podía tomar diversas apariencias para castigar o espantar a los humanos; a Huitzilopochtli, quien se representa mitad hombre, mitad pájaro, con el nagual de un colibrí; o a Cihuacóatl, la mujer serpiente. De entre los reyes tenemos el caso del encantado Nezahualpilli, que era nigromántico y hechicero.

Durante la colonia se siguieron buscando explicaciones a este fenómeno que tantas inquietudes suscitaba.

Fray Bernardino de Sahagún, en su Historia general de las cosas de la Nueva España, reporta que el que nacía bajo el signo ce-ehécatl si era noble, sería embaidor y se transfiguraría en muchas formas; sería nigromante y sabría todos los géneros de hechicerías y maleficios; y si fuese hombre del pueblo o macehual también sería hechicero y encantador y embaidor, de aquellos que se llaman temacpalitotique ­seres capaces de encantar el sueño, o de hipnotizar a los habitantes de una casa para asaltarlos­; y si fuese mujer, sería hechicera, de aquellas que se llaman mometzpipinque.

El nagual, según la personalidad que utilizara, podía realizar funciones diferentes: como médico, curaba; como tlaciuhqui desencadenaba la lluvia; como teciutlazqui o “granicero”, desviaba de los sembradíos granizos y heladas; como tlacatecólotl era peligrosamente maléfico, se transformaba en búho o mochuelo y en otras fieras, en tan insólita forma, provocaba males y enfermedades. Otras personalidades del nagual eran las de teyolocuanes y tlachihuianes, los que obraban con hechizos contra el corazón y la vida de los hombres.

López Austin, en su trabajo “40 clases de magos”, explica cómo los tlacatecólotl invertían los sentimientos de las personas o manipulaban los elementos atmosféricos en contra de sus enemigos y que las tlahuipuchtli eran las brujas que volaban y chupaban la sangre de los niños.

El nagual sólo tenía poder de metamorfosis durante las horas nocturnas; si en la forma de animal era capturado y en tal situación mantenido hasta la aurora, entonces moría. Las acciones ejercidas sobre el animal en que se transfigura el nagual se reflejaban en el propio cuerpo del hechicero. Ruiz de Alarcón brinda algunos ejemplos de naguales golpeados bajo su forma de animal y de cómo luego los sujetos fueron encontrados heridos o lastimados.

Todo lo que los evangelizadores consideraron como relativo a la magia, a la hechicería o a la idolatría encontraba un terreno fértil en el imaginario de la época. De las Casas pensaba que todas aquellas transformaciones no eran verdaderas, pero que los infieles o los que no tenían fortaleza en su fe podían ser engañados por el demonio, quien les hacía creer en las apariencias.

Características del nagual

1. Su gestación es insólita.

2. Nace bajo el signo ce-quiahuitl (uno-lluvia) o ce-ehécatl (uno-viento).

3. Es sacerdote del Dios de la lluvia.

4. Adquiere gran sabiduría mágica. Es conocedor del lugar de los muertos y del cielo.

5. Se transporta al tlalocan, sitio de la abundancia del agua.

6. Regula la precipitación pluvial y con ello la obtención de buenas o malas cosechas.

7. Exige el sacrificio de sangre, símbolo de la lluvia.

8. Se transforma en fiera: jaguar, perro, guajolote o mujer fantasma.

9. Castiga a los remisos o innovadores con hambres, enfermedad y muerte.

10. Sufre en su persona las acciones ejercidas sobre su forma animal.

11. La transformación del hombre en animal puede ser ocasionada por el acto de comer los alimentos que hayan sido tocados por un nagual.
Material y métodos

Este trabajo forma parte de una investigación etnopsiquiátrica más amplia, realizada en las comunidades nahuas del Alto Balsas del municipio de Tepecoacuilco de Trujano en el estado de Guerrero, en particular en la población de Xalitla, comunidad de 1 434 habitantes (inegi 1990).

La base de esta investigación cualitativa fue el trabajo de campo, la etnografía y la observación participante.

Durante nueve meses de trabajo de campo efectuado de manera discontinua entre 1996 y 1997 se realizaron 184 entrevistas con profundidad. Para elegir a los informantes se utilizaron estrategias de muestreo deliberado o intencional, como la de “bola de nieve”, que permite aprovechar las redes sociales establecidas para llegar a los informantes clave.

Las características de la población estudiada no permitieron la aplicación de entrevistas estructuradas. La mayor parte de éstas fueron grabadas, el resto se anotó en el diario de campo. Aquí sólo transcribiré algunos datos de las entrevistas referentes al nagualismo.

Los relatos

En Ahuehuepan, poblado del Alto Balsas, encontré el caso de un médico indígena conocido por ser un nagual capaz de sobar para curar a los enfermos, pero que a la vez podía “echar mal” en el aire, es decir, lanzar sortilegios a la persona que él deseara, sin siquiera tocarla.

En Xalitla, la señora C mencionó rápidamente a varios naguales-tecolotes. Cuando notó mi interés por saber los nombres de éstos, se dio cuenta de su error y ya no quiso repetirlos. Sin embargo, comentó que “entre los naguales se conocen bien y si ellos quieren acabar con uno, pueden matar su animalito [el doble de uno] y ahí queda muerto el individuo”. Convencida de que eso no se puede curar con nada, agregó: “Luego se ve que al muerto le aparecen mordidas y moretones, sin que hubiera motivo, pero es que resiente los golpes que le dan a su brujito […] a los naguales no les gusta que les preguntes del tema, te pueden aborrecer por eso”.

Los brujos así nacen, con el don del animal, si se enferman lo tienen que sobar dos naguales más. El nagual es aire, es una doble persona. Bonatesta Adán el que murió era nagual, sabía sobar y te movía el corazón al sobarte.

Brujos dondequiera hay, a los naguales así los manda Dios, o Satanás. Eso viene del cielo, hay buenos y malos, es su destino, si toman, gritan.

Algunos tienen el don de ver al nagual.

No sé si ése es el curandero nagual, porque nagual yo siento que son de esos que tienen animal.

Yo digo pues que se levantan de noche, como no sé, como yo no soy bruja no sé si así hacen, no sé cómo pues. P’os la gente luego dice […] &#161ay! Yo, me espantaron, yo lo vi en perro, ese no sirve pues, no sirve, yo lo vi marrano hasta lo va arrastrando lazo, no es bueno perro, no es bueno marrano, es me aborrece ese persona, luego lo vas a oír así.

Dice lo espantaron iba en la bestia, pero coyotes hasta lo tienden sus colas, pero lloran coyotes dice, y no lo dejaron que pase.

Ese era pues su nagual, el burro […] Sí, un burro sin cabeza. Era un nagual chingón. Te digo ahora ya no se dejan ver, ahora ya se esconden, no pero ya nomás dicen, vas a oír que fulano está enfermo lo espantaron anoche y ahora ya.

¿La cihuateyuga es nagual? También, sí, naguali.

Algunos naguales se juntan para matar a otro, le hacen un tecorral y lo atrapan. Todo depende de qué animalito tenga uno, si uno es un animal pequeño, de uña, y lo ataca un tigre o un león pues no se puede defender.

Una lucha contra los naguales

Una vez que fui a curar a un señor a […] en el camino de regreso a Iguala, unos señores ofrecieron llevarme en una camioneta, pero percibí que no tenían buenas intenciones y me negué a irme con ellos, preferí seguir a pie.

Entre la maleza que bordea el camino noté que algo se ocultaba, era un leonzote que me obstruyó el paso, entonces le hablé, le pedí que me dejara seguir mi camino, que yo no andaba haciendo nada malo; el león me dejó pasar, se quedó quieto, pero después apareció otro león de entre las ramas, que me empujó, me caí, me di cuenta que se trataba de una emboscada, me quité mis huaraches y mi sombrero y decidí enfrentarme a ellos.

Reconocí quiénes eran y los llamé por su nombre: “Tú eres Marcelino… y tú eres tal”, les dije.

El león sólo sacudía la cabeza sin decidirse a atacarme, me di cuenta que también había un lobo, también lo reconocí, había también varios perros más, no importa saber quiénes eran, en total eran 28 animales que me acosaban.

Después de enfrentarlos, de hacer algunas maniobras logré escaparme y llegué hasta la casa de una señora que me conocía. Esos animales que me atacaron eran enemigos del señor que yo había curado y estaban molestos conmigo por haberlo aliviado. En la casa de esa señora me permitieron descansar en una hamaca, comenzó a dolerme el estómago y la cabeza, pensé que sería bueno que me diera diarrea, pues sólo así no se me pegaría la enfermedad que traían esos animales. Estaba descansando en la hamaca y se presentó, cerca de la casa, un lobo aullando, lo espanté y se alejó, entonces me fui a recostar en una de las habitaciones de la casa, después me sentí muy mal y le pedí a la señora de la casa que llamara a un señor del pueblo, que tenía camioneta, para que me llevara a mi casa, en Xalitla.

En el camino a Xalitla pedí bajarme unos momentos p’os me dio pa’bajo, pero ya no me pude subir porque me desmayé, después me llevaron a mi casa y al llegar me escondí en un cuarto de la casa de mi hijo por casi dos semanas, me sentía muy enfermo.

Luego vi, azorado, que llegaron a la casa dos gatos agarrados de la mano y parados como la gente, era un gato negro y uno blanco, entonces agarré mi huarache, le escupí en la suela y se lo lancé a los gatos, sólo le pegué al gato negro, ¡maté! el gato blanco se quiso escapar pero mi perro lo atrapó y lo mató.

Después de sentir que no me mejoraba, decidí esconderme unos minutos, me metí en la pileta de agua pa’que no me vieran los que traían la enfermedad. Gracias a eso, me curé.

El nagualismo en la actualidad

La fama del nagual aún perdura; existen pobladores indígenas contemporáneos que llevan la misma denominación.

Según Nash, en la comunidad de Amatenango de la zona tzeltal-tzotzil de la región montañosa de Chiapas, el nagual es considerado una fuente de poder. El nagual puede ser un animal doméstico común, como un perro, caballo o un toro, pero también un animal salvaje. El que posee un nagual puede, con tal forma, conversar con otros naguales. En la práctica médica es la fuente del poder curativo y los médicos deben tener por lo menos uno.

Este poder se tiene de nacimiento y para saber qué animal es el que uno tiene como nagual hay que esperar una revelación en sueños. Este conocimiento no necesariamente se da a conocer a la comunidad.

Los hombres con nagual pueden volverse malos; entonces son considerados como brujos que usan sus virtudes curativas para dañar o enfermar y son capaces de comerse el alma de los demás.

El calendario adivinatorio azteca ya casi no se conoce ni se utiliza; sin embargo, todas las personas que entrevisté concuerdan en que no es posible convertirse en nagual por voluntad propia; se necesita haber nacido así. Además, consideran que esta capacidad se puede heredar y que los naguales entre ellos pueden reconocerse fácilmente, aliarse o enemistarse a muerte.

Otra característica importante de los naguales de hoy es que así como fácilmente pueden hacer el mal, también pueden aliviar y curar a aquellos que solicitan sus servicios por haber sufrido algún daño ocasionado por la brujería de alguna persona envidiosa o de otro nagual.

Nash señala que todos los curanderos son naguales, pero algunos no son conocidos por la comunidad y que el poseer uno no necesariamente significa que una persona sea brujo o que practique la brujería. El nagual, en su apariencia animal, también puede conversar con otros para curar a algún enfermo.

Todas las funciones referentes a la lluvia, al agua y a las cosechas conservan su vigencia aunque con un sentido religioso matizado por la imposición del catolicismo, es decir, se oculta a las deidades prehispánicas o se les habla de manera críptica.

Las metamorfosis nocturnas que puede realizar el nagual, así como el reflejo inmediato en la persona de las heridas infligidas en su apariencia animal, constituyen una creencia inquebrantable.

Leal no sólo considera que el nagual puede transformarse en una bestia, sino que puede elegir el tipo de animal que desea utilizar. Aranda, en la región de la Huasteca hidalguense, relata casos actuales de naguales que incluso pueden transformarse en insectos.

Resultados y conclusiones

Estos ejemplos ilustran la vigencia del nagualismo en mesoamérica. Es pertinente insistir en la multiplicidad de funciones del nagual, que así como puede despertar grandes temores, también prodiga protección y alivio.

Bibliografía
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Un anuncio del importador de droga

anza-anahuaca] Convocatoria a Danzantes
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Yeitekpatl to alianza-anahua.
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Estimados: como saben, este año el TSE hará el Fuego Nuevo en Sto. Domingo Ocotitlan.
Quisiera invitar especialmente a algún Calpulli de Danzantes que nos hicieran el honor de acompañarnos en la velación del padrecito Fuego.
Es solamente llegar, aprestarse a danzar y acompañarnos en el Espíritu.
Si alguno quiere ir, comuníquense conmigo en yeitekpatl@gmail.com
Tlasokamati…

17 de Noviembre

2003 nacen los logos de ulises
2004 correo previo a los moderadores de Ojos Abiertos sobre posible ataque que iba a suceder en Yahoo
2005 lanzamiento formal de rojo intenso
2010 [color=orange]to be continued

chaman en 2 años

Ya ni Julio Diana:

Martin Ribes

MARTÍN RIBES es terapeuta chamánico, formado en el Centro de Estudios Chamánicos de Irlanda (Dunderry Park), país en el que vivió durante 5 años y trabajó con sanadores de formación chamánica y druídica. Viajó 6 meses por todo el continente americano y se inició con chamanes de la tribu Shipiba en los Andes del Perú. Tras vivir 2 años en una yurta, en contacto directo con la naturaleza, volvió a España para poner en práctica los principios de sanación aprendidos y compartirlos con todos aquellos que deseen una trayectoria de crecimiento, sanación y exploración interior

Tiene como enlacs de interes a karina Malpika

¿chamanismo urbano?

A tres patadas de decir que el ciberchamanismo es el futuro

El chamanismo es un sistema ancestral de conexión con los distintos planos de la realidad en busca de información, poder y conocimiento, utilizado desde siempre para la sanación del ser. No se limita a un lugar en particular, a un estilo de vestimenta o al ambiente cultural sino que es una manera de pensar y actuar que desafía fronteras y limitaciones.

El chamanismo moderno, o chamanismo urbano, utiliza la misma sabiduría, las mismas técnicas que los chamanes de la antigüedad y tiene sus mismas pretensiones pues las necesidades humanas de salud, prosperidad y bienestar son las mismas hoy. Lo que difiere es el contexto del hombre actual que ya no busca dónde está la caza sino manejarse en el complejo y tecnológico mundo que le toca vivir y comprender cómo relacionarse con él mismo y con sus semejantes.

En todas las tradiciones chamánicas del mundo hay dos vías principales hacia el poder interior.

En primer lugar, la más ampliamente conocida y practicada es la Senda del Guerrero. Este punto de vista, que es el más común en los tiempos actuales y no sólo entre chamanes, sostiene que el mundo es un lugar peligroso en el que hay que luchar contra los enemigos para sobrevivir y hacer uso de la fuerza: hay peligro de muerte y enfermedad, fracaso y rechazo, tiranía y aniquilación. El Chamán Guerrero construye su mundo sobre este punto de vista. Esta vía es la seguida por la mayoría de chamanes indios americanos, por ejemplo, y es un buen modo porque su intento es bueno. Este ideal del Guerrero se basa en el poder de la fuerza. La visión del mundo como un lugar peligroso es la imperante en la sociedad hoy en día.

Por otro lado, tenemos la visión del Aventurero que aunque entiende que existen peligros no considera el mundo un lugar peligroso; más bien al contrario, considera el mundo un sitio excitante y lleno de oportunidades para hacer lo que uno quiera, y pone el énfasis en la búsqueda de aventura, el desarrollo de la autoconsciencia, una autodisciplina orientada a metas y el cultivo del amor, la amistad y la unidad. La principal premisa del Aventurero es que nosotros somos los creadores de nuestro propio mundo y tanto los peligros como los placeres y el resto de experiencias son auto-generados. El Aventurero entiende la vida como una aventura y persigue, no mediante la fuerza, sino por el poder creativo de la mente, cambiar la propia experiencia y ayudar a otros a hacer lo mismo.

No hay un camino mejor que otro pues ambos tienen la sanación como su propósito social y los dos pueden conducir a estados de elevado desarrollo personal. Pero son caminos diferentes y las diferencias tienen efectos profundos sociales y personales.

El punto de vista del Aventurero es un paradigma difícil de mantener en una sociedad orientada objetivamente pero para quienes estén dispuestos a intentarlo es enormemente gratificante porque, al final, descubrimos que somos nosotros quienes creamos nuestro propio bien y nuestro propio mal. En realidad, ahí \”fuera\” no existe nada \”malo\”, sólo pensamientos dañinos que pueden ser transformados mediante creencias correctas. Aquí la verdadera fuerza o poder consiste en corregir nuestra propia mente y no el mundo que nos rodea.
Ana Pérez
Psicoterapeuta gestalt y periodista

el heredero

De acuerdo con información publicada por el británico Graham Cluley, consultor de seguridad para Sophos, en 2004 Davidson acudió a una tienda de venta y servicio técnico de computadoras.

En ese entonces, el pianista estaba preocupado de que su computadora estuviera infectada por un “virus informático”, según los reportes del diario estadunidense.
[…]
Por más increíble que suene Bedi informó a Davidson que, tras una exhaustiva revisión del código malicioso descubrieron que no sólo la PC del pianista, sino también su vida estaban en peligro.
[…]
Así, durante más de seis años, Bedi y su mujer extorsionaron al pianista para que entregara pagos por $120,000 dólares al mes a cambio de protección y seguridad de su vida personal.

fuente: [url=http://www.netmedia.info/security/la-irreal-historia-del-pianista-defraudado-por-un-virus-informatico]netmedia.info[/url]

Ave Fenix, Fenghuang, Garuda..

Buenas!

aca estaba pensando acerca del mito del ave fenix y sus interpretaciones segun las tradiciones y culturas.

[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Garuda]http://es.wikipedia.org/wiki/Garuda[/url] Hinduismo
[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Bennu]http://es.wikipedia.org/wiki/Bennu[/url] Para los Egipcios
[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Ave_Fenix]http://es.wikipedia.org/wiki/Ave_Fenix[/url] para los Griegos
[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Fenghuang]http://es.wikipedia.org/wiki/Fenghuang[/url] para los Chinos
[url=http://www.onmarkproductions.com/html/ho-oo-phoenix.shtml]http://www.onmarkproductions.com/html/ho-oo-phoenix.shtml[/url] Japoneses

Como entra el ave fenix.. por decirle de una manera.. en el camino rojo? entiendo que tiene similitudes con Quetzalcoatl.
en los griegos el pajaro muere consumido, tiene poco aguante? xD
Saludos!