Naturaleza Mitica

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Revindicación del Lobo

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LUGO REIVINDICA EL ANIMAL EN UNA MUESTRA MONTADA POR ADEGA

ARCADIO SILVOSA _- Lugo – _10/10/2009 Vota Resultado 2 votos

Un total de 25 artistas y 30 intelectuales gallegos y portugueses unieron su obra para reivindicar el lobo como el último depredador que malvive en
Galicia, tras haber desaparecido especies como el oso, el lince o las águilas. Bajo el impulso de la Asociación para a Defensa Ecolóxica de
Galicia (Adega) lograron reunir 60 piezas que estos días se exhiben en el salón de exposiciones de la sede lucense de la Diputación Provincial.

Desmitificar la figura del lobo y concienciar a la población sobre el peligro de extinción de esta especie son algunos de los objetivos que se han marcado los impulsores de _O lobo, unha carreira pola supervivencia_ . Se trata de una exposición itinerante que, próximamente, viajará hasta Ferrol, tras haber pasado por Santiago.

Pinturas, fotografías, esculturas y creaciones literarias se entremezclan con piezas cedidas, precisamente desde Ferrol, por la Sociedade Galega de Historia Natural. Los paneles expuestos permiten contemplar dos pieles de lobo, o ver cómo son las huellas que deja a su paso por los montes gallegos. Además, un documental recoge la vida de este depredador en su estado más salvaje en A Costa da Morte.

Entre las muchas leyendas que mitifican la figura del lobo, se encuentran las de “os peeiros”, una gente a la que se le atribuía la capacidad de dominar esta especie, y que también aparecen en esta exposición. “San Froilán incluso podría haber sido un peeiro”, apunta con ironía el coordinador de la exposición y vocal de Biodiversidade de Adega, Pepe Salvadores. En este caso, la leyenda habla del patrono lucense como un asceta que se retiró a los montes de León acompañado por un lobo que transportaba sus alforjas.

Salvadores defiende el lobo como un “bioindicador excelente” del estado de conservación del medio. Actualmente habitan en los montes gallegos entre
60 y 70 parejas reproductoras. No son muchas, pero todavía resulta más preocupante su estado de salud, marcado por una fuerte desnutrición.
La prohibición de abandonar reses al aire libre como consecuencia del mal de las vacas locas, la “drástica” reducción de las poblaciones de liebres y conejos por culpa de enfermedades como la mixomatosis, el sellado de vertederos de basura y el abandono progresivo del medio rural como medio de vida, son factores que han dejado al lobo en una situación “desesperada” . Este aspecto también se ha traslado a esta exposición, que forma parte de las actividades programadas por el museo de Lugo dentro de las segundas Xornadas de tradición oral, bajo el título _O Mito que fascina: do lobo ó lobishome_.

Emociones Animales

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Entrevista realizada al Dr. Marc Bekoff, doctor en etología y experto en conducta animal, donde nos afirma que los animales tienen las mismas emociones que nosotros, pero las expresan de modo distinto. (…)

1. Usted es uno de los pocos científicos que estudia las emociones de los animales ¿Somos demasiado arrogantes para creer en su complejidad?

Creo que mucha gente ahora sí cree que los animales tienen emociones, está cambiando muy rápido, pero aún queda cierta gente arrogante que piensa que sólo los humanos las tienen, sí.

2. De hecho, ¿no hay un pequeño problema de equilibrio?, hay sitios donde la gente trata a sus mascotas como seres humanos, y las viste incluso, y otros, donde lo hacen como si no fueran ni seres vivos…

Sí, es verdad. No deberíamos vestirlos, definitivamente, ni tratarlos como personas, sino como los seres que son; en España la situación está bien, pero aún necesita hacer mucho más, como las corridas de toros, que sencillamente deberían estar prohibidas, y se debería tratar algo mejor a los perros y gatos, pero hay mucha gente haciendo cosas buenas.

3. ¿Pueden, las mascotas, acabar desarrollando más su inteligencia por convivir con personas?

Yo soy científico, y la ciencia nos proporciona cada día más información sobre lo inteligentes y emocionales que son los animales, pero no creo que los perros o los gatos sean nunca tan inteligentes como los humanos; no como especie. El hecho de vivir con nosotros hace que sean más listos, de forma individual, digamos. Pero como especie tendría que hacerse una selección no natural, en un laboratorio para que se reprodujeran sólo los más inteligentes, como se ha hecho con los ratones, y entonces sí, se ha conseguido que unos sean notablemente más listos. Pero como biólogo lo que quiero es saber sobre cómo son ellos, cómo es ser, o sentir como un chimpancé, o como un pájaro. Quiero entenderles por quienes son, no como un reflejo de los humanos.

4. Muy bien. Y como pájaro o chimpancé o perro ¿cómo sienten?

Tienen las mismas emociones que nosotros, pero las expresan de otro modo. Pero los animales se enamoran, se ponen felices, o muy tristes, o lamentan la pérdida de un ser querido, celebran un reencuentro….

5. ¿Y entienden nuestros sentimientos?

Sí, las emociones son las que nos permiten comunicarnos entre especies, nosotros los entendemos a ellos y ellos a nosotros. Yo he estado con elefantes salvajes y es muy fácil entenderles. Ellos utilizan el olor, o el sonido, otros sentidos; pueden entendernos oliéndonos, saben si tenemos miedo, por ejemplo, no sólo a través de la vista. Se suele decir que «ver es creer» pero oler o escuchar también es creer.

6. Ha estudiado también la moral de los animales ¿Distinguen el bien del mal?

Si, saben la diferencia; y tienen sentido de la justicia, yo lo llamo ‘justicia salvaje’. Cuando juegan, saben jugar limpio, compartir comida. Aunque tienen su propia personalidad, algunos son más tímidos, otros intentarán hacer trampas, aunque sepan la diferencia eligen, como nosotros, hacerlo bien o mal.

7. ¿Y se disculpan?

Sí, sí se muerden muy fuerte, por ejemplo, a través de su comportamiento expresan que lo sienten, que no era su intención y que mejor ser amigos; y perdonan también. Es muy importante para vivir en grupo, necesitan cooperar.

8. ¿El premio y castigo es un buen método para que aprendan lo que está bien o mal en nuestro mundo?

Deberíamos utilizar solo el refuerzo positivo; el castigo no funciona muy bien. Les hace sentir miedo y pierden la confianza en nosotros. Y la convivencia se basa en la confianza mutua.

9. ¿Qué beneficios tiene para el ser humano esa convivencia?

Vivir con perros, gatos y demás es bueno para ellos y para nosotros. Cuando una persona acaricia a un perro, ambos experimentan un descenso en sus pulsaciones, en su tensión arterial; es relajante o placentero para los dos. Y se nota a nivel físico, no sólo emocional.

PARQUES PARA LOS PERROS

Beckoff aseguró entender porqué algunas personas no quieren perros cerca, pero culpa a los dueños, y propone como solución que se castigue a quien no recoja los excrementos. «Con esas restricciones los perjudicados son los animales». Y pueden ser felices en la ciudad con muy poco, pero ese poco incluye su comida diaria, mucho cariño y hacer ejercicio. Por eso, también debería haber parques para perros; y los humanos, que aprendan a ser dueños responsables.

LA MANADA DE ELEFANTES LA CUIDO POR AMISTAD

Marc Bekoff lleva más de 40 años estudiando el comportamiento animal y viajando alrededor del mundo para, al mismo tiempo, divulgar sus conocimientos «y enseñar a la gente porqué debemos tratar mejor a los animales». ¿Porqué? Pues en primer lugar, dice, «porque existen». Pero también, porque sienten. Porque sufren. «Debemos considerar su punto de vista, y a ellos les gusta ser felices, igual que a nosotros». Por eso, la sola mención de la investigación con animales ensombrece su rostro. Su rechazo a las torturas que padecen los animales de laboratorio es frontal. «Como mucho deberíamos investigar sobre ellos en su hábitat, pero no matarlos de hambre, o drogarlos y meterlos en cajas». Como él mismo señala, los defensores de estas prácticas dicen hacerlo «en nombre de la ciencia», pero según Beckoff, deberían decir «en nombre de los humanos, porque los animales nunca son los beneficiarios». «Y sobre todo, cada vez está más claro que los modelos animales no funcionan». Palabra de científico. Por ejemplo, el mayor centro de investigación sobre la diabetes del mundo, que está en Miami, ha admitido que no son útiles los modelos animales, no se pueden extraer conclusiones importantes. «No son los activistas o los radicales quienes lo dicen», exclama. Tampoco los estudios sobre animales en cautiverio sirven de mucho, «porque están estresados, no reflejan su comportamiento real». Es lo que sucede en los zoológicos, mal sitio, según Beckoff, para que un niño aprenda algo sobre animales salvajes. «Es mucho mejor un vídeo sobre su vida en libertad», recomienda. Porque las especies salvajes sienten igual que las mascotas, claro que sí. Beckoff podría poner mil ejemplos; el primer que le viene a la cabeza es el de una elefanta que conoció en Kenia. Tenía una pata herida, y sólo podía andar despacio, pero no cuidar de sí misma. Sus compañeros lo hicieron por ella durante 15 años; la guiaban y alimentaban. «Por amistad». Por lo mismo que deberíamos hacerlo nosotros.

En Compañía de lobos

Una de las historias de la película, muy breve.

[url=http://www.youtube.com/watch?v=OJn4o8Gaw-w]http://www.youtube.com/watch?v=OJn4o8Gaw-w[/url]

Érase una vez un pueblo donde todos dormian y una loba subió del mundo de abajo al mundo de arriba. No quería hacer daño a nadie; Pero alguien sí le quiso hacer daño a ella.[Le disparan] Así que huyó corriendo y huyó, y siguió huyendo.

[Llega a las puertas de una iglesia, sale el padre]
– ¿Quién está ahí? ¿Quién está ahí? Esto es tierra sagrada, pobre hija mía. ¿De quién eres obra, de Dios o del Diablo? ¡Y a mí qué me importa de quién seas obra!, Pobre criatura sin habla, no temas, no temas, no temas. No, con el tiempo se te curará.

Y la herida se le curó, porque en realidad no era más que una niña que se había apartado del sendero del bosque. Y nunca olvidaría lo que allí encontró. Asíq ue se dirigió de nuevo al bosque y huyó, huyó… y dejó el mundo y el pueblo de donde era. Y volvió en busca del mundo de abajo

Una historia de lobos, coyotes y niños

-La fuente no da un nombre a esta narración-

En un mito americano los padres llevan a sus hijos al bosque, y allí les abandonan tras haberles atado a un árbol. Aparecen un lobo (la narración subraya que es viejo) y un coyote. El viejo lobo grita: “¡Venid adonde yo estoy de todas partes!” Y más adelante “Los lobos y los coyotes acudieron de todos los puntos de la tierra.” El viejo lobo ordena que se suelte a los niños. Al llegar el invierno los niños se construyen una cabaña. La hermana recibe de los lobos el don de que se cumplan sus deseos. A petición suya, una construcción rodea las manadas de ciervos, búfalos y otros animales de caza. La mirada de la muchacha mata a los animales. Le basta con pronunciar una palabra para que sus pieles se cosan juntas por sí solas y formen una tienda. En las mantas se forman dibujos, los mismos que se utilizan en la actualidad en la tribu. Da a su hermano como ayudantes una pantera y un oso.

Dorsey y Kroeber, “Traditions of the Arapaho”, p.286
( Referido en Las raíces históricas del cuento” de Vladimir Propp.)

Edito: Error de dedo

Perros fantasma

A raíz del tema de “Moro, el perro que olía la muerte”

Moro, el perro que olía la muerte

, se me ocurrió recatar el mito del Perro Negro, lo que no sabía es que, con sus diferencias, la imagen estaba tan extendida por el Centro y el Sur de América. Todo un descubrimiento.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Perro_negro_(fantasma)


Black dog

Un perro negro es una existencia espectral que se encuentra principalmente en los folklores de las Islas Británicas. El perro negro es esencialmente un espectro nocturno, y su apariencia fue considerada como un augurio de muerte. En general, se supone que es más grande que un perro físicamente, y a menudo tiene grandes y brillantes ojos.

Es a menudo asociado con tormentas eléctricas, y también con los cruces de caminos, lugares de ejecución y antiguas vías. Su forma galés es limita a las parroquias costeras, y en la costa de Norfolk la criatura es supuestamente anfibia, saliendo del mar por la noche y viajando en caminos solitarios.

Los orígenes del perro negro son difíciles de discernir. Es imposible determinar si el fantasma es originario de los elementos en la cultura británica, celta o germánica. A lo largo de la mitología europea, los perros se han asociado con la muerte. Ejemplos de esto son las C?n Annwn, Garm y Cerbero, todos los cuales fueron de alguna manera los tutores del inframundo. Esta asociación parece ser debido a los hábitos de basura de los perros. Es posible que el perro negro es una supervivencia de estas creencias.

Los perros negros son casi universalmente malévolos, aunque algunos (como los Barghest) se conocen como directamente perjudiciales. La mayoría son un augurio de muerte, o son de alguna manera asociados con el Diablo. Algunos, sin embargo, al igual que las Gurt Dog en Somerset y el Perro Negro de Hanging Hills (abajo) a veces pueden actuar benevolamente.

Perros negros por localidad

Algunos de los más conocidos perros negros son el Barghest de Yorkshire y el Black Shuck de East Anglia.

Algunos otros se registran en el folclore:

Inglaterra

* Una familia noble en Dartmoor afirma haber sido atormentada durante generaciones por un monstruoso perro negro; esto inspiró a Arthur Conan Doyle para escribir su historia El sabueso de los Baskerville situado en Devon.

* En Lancashire el sabueso espectral es llamado Gytrash, Trash, Striker o Shriker.

* El Drummer of Tedworth a veces se manifiesta como un enorme perro negro.

* El Gurt Dog de Somerset es un ejemplo de un perro benevolente. Se dice que las madres pueden jugar con sus hijos sin supervisión en la Quantock Hills, ya que considera que el Gurt Dog los proteje. Asimismo, acompaña a los viajeros solitarios en la zona, actuando como protector y guía.

* El Perro Negro de Winchester.

* El Padfoot de Wakefield.

* Un perro negro, se dice, acosó a la cárcel de Newgate por más de 400 años, apareciendo antes de las ejecuciones. Según la leyenda, en 1596, un estudioso fue enviado a la cárcel por brujería, pero fue asesinado y comido por el hambre de los presos antes de que se le diera un juicio. El perro apareció poco después, y aunque los aterrorizados hombres mataron a sus guardias y escaparon, la bestia les da caza y exige venganza por cada asesino.

* Uno ha sido visto en Corsham en Wiltshire el 28 de abril 2008

* El Perro Negro de Oldbury.

Gales

* En Gales existe la leyenda de gwyllgi, el “Perro de la Oscuridad”, una temible aparición siniestra con aliento de fuego y brillantes ojos rojos. También están relacionados con el espectral C?n Annwn, conectado con el reino del otro mundo de Annwn a referido a las Cuatro Ramas de Mabinogi y en otros lugares, sin embargo, se describe como blanco y deslumbrante en vez de negro como en el texto medieval.

Cornwall

* Un perro negro aparece en el puerto de Penzance como anunciante de la muerte de alguien. La víctima es el único que puede ver al perro, que se describe como del tamaño del Labrador Retriever, pero no es realmente de esta raza.

* Shony es un perro fantasma cuya aparición anunciaba siempre una tormenta.


Estados Unidos

* En los EE.UU. se dice que un doble conjunto de perros negros deambulan por el lado norte del Tennessee medio, cerca del condado de Macon. La leyenda cuenta que dos cachorros negros fueron adoptados por un cruel agricultor que estaba tan mal que el diablo no le permitió entrar en el infierno, pero le dio la tarea de perseguir a los viajeros incautos tras el toque de medianoche. Algunas historias dicen que la muerte es rápida; otros dicen que la muerte tardará días, meses, o años después de ver a las bestias demoníacas. Otros dicen que la muerte no ocurre en absoluto, sino que algo “malo” va a suceder a alguien cercano al ver los ojos de los dos perros. Por último, algunas historias cuentan se saltan al malvado agricultor y el perro tiene múltiples cabezas y es, en realidad, el perro Cerbero que vigila las puertas del infierno. Esta historia podría haber sido creada para respaldar las demandas satánicas que algunos han hecho sobre el condado.

* El Perro Negro de Hanging Hills de Meriden, Connecticut, es único en el sentido de que no es un grande y temible perro. En lugar de ello, aparece como un pequeño y triste perro negro. El Perro Negro de Hanging Hills no deja huellas y no emite sonido, incluso cuando parece que está ladrando alegremente. También parece gozar de compañía humana, un tanto irónicamente. Una visión del Perro Negro de Hanging Hills, supone buena suerte, dos da mala suerte y tres visiones significan la muerte.

* Se rumorea en EE.UU. que varios perros negros de ojos brillantes y amarillos merodean por la Ruta 666, rozan los neumáticos de los automovilistas con sus afilados dientes.

* Se dice que a lo largo de Sweet Hollow Road en Long Island, NY, hay una aparición de un perro negro que camina en sus patas traseras y tiene los ojos rojos y brillantes. Hacer contacto visual con ella, se supone, puede causar la muerte dentro de un mes.

* Hay dos perros negros que habitan la autopista 97 de Madras Oregon a Sunriver Oregon.

Latinoamérica

* Perros negros con ojos ardientes se presentan en toda América Latina desde Mexico hasta Argentina en virtud de una gran variedad de nombres (…) Por lo general son encarnaciones del diablo o un brujo transformado.

Edito: Fuente.

Moro, el perro que olía la muerte

[url=http://miszarrias.wordpress.com/2009/07/16/moro-el-perro-que-olia-la-muerte/]http://miszarrias.wordpress.com/2009/07/16…olia-la-muerte/[/url]

A veces los animales demuestran comportamientos sorprendentes e insólitos, a causa de un sentido o una sensibilidad que (quizá) nosotros perdimos en algún momento de nuestra evolución. Baste recordar aquel terrible maremoto que devastó Indonesia en 2004; los lugareños contaron cómo, horas antes de la llegada del tsunami, algunos animales llenos de excitación habían emprendido la huida hacia las partes altas de la isla, escapando de la costa adonde se avecinaba una muerte segura.

La historia que viene a continuación, ocurrió en el pueblo cordobés de Fernán Núñez, a finales de los setenta.

Los vecinos del pueblo no se ponen de acuerdo en recordar cómo apareció en sus calles aquel perro, negro como una mortaja. Hay quien dice que fue abandonado por un camionero en la estación de servicio; otros cuentan que fue encontrado junto al cadáver de un mendigo, al que llevaba velando varios días. En realidad nada extraño, pues nadie sabe nunca de dónde salen los perros vagabundos.

Sea como fuere, este perro pronto se hizo conocido en la villa por un don suyo un tanto siniestro: era capaz de “oler”, de predecir, la muerte de las personas. Así pudieron comprobarlo los habitantes de Fernán Núñez en numerosas ocasiones.

La secuencia era siempre la misma: cuando un vecino del pueblo estaba para irse al otro barrio, el perro invariablemente se dirigía hacia la casa del moribundo y aguardaba recostado en la puerta. Jamás se equivocaba de número. Más tarde, se incorporaba al cortejo fúnebre acompañando a los deudos del difunto hasta el cementerio, donde acababa todo.

Hay que decir que nunca asistía a otros actos sociales, como bodas, bautizos o comuniones. Solo acudía a los funerales, como si percibiese la atmósfera lúgubre que rodeaba el lecho de muerte. Por todo ello pronto fue conocido en el pueblo como «el perro de los entierros».

La familia recibía su visita como si ya viesen llegar la sombra afilada de la guadaña. Pese a todo Moro, apostado en el portal de la casa, parecía querer mostrarles sus condolencias y arroparles en tan doloroso trance. Pero el miedo podía más y casi siempre acababan echándolo con malos modos.

Años más tarde, el ayuntamiento mandó erigir en su memoria una escultura —a cargo del artista local Juan Polo— en el parque del Llano de la Fuente, la cual vemos bajo estas líneas [ En el post original, se entiende].

Por desgracia, a pesar de contar con el aprecio de muchos, este animal no tuvo un buen final y fue víctima de unos vándalos que lo apalearon hasta acabar con su vida. Quién sabe si aquellos cafres no tendrían tal pánico a la muerte, que decidieran desquitarse matando a su mensajero.

Habilidades mentales de los perros

[url=http://www.soitu.es/soitu/2009/08/05/medioambiente/1249458538_229733.html]http://www.soitu.es/soitu/2009/08/05/medio…538_229733.html[/url]

Por PABLO FRANCESCUTTI (SOITU.ES)
Actualizado 07-08-2009

Los animales parecen cada día más listos, y no porque estén aprendiendo de los humanos, sino más bien por lo contrario: los bípedos implumes vamos conociendo mejor los entresijos de su inteligencia. Tomemos las últimas noticias sobre los perros: las habilidades mentales del mejor amigo del hombre se aproximan a las de un niño de dos a dos años y medio de edad. Lo dice Stanley Coren, una eminencia en psicología canina.

¿Qué significa esa afirmación? Que los chuchos pueden contar hasta cinco y detectar el error en una suma como 1+1 = 3; aprender 165 palabras o signos (los más brillantes llegan a conocer hasta 250); desentrañar el funcionamiento de mecanismos sencillos (un pestillo); encontrar el camino más rápido a un objeto (una silla, por ejemplo); o urdir trampas para obtener una recompensa. “Y son casi tan eficaces en engañar a los seres humanos como éstos lo son en engañar a los perros”, soltó Coren ante la convención anual de la Asociación Americana de Psicología, reunida en Toronto (Canadá).

Coren, profesor de Psicología en la Universidad de la Columbia Británica, ha revisado numerosas investigaciones centradas en tres clases de inteligencia canina: instintiva (la que viene en la raza); adaptativa (la que aprende del entorno a solucionar problemas); y la que se obtiene con el trabajo y la obediencia (equivalente al aprendizaje escolar). Sus resultados colocan a los perros muy cerca de los humanos y otros primates superiores.

A los amantes de los perros de pedigrí les interesará conocer el ranking de los más listos elaborado por Coren, de acuerdo a los dictámenes de 209 jurados de certámenes en los que participaron 110 razas. En el palmarés brillan en primer lugar los Border Collies; seguidos de los caniches; los pastores alemanes; los Golden retriever; los doberman Pinscher; los ovejeros Shetland; y los Labrador Retriever. Quienes deseen conocer la inteligencia de su mascota pueden recurrir al test elaborado por el citado especialista.

Coren no mencionó en su conferencia un estudio de investigadores austriacos, referente a la capacidad canina de formación de conceptos abstractos. En una serie de experimentos con pantallas táctiles de ordenador (elegidas para neutralizar la influencia ejercida por los supervisores del ensayo), demostraron por primera vez que los canes pueden clasificar fotografías en categorías similares a las que empleamos nosotros. Con estos hallazgos se va subsanando parcialmente una laguna en el campo de la cognición animal. La etología se ha dedicado al estudio de la conducta de criaturas en su entorno natural, sin prestar atención a las especies domesticadas (posiblemente por considerar su comportamiento artificial, un producto de la interacción humana).

Lo que los estudios no logran destrabar es la polémica sobre el ‘pensamiento’ perruno. De un lado se sitúan quienes advierten que el reconocimiento de las destrezas caninas no debe hacer creer que los perros piensan, pues pensar es un concepto concebido por y para los humanos. Una cosa es constatar su inteligencia y otra distinta es atribuirles pensamientos, aunque parezcan lo mismo. Del otro, tenemos a quienes, como el etólogo de la Universidad Eotvos de Budapest, Vilmos Csanyi, opinan que los perros, para entender a sus amos, adoptaron rasgos mentales similares a los humanos. Quizá lo que obtura el debate e impide franquear el abismo abierto entre las dos posturas sea, como bien señalan Bruce Blumgerg y Raymond Coppinger, nuestro intenso vínculo emocional con los canes, capaz de conmover la objetividad de cualquier investigador.

Un crudo invierno

Contaba prácticamente 80 de ellos, y aquel era, definitivamente, un crudo invierno. Mientras arrastraba con dificultad los pies sobre el suelo de la cocina a la que fue confinada en alguno de tantos años que quedaron atrás, pensó que tal vez estaría bien que fuera el último. Tenía una larga cabellera blanca, un desgastado vestido negro con un delantal perennemente abrazado a él, y poco más que las arrugas en sus manos. Tenía también un secreto que, ella creía, debía valer más que aquella casa en la que servía, con sus vajillas de lujo y cubertería de plata incluidas, con todas las lámparas, tapices y muebles. Un secreto de niña.

Tras las ventanas, el sol irradiaba en la mañana helada, y la nieve amontonada parecía una valla que marcaba el límite entre el bosque y el patio; entre la enramada salvaje y aquel claro arenoso en el que en otros tiempos corretearan las gallinas y ahora sólo sobrevivía un rosal. Era un invierno crudo, y tras aquellos montones de nieve los lobos, azuzados por el hambre, dejaban atrás su habitual timidez y se acercaban a los pueblos y caseríos en busca de cualquier despojo que les permitiera esquivar la muerte, así fuera sólo por un rato más. Ella no los temía, ni a los lobos, ni a la misma muerte; no le quedaban razones para ello mientras, de hecho, planeaba aquella despedida silenciosa que no quería dirigir a nadie en particular.

Su cuerpo no respondía como antaño, tan desgastado como su ropa, su memoria había hecho una sala selección entre aquello que valía la pena conservar y lo que no, de modo que tenía una fantástica colección de recuerdos cuya joya era el secreto que la había acompañado desde la infancia. Y había sido en un hinvierno al menos tan frío como este, y había sido del otro lado de la valla de nieve, bajo el enramado salvaje del bosque. Muchos años atrás, cuando su pelo blanco eran dos trenzas trigueñas que se escondían bajo la capucha de un sayal gris y roído. Y estaba sola en el bosque, y se había perdido… Tampoco entonces temía a los lobos o a la muerte, que aún no habían sido presentados. Temía el frío y el hambre que la aguijoneaban y la hacian flaquear mientras el cielo oscurecía y no sabía a dónde dirigirse.

Entonces apareció el hada -rió al recordar esto-, apareció aquella mujer que parecía resplandecientemente hermosa, la tomó de la mano, la acompañó por el camino hasta el pueblo, y allí la dejó, dándole una torta y prometiéndole que nunca volvería a pasar hambre. Ella, ya a solas y camino a la casa, había dado un mordisco ínfimo y reverecial al pan y su hambre había desaparecido como por arte de encantamiento. Entonces decidió guardar el resto, no tanto por si se volvía a presentar la necesidad como una prueba de lo sucedido. Aquel constituía, prácticamente, su primer recuerdo, entorno al cual todo se nublaba, y pudiera muy bien haber sido tan sólo un sueño; Sin embargo el pan seguía en buen estado a pesar del paso de los años, y muchas veces le bastaba con mirarlo para darse ánimos. Ese era su secreto.

Pero ya era vieja, y algo le empujaba a despedirse de la vida, así que tomó su secreto, su tesoro, su mágico pan, dispuesta a desmenuzarlo bajo el rosal para compartirlo con los pájaros y otros animalillos que hallaran en él un consuelo a aquellos rigores que el frío imponía. Pero al salir no fueron pájaros lo que encontró, sino una manada de lobos oteando la casa desde el límite del bosque. La mayoría de ellos eran de colores claros, entre los que destacaban algunos individuos de pelaje castaño y tonalidades más oscuras. A pesar de lo denso de su pelaje, su delgadez se hacía patente. Con todo, aquellas criaturas tenían un aspecto más curioso que fiero, y guardaban las distancias cómo si ellas fueran las que algo debían temer.

Un lobo café oscuro fue el primero en acercarse a la anciana. Le pareció un cachorro grande, tal vez sólo porque ella se sentía vieja. Le dio de su pan, y el animal lo comió, sin un rastro de agresividad. Luego le habló;

– Hermana… tenemos hambre. Pero no quisiéramos causar mal, ¿puedes darnos algo más?

La anciana consideró aquel prodigio del lobo hablador como una culminación de lo que uno puede llegar a ver en la vida. “Claro que sí, déjame ver…” pensó mientras asentía con la cabeza. Luego entró de nuevo en la cocina y abrió la despensa donde, prácicamente junto a la basura, se guardaba aquello que sus amos estimaban que debía bastarle para comer. Entre los insectos que correteaban espantados halló a penas una ristra de tomates secos y harina para preparar unas gachas. Entonces pensó que, después de todo, las salchichas que se estaban cociendo en la olla grande “estarían mucho mejor en boca de lobos que en boca de cerdos”, y como debía ser su último día en la tierra tampoco importaba mucho el castigo que quisieran imponerle por la travesura… dado que no iba a estar disponible para recibirlo.

Así que, disfrutando como nunca, preparó unas gachas con salchichas para la manada de lobos que esperaba con civiliada paciencia en la linde del bosque, riéndose sola exactamente como la vieja loca que siempre le decían ser. Cuando estuvieron listas sacó la olla al patio y los llamó a comer. Entonces se oyeron los gritos de la matrona y la mayordoma orondas, descendiendo apresuradamente los escalones que llevban a la cocina, armadas con escobas cuyo destinatario, antes que los lobos, debía ser la anciana. “¡Esa vieja loca está llamando a los lobos!” ” ¡Les da nuestra comida, maldita bruja desagradecida!”

Y la anciana, que no podía hacer otra cosa que reír como una niña en el quicio de la puerta del patio, a penas se dió cuenta al empeza a correr que las arrugas de sus manos habían desaparecido, que su cabello volvía a ser trigueño, que el cuerpo le respondía con mayor agilidad que nunca, o de que, tras saltar el montón de nieve que separaba el patio del bosque, había aterrizado sobre cuatro patas lobunas.

La huella del lobo en el refranero español

[url=http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=1932]http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=1932[/url]

REVISTA DE FOLKLORE
Fundación Joaquín Díaz
Año: 2001 – Tomo: 21a – Revista número: 243 – Páginas en la revista: 97-108

Autor: CHARRO GORGOJO, Manuel Angel

Tema: Refranes / Animales

Título del artículo: LA HUELLA DEL LOBO EN EL REFRANERO ESPAÑOL

VI

¡O mate mala ponzoña
a pastor de tal manera,
que tiene cuerno con miera
y no les unta la roña:
Ve los lobos entrar,
y los ganados balar,
e él, risadas en oillo,
nin por esto el caramillo
nunca cesa de tocar.

(Coplas de Mingo Revulgo, siglo XV).

INTRODUCCION

A lo largo de la historia, las gentes del común, han utilizado las enseñanzas que les ha proporcionado la observación directa de los animales salvajes, condensando estas cualidades en las breves y sustanciosas palabras de un dicho o de un sentencioso refrán. Su naturaleza folklórica, la condición de saber popular que se le concede y el hecho de atesorar en su enunciado costumbres pasadas, le confieren un gran valor en la reconstrucción de la forma de pensar, sentir, comportarse, interrelacionarse y vivir los individuos de una colectividad determinada.

Los refranes han surgido en todos los países, unos tomados de fábulas y de los cuentos; otros de hechos históricos, de antiguas leyendas; y la mayor parte, interpretando las costumbres de los pueblos, con sus vicios y sus virtudes. Tal vez su raíz, surgiera en la prehistoria, a poco de descubrirse el lenguaje articulado, fundamento de toda cultura universal. Quizá se remonte a la época de aquellos clanes prehistóricos, reunidos en pareja por grupos que tenían la loable costumbre de visitarse anualmente. En esos encuentros, en los que tomaban parte personas de diferentes edades y condición social, solían formarse grupos para gozar del placer de la charla, y en éstos no era raro que alguien propusiera como distracción narrar las costumbres de los animales que los demás grupos desconocían. Lo cual no parece extraño que se plasmaran en breves sentencias que aumentarían el acervo cultural de los grupos gestándose un fondo de sabiduría popular.

Nadie pone en duda que los refranes sobre los animales han prevalecido a través de los siglos por la verdad que contienen, recordando algún rasgo psicológico del animal, costumbres, alimentación, vida u otra cualidad comparativa con las del hombre.

El pueblo llano en el refranero zoológico compara las costumbres e instintos de los animales a las virtudes y vicios de los hombres por medio de refranes y proverbios, de esta forma se ofrece un cuadro distorsionado o caricaturizado de la sociedad o de los diversos sectores de la misma que pretende censurar o fustigar. Los lobos no son sino las figuras de nuestras virtudes y de nuestros vicios, errantes ante nuestros ojos, los fantasmas visibles de nuestras almas. Aunque lo frecuente es que al lobo se le asignen cualidades negativas.

Numerosos refranes populares van ligados a las festividades y santos del calendario, que permiten localizar cronológicamente muchas actividades biológicas como el momento del parto y la época en que hay suficiente alimento para la loba y los lobeznos. En el mundo agrario el conocimiento del santoral, acompañado de la observación que le rodea y de la experiencia, permite conocer los principales hábitos y comportamientos de estos cánidos.

Los grandes maestros de la paremiología recopilaron los refranes ordenados por criterio alfabético, la mayoría de las veces con la simple transcripción del mismo y otras agregando una lacónica explicación de una voz o una más detallada glosa explicativa, apareciendo en sus obras todos los proverbios y dichos sentenciosos populares de la época.

La presencia del lobo en el refranero popular y otras manifestaciones culturales nos permite recrear la huella indeleble que ha dejado el cánido en el imaginario colectivo de todas las épocas. Los vínculos entre el hombre y el lobo quedan patentes cuando analizamos el contenido del refranero, donde tenemos la oportunidad de rescatar datos sobre estos carnívoros y sus andanzas.

SECULAR ANTAGONISMO ENTRE HUMANOS Y LOBOS

Las relaciones entre los lobos y los humanos debieron estar presididas durante mucho tiempo por un mutuo respeto y un prudente distanciamiento, pues las presas eran abundantes para ambos cazadores sociales. Podemos reproducir con cierta verosimilitud los enfrentamientos entre los primeros cazadores y las manadas de lobos disputándose los mismos restos de animales frescos matados.

Desde los tiempos prehistóricos, el inicio de la auténtica rivalidad surgiría, probablemente durante la revolución neolítica, cuando algunos grupos humanos cambiaron el secular estilo nómada de cazadores y recolectores por una forma de vida sedentaria, domesticando determinadas especies vegetales y animales que a partir de entonces constituirían su fuente de alimentación. Pero, el hombre con el advenimiento del rebaño doméstico o la parcela cultivada se transformó en feroz defensor de sus propiedades. El único animal que de una manera tenaz le hacía pagar un cuantioso tributo en sus rebaños era el lobo, que agotadas sus presas naturales durante milenios, se hizo parásito del hombre en amplias zonas de su habitat, ejerciendo una permanente depredación sobre ungulados tan fáciles de cazar como las ovejas, los bóvidos o los caballos domésticos. El lobo compite por una caza exclusivamente reservada para el hombre; éste se siente directamente amenazado en sus bienes, puesto que toma a sus rebaños, a los cuales consagra en adelante lo esencial de sus actividades. Este antagonismo le vale al lobo ser designado por los pastores indoeuropeos bajo el nombre de varka, el raptor, el ladrón por excelencia, que se encuentra en el vlk checo, el lupus latino, el wolf germánico e incluso el bleis galo. Estas son las sociedades de pastores que, sin cesar de dirigir ruegos e invocaciones a las divinidades susceptibles de liberarlos, tienen los primeros perros adiestrados e inventan armas con el fin de defenderse contra el lobo.

A priori, podríamos imaginar una guerra fría entre ambos predadores. Pero desgraciadamente, comparten los mismos gustos, persiguen la misma caza, muestran relaciones de rivalidad y llegan a molestarse mutuamente. El lobo prefiere las presas poco combativas o algunas cabezas de ganado mal protegidas. Por lo que respecta al hombre, no come el lobo ya que la carne demasiado coriácea y nauseabunda, le repugna; solamente la piel espesa y gruesa gozará de numerosas virtudes: Llevar una gorra de pelo de lobo impedía el hechizo, llevar una tira de cuero alrededor del cuello aseguraba el éxito en el amor, y en Sicilia y en España un trozo de piel preservaba a los niños de las enfermedades. Es a partir de la Edad Media, cuando nuestros antepasados, le declararon una enconada guerra a muerte que perdura hasta nuestros días.

La escasez de alimentos en los períodos invernales ha obligado al lobo a centrar sus capturas en los animales domésticos de una forma más continuada. La sagacidad del cánido, capaz de salvar los más inverosímiles obstáculos con tal de saciar su hambre, queda reflejada en el popular romance de La loba parda. Según MENENDEZ Pidal nació en Extremadura y los pastores trashumantes lo difundieron por ambas Castillas y por León dando origen a nuevas versiones recogidas por notables folkloristas, cuya descripción realista evoca el secular enfrentamiento entre el pastor y el lobo. Los pastores saben que el lobo sigue los pasos de las grandes concentraciones de ganado para aprovechar el extravío de una cría o la oscuridad de la noche. En cada migración serán varias las cabezas de ganado que se perderán por la acción de los cánidos. La atención de los ganaderos debe ser total, y se establecerán guardias nocturnas para evitar pérdidas. Cualquier descuido será aprovechado por el lobo para diezmar el rebaño. Un refrán castellano es suficientemente explícito: “Reunión de pastores, oveja muerta”.

La admiración que el hombre ha sentido desde siempre por dicho animal, la fascinación que éste ha ejercido sobre las gentes de todas las épocas, proviene de la propia condición del lobo, representante supremo de la osadía, de la fuerza y del poder que le confiere su aureola mítica. Éste carnívoro ha cautivado a generaciones de guerreros, que veían en él la encarnación de la fuerza, de la bravura y de un realismo sin concesión. Ha sido durante mucho tiempo el emblema de las legiones romanas. Al principio de la era cristiana, los soldados germanos se comían el corazón de los lobos para tener sus virtudes combativas y su virilidad. En las primeras civilizaciones, el lobo representaba a menudo el arquetipo del macho y la loba de la fecundidad, incluso los dioses nacían de los lobos.

El lobo ha dejado una amplia estela de cultura a través de la historia. Numerosas expresiones o palabras relacionan al lobo con el animal salvaje que ha marcado nuestra civilización desde la Grecia antigua hasta la actualidad. Los romanos veían a los lobos como símbolo de amor y sacrificio maternos, para los griegos encarnaba el valor y la fuerza y en la mitología nórdica alcanza la máxima expresión de ferocidad.

El lobo es la representación de la gran bestia, enemiga acérrima del género humano, voraz, rápida, astuta y difícil de vencer. En casi todas las culturas de los países europeos en los que abunda este animal, su figura ha te nido consideración maligna y ha sido asociado a tótems de tal carácter.

Los cazadores, aunque le reconocen el coraje y la astucia, tienen una visión tan esquemática de esta bestia sabia y falsa que le suponen todos los vicios que ya le atribuían los autores antiguos o el folklore occidental.

Para el hombre, el lobo es el enemigo peligroso y organizado contra el cual es necesario proteger a los rebaños y víctimas marginales, que inspira temor por su aspecto y sus fechorías y contra el cual se nos advierte que la mejor defensa es la destrucción total.

El lobo en el curso del último será objeto de una lucha a muerte, porque el hombre consciente de su fuerza no tolerará en lo sucesivo ni las agresiones contra sus apriscos, ni incluso cuando se le disputa la caza que corre por los montes y los llanos. Todavía menos que se cierna sobre él o sus hijos la menor amenaza. Desde entonces el lobo es condenado y ejecutado.

Los cazadores han podido si no apreciar, al menos, aprender a temer y a conocer las cualidades de esta bestia poderosa dirigida por la fuerza de un grupo estructurado. Ellos han podido temerle mucho como rival mejor armado y como raptor, pero también admirar algunas virtudes, para tomarlo por tótem, divinizarlo y pedir su ayuda para cazas abundantes, implorarlo para que multiplique los animales codiciados o los rebaños congregados y criados con trabajo. La actitud del hombre hacia el lobo es durante este período ambivalente: detestado o reverenciado.

LA CRUZADA CONTRA EL LOBO

Demasiado ligado a ciertos mitos y cultos del paganismo, el lobo es temido en el mundo cristiano que predica el orden doméstico y se consagra a la ganadería y a la agricultura. Tiene la evidencia de que es la bestia que envía Dios para castigar a los hombres y degollar a las ovejas privadas de su buen pastor. Su carácter demoníaco y maléfico se refuerza, a esto se añade que este animal con rabia transmite la funesta enfermedad por mordedura. Los aldeanos medievales ven morir de atroces sufrimientos, en el límite de la locura a su vecino, su esposa y su hijo. En el transcurso de los siglos estos terrores reposan más tiempo sobre el mito que sobre la realidad, y van a ser reforzados por hechos tangibles. A decir verdad, sin duda, el lobo no solamente se ha alimentado de los cadáveres de los caballos en los campos de batalla, sino que ha comido carne humana en los períodos más negros de la historia, cuando las epidemias y el hambre dejaban por los caminos mujeres y hombres agonizando. Se confundía la causa y la consecuencia, y el lobo devorando se convirtió en la máxima imagen de la desgracia. Es el punto de partida de su exterminio.

La amenaza aviva el combate como da testimonio de ello la hagiografía, el folklore y la historia documentada y datada. Ya en el siglo VI a.C. se ofrecía en Atenas el valor de un buey a quien llevara la piel de un lobo. Los encuentros con el hombre son mencionados a partir de las grandes invasiones de la época burgundia, luego merovingia y sobre todo durante el reinado de Carlomagno, en cuyo capitular del año 813 prevé para cada condado la creación de una nueva categoría profesional, los luparii o cazadores de lobos. Llegó también al extremo de exigirles a sus caballeros no sólo la lucha contra los sajones sino también contra los lobos salvajes. En la Edad Media un rey inglés autorizó a sus súbditos a pagar sus impuestos con pieles de lobo, el resultado no se hizo esperar, en el siglo XV el lobo desapareció de las tierras de Inglaterra.

En determinados países de Europa la caza del lobo se convirtió en deporte, y era practicado por la monarquía y la nobleza. Jaime VII y la reina María de Escocia se entregaban a dicha actividad en las postrimerías de la Edad Media cuando ya el lobo se encontraba abocado al exterminio en Gran Bretaña. El rey francés Luis XIII y los reyes españoles Carlos II el Hechizado y Felipe IV fueron algunos de los protagonistas de tales lances cinegéticos.

En el Libro de Horas del duque de Berry (siglo XIV) aparecen miniaturas con representaciones de cacerías de lobos en las que son utilizados perros y caballos, modalidad que perduró hasta finales del Renacimiento.

En Portugal fueron instituidos los ojeos en el siglo XVI bajo el reinado de Juan III. Por orden suya, todas las personas se hallaban obligadas a participar en las batidas a los lobos, a partir de la octava Pascua, con intervalos de quince días y hasta el mes de Junio.

Diego Gelmírez, obispo feudal de Santiago de Compostela, es el primer personaje que incitó a la guerra contra el lobo. En el sínodo XV del Concilio Compostelano de 1114 se especifica el tipo de castigo en que incurrirían quienes se abstuvieran de participar en la multitudinaria cacería. Ni siquiera quedaban exentos de tal obligación los presbíteros. Otro mandato posterior, fechado en 1386 en la Rocha de Santiago, y firmado por el arzobispo Berenguel de Landoira, exigía a los feligreses de las parroquias que acudieran una vez por semana, desde el primer sábado de Cuaresma hasta el 24 de Junio, y con el cura a la cabeza, a cazar los lobos acosándolos hacia los fosos.

En 1538, en la Cortes de Toledo se recogía la siguiente petición al Emperador Carlos I (Petición 92): ” Algunas ciudades destos reynos han dado noticia en estas Cortes que los lobos se multiplican mucho y hazen muy grand daño en los ganados. Suplicamos a Vuestra Majestad mande que se acreciente el premio que se da á los que les mataren é qu se puedan matar con escopeta y arcabuz y con todo linaje de yerba ”

Entre los siglos XVI y XVIII proliferaron en toda España acuerdos municipales y ordenanzas de todo tipo que obligaban a los habitantes de las zonas pobladas por lobos que participaran activamente en las batidas contra éstos, así como en la construcción y mantenimiento de las tradicionales trampas.

Para combatir a estos carnívoros se han empleado todos los métodos, desde las jaurías y las armas de fuego que acabaron con ellos en las Islas Británicas y buena parte de Europa, hasta el veneno, las trampas, los helicópteros y las famosas águilas reales adiestradas por los kirguises para la caza.

Y para completar este decorado tan adverso, en la década de los 50 se crearon las Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos, que colocaron al borde de la extinción no sólo a los lobos, sino a otros muchos predadores ibéricos de incalculable valor ecológico y cultural.

JUEZ O VILLANO

Un grupo de leyendas presenta al lobo como justiciero, pues en el año 617, según Baronio, una manada de lobos se presentó en un monasterio y devoró a varios frailes herejes. Los lobos enviados por Dios despedazaron a los ladrones sacrílegos del ejército del duque de Urbino que habían venido a robar el tesoro de la Casa Santa de Loreto. La cabeza de San Edmundo el mártir, rey de Inglaterra, era guardada y defendida por un lobo de las bestias salvajes. San Noberto obligó a un lobo a dejar libre a una oveja tras tenerla entre sus fauces y posteriormente a cuidar todos los días del rebaño.

Los ejemplos de santos cristianos lupinos son tan numerosos que sólo mencionaremos unos pocos. Entre los eslavos San Pedro es el pastor de los lobos y el 17 de enero reúne a todos los de la comarca y reparte entre ellos los alimentos para el año que sigue. San Francisco de Asís hace con el lobo de Gubia un pacto de amistad que ambos respetarán y que va a permitir al lobo recibir su alimento de mano de los habitantes.

Otras narraciones nos presentan al lobo como descubridor de causas criminales. Sirva de ejemplo una leyenda de Olivenza (Badajoz) recogida por Domínguez Moreno que cuenta la muerte por asesinato de un buhonero a manos de dos jóvenes camino de Alconchel. Unos lobos presencian desde lo alto de una sierra el homicidio, y el buhonero los pone por testigo ante sus verdugos. Los asesinos disponen todo de tal forma que parezca que el desgraciado fue víctima de la furia de los lobos. Pasan tres años y los jóvenes asisten a la romería de la Virgen Nuestra Señora de los Santos. Durante la misa se escuchan unos fuertes aullidos y uno de los mozos, con sorna, le dice al compañero: “Compadre, que nos reclaman los testigos de la muerte del buhonero”. Las palabras fueron escuchadas por el hijo del asesinado, que siempre dudó de las extrañas circunstancias del fallecimiento de su padre, y los criminales fueron detenidos.

En diferentes lugares del viejo continente se registran relatos truculentos sobre personas muertas por lobos. Un poema de Gabriel y Galán titulado Elegía, – basado en un hecho real ocurrido hacia 1880- nos refiere los paseos diarios de una niña de trece años desde el caserío de Casablanca hasta la majada en la que unos pastores cuidan los rebaños de su familia para llevar las viandas, regresando ya anochecido. Una de las noches sucede la tragedia:

La cabrerilla
de Casablanca
por fieros lobos,
ay, devorada!
¡Sangre en las peñas,
sangre en las matas,
la virgencita,
desbaratada!

Analizado retrospectivamente el macabro relato, podemos asegurar que se trataba, como en tantos otros casos, de simular una muerte por los lobos para ocultar un caso de violación y asesinato de una adolescente. Esta opinión viene respaldada por declaraciones de expertos alimañeros que afirmaban que nunca lobos adultos les atacaron cuando les arrebataban los lobeznos. Es muy difícil que el lobo ataque a un ser humano, dado que somos un enemigo ancestral y nos teme en su conducta innata heredada. Las historias que se cuentan en las zonas lobunas de Europa respecto a la existencia de lobos devoradores de hombres tienen su soporte en la pervivencia de creencias ancestrales.

Para comprender la función de chivo expiatorio por parte de este cánido basta recurrir a la novela picaresca de Cervantes, El coloquio de los perros, retrato costumbrista que pudo tener como modelo cualquier majada del solar español y que actualmente sigue ocurriendo. Berganza cuenta a su compañero el perro Cipión las tristes experiencias de su vida perruna al cuidado de un hato de ovejas. “Vi que dos pastores asieron un carnero de los mejores del aprisco, y le mataron, de manera que pareció a la mañana que había sido su verdugo el lobo”. Grande del Brío nos ofrece un testimonio de esta práctica contando que el tío Santa, pastor de la sierra de las Quilamas, periódicamente variaba su monótona dieta, dando cuenta de alguna cabra y ante su amo achacaba al lobo la culpa de tal lance

En efecto, de dios o compañero de los dioses, el lobo se convierte poco a poco en un animal aborrecido y temido, una alimaña maligna a la que hay que destruir. Es ahora el enemigo, el diablo, el agente de Satán, proveedor del Infierno. ¿De dónde surgió este odio que aún subsiste en nuestro subconsciente, si el lobo nos es familiar gracias a los cuentos, las historietas ilustradas o las películas fantásticas?

No sabemos exactamente lo que ocurrió. Pero podemos tratar de comprender las causas del cambio de actitud. Resulta curioso constatar que el hombre prehistórico, que tan magistralmente representaba a otros animales, sólo raras ocasiones dibujó figuras de lobo en las paredes de sus cavernas. Sin embargo, el lobo existía en esa época, como nos lo demuestran los numerosos restos descubiertos en los osarios. También se han encontrado, especialmente en las tumbas de niños, dientes caninos de jabalí y de lobo que probablemente servían de dijes colgantes o de elementos collares. Esos caninos tenían un poder de protección contra las enfermedades y el mal de ojo, poder que volveremos a ver más tarde en la magia y en la medicina popular. Estos datos demuestran que nuestro antepasado primitivo no le tenía miedo al lobo.

Pero fue la introducción de la ganadería y la agricultura lo que desató una hostilidad mortífera entre el hombre y el lobo, que compartían los mismos territorios y tenían los mismos comportamientos. Como consecuencia de la roturación de los bosques y estepas, el lobo tiene que retirarse a zonas cada vez menos abundantes de caza, lo que hace que deba depender del hombre para sobrevivir. En Occidente su víctima principal es el ganado, presa fácil y abundante. El hambre y la rabia le obligan a salir en ocasiones de sus guaridas para atacar al hombre, su perseguidor. De ahí el odio y el miedo, que agravan aun más las guerras, las invasiones y las hambrunas.

A partir de ese momento la guerra es incesante entre ambos protagonistas. Todos los medios son válidos para el hombre: la caza tradicional, las trampas de los más variados tipos, los venenos y las armas. Su empeño es destruir el lobo por los efectos nefastos que su acción tiene sobre la economía, sin que le preocupe el papel ecológico que el animal desempeña ni su utilidad médica.

La literatura cristiana no se contenta con hacer del lobo un ser fundamental malvado y temible, le calumnia de forma ultrajante, le atribuye tratos aberrantes que tienden no solamente a hacerle más odioso sino más despreciable, se venga y consolida el miedo que le inspira ridiculizándole. En el occidente cristiano la imagen del lobo es negra, es la encarnación del mal, del desenfreno, de la lujuria, puede acostarse con una mujer para engendrar al hombre-lobo. Es la maldición suprema, una de las más antiguas pesadillas de la humanidad, hombre de día rebajado a rango de bestia de noche capaz de todos los horrores y de todos los crímenes.

El lobo ha sido la encarnación por excelencia del mal, de las fuerzas obscuras, del pecado, ya que devora el cordero místico, símbolo de Cristo. En las leyes hititas se decía de un proscrito que se había convertido en lobo; esa asociación con los fugitivos tal vez se deba a la figura huidiza que suelen adoptar estos animales. La mitología antigua lo hacía proveedor de los infiernos o el guardián del reino de los muertos con Hades cubierto con un casco de piel de lobo; en el caso de los etruscos surgiendo de una caverna engullía a los hombres vivos; en las leyendas germánicas y escandinavas se ve el lobo carnicero, fúnebre, comedor de muertos, enemigo infernal y temible.

La bestia ha muerto, el miedo sobrevive censurado por el imaginario de los hombres, que habrá hecho más que su ciencia o su espíritu de observación durante muchos siglos. Aunque nada es cierto, los zoólogos han repetido en sus compilaciones todas las fábulas nacidas incluso antes de Aristóteles. Al final del siglo XVIII, los naturalistas al lado de los resultados de sus propias investigaciones, rechazaban la incomprensión total del hombre respecto del lobo, su emotividad que deforma los pocos detalles anatómicos que posee. Bufón ilustra bien este aspecto que se ha citado cientos de veces: “Desagradable en todo, la cara baja, el aspecto salvaje, la voz espantosa, el olor insoportable, el natural perverso, las costumbres feroces, perjudicial en vida, inútil después de su muerte”.

UNA OPORTUNIDAD PARA EL LOBO

El rico legado de las fábulas, cuentos y leyendas nos ponen en guardia contra el lobo sobornador, fuerte, astuto y ruin, los peligros de la conversación con las gentes que no se le conoce, la imprudencia y la desobediencia a los sabios consejos de los padres.

Sin embargo, los cuentos han sido víctimas de ideólogos y propagandistas. Así, en Alemania, los teóricos del Tercer Reich convirtieron a Caperucita Roja en un símbolo del pueblo alemán, salvado del maligno lobo judío. Al final de la Segunda Guerra mundial, las autoridades aliadas prohibieron la publicación de los cuentos de Grimm en Alemania por creer que habían contribuido al salvajismo nazi. Que tales historias hayan sobrevivido a la desaparición del lobo no es debida únicamente al funcionamiento de nuestro folclore y a la rica inconsciencia colectiva de la cual es un reflejo.

Nuestra tradición es rica en alusiones a la supuesta perversidad y agresividad del lobo. La influencia católica ha hecho además que se haya considerado al lobo como una criatura de las tinieblas, incluso vinculada al demonio. Este miedo ha sido transmitido de generación en generación por relatos y cuentos, que nos enseñan a odiar y a temer un animal pretendidamente devorador de niños y mujeres indefensas, abandonando la manada para atacar al pastor acompañado de perros y también seguramente bien armado. Esta bestia podía devorar varias personas por día, recibir sin dificultades varias heridas, corriendo por la noche con los ojos brillantes, era un pretexto corriente que no necesitaba ninguna explicación para la desaparición de personas o animales. Todos los perros errantes atacados por la rabia fueron inmediatamente tomados por lobos, los medios de comunicación de la época obtenían pingües beneficios hablando de pueblos de la lejana Siberia asediados por un centenar de lobos, y ante ellos una intervención armada de algunas personas llenas de valor dispuestas a combatir a esta bestia demoníaca.

No podemos negar la evidencia de rebaños atacados, aunque la mayoría de las veces morían al precipitarse por los abismos, enloquecidas de espanto, dada la falta de adecuados apriscos que pudieran contener e impidiese la entrada a los lobos. Así, pues, el lobo no es culpable de ese daño a los recursos humanos, porque fue primero el hombre quién le arrebató el espacio y la carne al gran depredador. Los humanos fuimos quienes provocamos esta situación, al aniquilar los herbívoros salvajes y sustituirlos por ovejas. El exceso de presión cinegética dio lugar a que los lobos no dispusieran de alimento teniendo que recurrir a los apriscos.

Las talas masivas en los montes de la Península Ibérica provocan alteraciones del ecosistema y obligan al lobo a modificar continuamente sus territorios, con las graves consecuencias que esto supone para la especie. La más inmediata es la escasez de cobijo, seguida de una disminución del alimento disponible que incrementa la frecuencia de los ataques a la cabaña ganadera.

Para que tengan éxito los ataques de los lobos a los rebaños tienen que darse unas condiciones favorables en las que interviene la experiencia del pastor y de los perros, lo acuciante que sea obtener comida, la zona donde se encuentra pastando el rebaño y las condiciones meteorológicas imperantes. Debido a la escasez de grandes presas los hábitos carroñeros son muy frecuentes entre los lobos y son habituales las visitas nocturnas a los basureros rurales y a las granjas. Sabemos que en los días con fuertes vientos, lluvias o nieblas son más probables que se produzcan las temidas lobadas.

Paradójicamente el lobo ayudó a que sobrevivieran los animales más dotados, cazando los débiles y enfermos, que no podían seguir la marcha del rebaño, dando origen a una selección de aptos reproductores. Sin embargo, el hombre mata los mejores ejemplares para que sus hermosas cabezas adornen sus salones contribuyendo a ampliar la senda de su extinción.

La idea de que el animal actúa con instinto cruel y sanguinario deriva de la costumbre que tiene el lobo de atacar a los rebaños domésticos y matar reses de forma masiva cuando puede. Los etólogos aducen que se trata de un atavismo que tendría su origen en el periodo de las glaciaciones del Cuaternario, en que el lobo sacrificaba abundantes presas que enterraba en la nieve, y que se conservaban congeladas para ser devoradas en épocas cuya disponibilidad de alimento era menor. Gil Cubillo sugiere que la causa de esta irrefrenable conducta es que no ha desarrollado un mecanismo fisiológico específico de inhibición de agresividad en el lance venatorio para detener su actitud de depredador frente a presas fáciles o confinadas en espacios reducidos.

Los lobos han suscitado los más arraigados temores, ha provocado los odios más encarnizados y ha sido objeto de las más fantásticas leyendas. Acusados de todas las desgracias posibles e imaginables, nosotros los hemos hecho sufrir. Cazados en todos los continentes desde la Edad Media hasta mediados del siglo XX, los lobos han estado a punto de desaparecer de la faz de la tierra. El odio que el lobo ha despertado en el hombre ha generado la persecución y exterminio más implacables y deliberados que se conocen sobre la Tierra. Se trata de la lucha contra uno de los más ancestrales enemigos: el lobo, nocturno, esquivo, frío y furtivo, que despiertan un temor sobrenatural que hace surgir de las profundidades del inconsciente toda clase de monstruos. Así se lo asocia con el hombre lobo, devorador de criaturas indefensas, con la brujería, el demonio y lo infernal, y representa todas las cosas que el hombre no acepta de sí mismo plasmándose en el refranero.

Sin embargo, el hombre se ha dado cuenta del papel que este cánido desempeña en la naturaleza y de la influencia en la historia de la humanidad. Por todo ello tenemos la obligación moral de conservar al lobo como especie zoológica reclamando su derecho a la existencia, así como el rico patrimonio cultural desarrollado en torno a su mítica figura. De no hacerlo sería un triste epílogo para un símbolo de la salvaje libertad.

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APENDICE

1. EL LOBO

1.1. Reproducción

Cuando las jaras están floridas, las lobas están paridas y por Santa Cruz, el lobo ve la luz.

Per l’Ascensión los llobos paridos son.

Per San Fernando la loba parida o rabexeando (Moviendo el rabo por dolor del parto).

Per Santa Cruz de mayo la lloba parida y el monte pesllau (cerrado).

Quieres ver la loba parida, casa a la hija.

1.2. Alimentación

Bueno le fuera al lobo pegarse con torrezno.

Caldos de nabos, ni los lobos los quieren.

Come más que un lobo.

Corazón de león, tripas de lobo, paso de buey y aire de bobo.

Cuando el lobo no va por su pie, no come lo que quiere.

Del lobo la hartura tres días dura.

El lobo come de todas las carnes, pero la suya la lame.

Toda carne come el lobo, menos la suya que la lame.

Que no se junten tantos lobos a la carne, que no quepamos a presa (tajada).

1.3. Comportamiento

1.3.1. Admiración

Si el escorpión viera y el lobo olfateara, no habría cosa que se salvara.

Si la víbora oyera, el escorpión viera y el lobo tuviera olfato, no habría hombre que saliera al campo.

Tiene pasos de lobo.

1.3.2.Meteorología

Día lobero, noche de enero.

El verano no se lo come el lobo; ni el invierno tampoco.

En el mes de enero, lobos siete a siete en el carrero (camino).

Noche de lobos.

Primer día de mayo, corre el lobo y el venado.

1.3.3. Robo

Cuando el lobo va a hurtar, lejos de casa va a cazar.

La loba parida, todo lo que pueda robar trae al nido.

1.3.4. Costumbre

Después de los años mil, vuelve el lobo a su cubil.

El lobo do mane (permanece), daño no hace.

El lobo no hace carne de donde yace.

Los lobos no hacen carne en la carnada.

Quien lobo nació, lobo murió.

1.3.5. Instinto

Bien se huelga el lobo con la voz de la oveja.

El polvo de la oveja, alcohol es para el lobo.

El polvo del ganado, al lobo saca cuidado.

El polvo del ganado no hace mal al lobo.

El polvo de las ovejas, nunca al lobo hace mal.

La vaca bramadora, llama al lobo que la coma.

Tantos por tantos, vanse los lobos a los asnos.

1.3.6. Hambre

Cuando el lobo anda a grillos, ni hay para él ni para sus hijos.

El hambre echa al lobo al/del monte.

El hambre mata al lobo en el poblado El hambre mete al lobo en poblado.

El hambre saca de la selva al lobo.

El lobo no come de la carne que muere /quiere, sino de la que por su pie hubiere/quiere.

El lobo no come de la carne que quiere, sino de la que puede.

Lobo con hambre, esquilos oye por todos los valles.

Lobo hambriento, no tiene asiento.

Lobo que presa no halla, come la tierra con rabia.

1.4. Vejez

1.4.1. Experiencia

El lobo viejo a la tarde aulla.

El lobo viejo caza a la espera.

El lobo viejo no busca tripas ni sesos, sino hígados tiernos.

Lobo viejo no cae en la trampa.

1.4.2 Desprecio

Al lobo que se hace viejo, le toman el pelo hasta los corderos.

Del lobo viejo se burla el perro.

Castiga el perro, castiga el lobo, y no castiga el hombre cano.

1.5. Virtudes

1.5.1. Arrepentimiento

El lobo harto de carne se mete fraile El lobo sin dientes a ermitaño se mete.

1.5.2. Astucia

A cerdo que es para boca del lobo, no hay San Antón que lo guarde.

Ganado que el lobo ha de llevar, ni San Antón lo sabría guardar.

Burla burlando, vase el lobo al asno.

Con cabeza de lobo gana el raposo.

Con una cabeza de lobo, come un año el que no es bobo.

Cuenta y no come el amo de las ovejas, y el lobo come y no cuenta.

De la abundancia come el lobo.

De lo contado como el lobo.

De lo contado come el lobo y anda gordo.

Ducha es la loba de la soga.

El lobo come del cuento.

El que entre ciento mete una, o es del lobo o es de la fortuna.

La conciencia del lobo, que por libra y media lleva al asno y dice que va engañado.

La oveja que ha de ser del lobo, fuerza es que lo sea.

Más hace el lobo callando, que el perro ladrando.

O tarde o pronto, el asno es de los lobos.

Paciencia, no gruñais/gruñatis, dijo el lobo a las/los cabras/cochinos.

“Palabra”, dijo el lobo a la cabra.

Una oveja, y comióla el lobo.

1.5.3 Confianza

Bien va la oveja coja, como el lobo no la coja.

Comprar del lobo carne.

Dar carne al lobo.

La piel vendida y comida, y el lobo en la guarida.

Loca/Tonta es la oveja que al lobo se confiesa.

Mientras el perro duerme, come el lobo

No soy cordero bobo que me deje comer del lobo.

Oveja que el lobo lleva, candida va.

Por fiarse del perro duerme el lobo en el pajar.

Quien se fía del lobo entre sus dientes muere.

1.5.4. Prudencia

Caballo que ha de ir a la guerra, ni le come el lobo, ni le aborta la yegua.

En el hato esta el lobo.

El lobo anda en el rebaño.

El lobo esta en la conseja.

1.5.5. Valor

A perro de cabaña, échale un lobo.

Dos lobos a un can, bien le morderán.

Mejor es ser lobo que oveja, y caballo que buey manso.

Muchos gritos caben en el culo del lobo, la res y todo.

Muchos gritos caben debajo de la cola del lobo.

Muchos ladridos caben del lobo en el oído.

1.6. Vicios

1.6.1. Codicia

El que al lobo envía, a fe, carne espera.

Quien al lobo envía, carne espera.

Quiere ganar como con cabeza de lobo.

1.6.2. Gula

A carne de lobo, diente/salsa de perro.

Ama el lobo al cordero para comerlo.

El lobo no cuenta las ovejas: come cualquiera de ellas.

Es más carnicero que un lobo.

La raposa ama engaños, el lobo corderos, la mujer loores.

Lobo que presa topa, aunque se le vea vieja no cierra nunca la boca.

Más crudo lo come el lobo y anda gordo.

Más crudo lo come el lobo y bien le presta.

Por amor del buey, lame el lobo el yugo.

Por amor del buey, el lobo al arado lame.

1.6.3. Influencias negativas

La amistad del lobo con el mal perro, la paga el cordero

Junta de lobos, muerte de oveja.

Juntóse el lobo a la oveja, y le comió hasta la pelleja

La oveja que se aparta de su rebaño, a peligro se pone de ser tomada de lobos.

Mientras riñen entre sí los perros, se come el lobo al cordero.

Por las malas compañías, el perro se vuelve lobo al cabo de pocos días.

El que con lobos anda, a aullar aprende.

Quien con lobos anda, a aullar se enseña.

Quien con lobos se ajunta, pronto águila.

1.6.4. Maldad

Aunque mil años tengas a un lobo por cordero, nunca harás cordero del lobo.

De visita, hasta los lobos parecen corderos.

Debajo de la piel de oveja, está el lobo robador.

El lobo muda el pelo, mas no el celo/vezo.

El lobo troca el pelo y las mañas no.

Lobo con piel de oveja no prepara cosa buena.

Muda/pierde el lobo los dientes, y no las mientes.

So la piel ovejuna, traes dientes de lobo.

1.6.5. Misoginia

A muller e a loba do máis feo se namora.

Con lobos y con mujeres, toparás más que quisieres.

De lobos y mujeres, lo que vieres.

Guarda el cabrero las cabras de muchos lobos, y a su mujer no puede de un hombre solo.

La loba y la mujer, iguales en el escoger.

La mujer, es como la loba en el escoger.

La loba en el escoger y la anguila en retener.

La loba escoge, y al fin toma lo más ruin.

Mujer joven, pan tierno y leña verde, son en casa lobos que se muerden.

2.El PASTOR

2.1. Irresponsable

Avisad al lobo y echad el ganado sólo.

El pastor que a sus ovejas, deja arriesgadas al robo, esto es, más que pastor, lobo.

El que lobos apacenta no quiere paz con ovejas.

En el rebaño el lobo, y el pastor durmiendo con otro.

Es pastor muy descuidado, el que no siente el lobo en su ganado.

Ganado mal guardado, más es del lobo que de su amo.

Pastor caravero, hace al lobo carnicero.

Pastor cucharero y lector, hace al lobo gran señor.

Entregar la oveja y corderos al lobo, notorio desatino y robo.

Encomendar la oveja al lobo.

¿Qué prudencia, soltar los lobos y atar las piedras? Si dices a la oveja donde está el lobo, querrá conocer si es buen mozo.

Soltar al lobo entre las ovejas.

2.2. Desconfianza

Cuídate de los lobos con piel de cordero.

Del lobo, un pelo/repelón..

Del lobo un pelo, y ese de la frente.

Ninguna loba pare corderos.

2.3. Protección.

Buenos perros, del lobo amengua el riesgo.

Cuando está el amo con sus ovejas, ni la morriña ni el lobo vienen a ellos.

El pastor que no quiera pelleja, no quite el ojo a la oveja.

Quien trata con lobos, traiga el perro al lado.

Si no hubiera perros, no habría lobos.

2.4. Invocación Nunca otro lobo venga a mi ganado.

3. El PUEBLO

3.1. Mentalidad popular

3.1.1. Clasismo

Cada lobo por su senda.

Cada lobo en su senda y cada gallo en su muladar.

Cada loco con su tema, y cada lobo por su senda.

El llobu grande siempre comió al pequeñu.

3.1.2. Bienes comunales

Asno de muchos, lobos se lo comen.

El ganado baldío o de muchos amos, pronto encuentra al lobo.

La vaca baldía o de muchos amos, pronto se la come el lobo.

Ganado de muchos, el lobo lo come.

Hacienda de muchos, la come el lobo.

Muchos lobos a un pan, mal pago le dan.

Ovejas de todos, cómenla lobos.

Ovejas de muchos, lobos la comen.

Tal para tal, acomete el lobo al asno.

Tantos por tantos, vanse los lobos a los asnos.

3.1.3.Castigo

El lobo hace entre semana porque el domingo no vaya a misa.

No hace tanto el lobo entre semana como paga el día de fiesta.

Mucho daño hace el lobo, pero en una hora lo paga todo.

Tanto hace el lobo entre semana, que el día de fiesta no osa aparecer

3.1.4. Temeridad

Arremetió Morilla y comiéronle lobos.

Arrimarse a la boca del lobo, es de hombre bobo.

Cuando un lobo come a otro no hay que comer en el soto.

El ánsar de Cantimpalos, que salió al lobo al camino.

La gansa de Cantimpalos, que salía al lobo al camino.

En las uñas del lobo.

Estar como cordero entre lobos.

La yegua que arremetió, comiéronla lobos.

El que parece león y no llega a lobo, es bobo.

Guardaos de la loba cuando se enoja Harto es bobo, quien no distingue un perro de un lobo.

Ir a matar lobos no es para bobos.

Meterse en la boca del lobo.

No pace cordero a vista de lobo.

No se ha de llegar el lobo hasta la mata.

No se puede tener al lobo por la oreja.

Obscuro como la boca del lobo.

Salió el lobo al camino, como el ánsar de Cantimpalos.

Sigue el lobo, mas no hasta la mata.

Tener al lobo por las orejas, y el perro por la cola, son dos malas cosas.

Un cordero entre dos lobos.

Ver las orejas al lobo.

3.1.5. Incredulidad

Acometer la oveja al lobo.

Aquí no ay bosque de do salga lobo.

No ay mata de do lobo no salga.

Buenos son los corderos teniendo por guarda al lobo.

Como la cabra que parió para el lobo.

En la muerte del asno no pierde nada el lobo.

¿Eso me decís: que en el monte ay lobos?

El lobo harto y la oveja entera, ¿De qué manera?

¿La oveja entera y el lobo harto? ¡Gran milagro!

Julián, pica en el lobo y pídele pan.

Hase comido un lobo y torna por otro.

Menos lobos irían en la banda.

No necesita el cordero el besamanos del lobo.

Quien ha hecho al lobo sacador de espinas.

Mueren los asnos y entierran los lobos.

Ya llegó el lobo a la mata, a ver quien lo saca.

3.1.6. Intereses comunes.

Aullar con los lobos.

Con un lobo no se mata a otro.

Cuando el lobo come con el can, de acuerdo están.

El lobo y la oveja, todos una negra conseja El lobo y la oveja, vienen en una conseja.

El lobo y la vulpeja, todos/ son de una conseja.

El lobo y la vulpeja son de la misma conseja.

El lobo y la vulpeja, ambos son de una conseja.

Del mal que el lobo hace, al cuervo aplace.

El hijo de la loba y lobo, que ha de ser sino lobo.

El ladrón conoce al ladrón, como el lobo conoce al lobo.

El lobo es arisco, pero a otro lobo no da mordiscos.

Lobo no come lobo.

Lobo come con lobo.

Lo que la loba hace, al lobo le place.

Pillos y lobos no se muerden unos a otros.

Lobos de la misma cama, ni se muerden ni se morderán.

Lobos de una carnada no se hacen nada.

Ser lobos de la misma carnada.

Todos son lobos de una carnada.

Los lobos no se comen unos a otros.

Si entre lobos vives, aulla, y si entre burros, rebuzna.

Un lobo no muerde a otro.

No entramos dijo la zorra al lobo.

Con un lobo no se mata otro.

Un lobo a otro lame y no se come su carne.

Un lobo a otro no se muerden.

Un lobo a otro no se muerden, un hombre a otro, mil veces.

Un lobo a otro nunca se muerde.

Quien conoce a un lobo, conoce a todos los lobos; quien conoce a un hombre, sólo a uno conoce.

Cien lobos son como un lobo, más cien hombres desemejan unos de otros.

Un lobo a otro no se muerden; un hombre a otro, mil veces.

A un lobo, con verlo lo conoces, y no en diez años de trato a un hombre.

3.1.7.Maldición

Allá vas, cómante lobos.

Can que lobos mata, lobos le matan.

Doy al diablo el mejor de ellos, como el que cenaba con los lobos.

(El) pastor que no cura la roña, lobo le mate el ganado y rabia le coma.

Lobado molido y plomo derretido.

Lobos de Codera.

Lobos de Croy te arremetan.

Lobos malos lo coman.

Los de Fuentes de León, lobos son.

País de extranjeros, país de lobos.

Quien mal ha de hacer, a su puerta lo comen lobos.

Tiene dentro el lobo que le ha de comer.

3.1.8. Muerte

A la luna, el lobo al asno espulga.

Al dinero, al lobo y al aire, darles calle.

Algo es cuando todos dicen: “al lobo, al lobo”.

Al que se hace oveja, lobos se la comen.

Amarrando la burra donde manda el amo, como si la comen los lobos.

Atar el caballo donde mande su dueño y cómanlo lobos.

Cuando el lobo mata, mata para todos.

El hombre es oveja que madruga a pacer y la muerte el lobo que la come.

La muerte del lobo es la vida de los corderos.

Mata al lobito cuando es chiquitito.

3.1.9. Miedo

El lobo ha miedo del hoyo.

En viendo la oveja al lobo, se le queda sin sebo el lomo.

Oveja descarriada, del lobo huye.

Perro cobarde, no quiere ver lobo.

Si el caballo tiembla, el lobo se acerca.

Si se erizan los pelos, cerca están los lobos.

3.1.10. Seguridad

El campo para los lobos, pueblo quiero a cualquier costa.

La noche para los lobos y los ladrones.

O por hombre, o por perro, o por lobo, llévate esa espada en el puño.

Seguro está el cielo de lobos, y de ladrones y robos.

3.1.11. Superstición

Cuando el lobo da en la dula ¡Guay de quien no tiene más que una!

Donde se menciona al lobo, allí se le encuentra.

Mencionar al lobo y lobo en la puerta.

Ovejas contadas, el lobo las ataca.

Si los lobos vienen al hato, pobre del que tiene cuatro.

Simbología

Simbología

Diccionario de Símbolos, Jean Chevalier, Alain Gheerbrant. Ed. Herder, Barcelona, 1988. pp.652-654

* Lobo, loba. Lobo es sinónimo de salvajismo y loba de desenfreno. Pero éstas son nociones sumarias. La segunda sobre todo es conocida como nodriza de Rómulo y Remo, como el emblema de Roma. 1. El simbolismo del lobo, como bastantes otros, entraña dos aspectos: uno feroz y satánico, el otro benéfico. Porque ve en la noche, es símbolo de luz. Ésta es su significación entre los nórdicos y los griegos, donde se atribuye a Belen o a Apolo (Apolo Licio). El simbolismo luminoso del lobo, usual en los países septentrionales, no aparece en el dominio céltico, que ha identificada Lug (equivalente u homólogo de Apolo) y el lince (y no el lobo). (…) El aspecto luminoso del lobo lo presenta como símbolo solar. También entre los mongoles tiene carácter netamente celeste; es el ancestro de Gengis Khan. La China igualmente conocía un lobo celeste (la estrella Sirius) que es el guardian del palacio celestial (la Osa mayor). El carácter polar se encuentra en la atribución del lobo al norte. Debe señalarse, sin embargo, que este papel guardián da lugar al aspecto feroz del animal: así en ciertas regiones del Japón lo invocan como protector contra los demás animales salvajes. Evoca una idea de fuerza mal contenida, gastándose con furor, pero sin discernimiento. L.G. 2. El lobo es un obstáculo en la ruta del peregrino árabe y la loba en la de Dante, donde toma las dimensiones de la bestia del Apocalipsis. La iconografía hindú lo ve como animal de mal augurio y lo atribuye a las divinidades en su aspecto siniestro. La velocidad del animal se expresa por la relación del lobo con el pecado y de la loba con la pasión, el deseo sensual.

El lobo es una de las formas dadas a Zeus (Lykaios), a quien se inmolaban seres humanos como sacrificio en los tiempos en los que reinaba la magia agrícola, para poner término a las sequías y plagas naturales de cualquier especie: “Zeus vertía entonces la lluvia, fertilizaba los campos, y dirigía los vientos”. 3. *La boca del lobo, en la mitologia escandinava, es un símbolo de reintegración cíclica, lo que sin duda nos remite al lobo que devora la codorniz, del que habla el Rig Veda. Si, como hemos señalado, la codorniz es un símbolo de luz, la boca del lobo es la noche, la caverna, los infiernos, la fase del pralaya cósmico (…); la liberación de las fauces del lobo es la aurora, la luz iniciática que sucede al descenso a los infiernos, el kalpa. P.G. * 4. La fuerza y el ardor en el combate hacen del lobo una legoría guerrera para numerosos pueblos: “Yo soy el lobo solitario, merodeo en muchos países”, dice un canto de guerra de los indios de la pradera americana. Semejantes metáforas abundan en la poesia turca y mongol. Para estos pueblos, el mito del lobo azul reviste una fundamental importancia; el lobo azul o lobo celeste es una kratofanía de la luz uránica, del rayo; es la pareja de la cierva blanca o leonada, que representa a la tierra, en la hierofanta tierra-cielo, de donde nace, entre otros héroes y jefes de linajes, Gengis Khan. 5. Al lobo azul celeste, creador de las dinastías mongolas y chinas, se opone la loba de Rómulo y Remo, terrena sino ctónica. Tanto en un caso como en otro, este animal queda asociado a la idea de fecundidad. La creencia popular en el país turco ha conservado esta herencia hasta nuestros días. Así, entre los bezoar apreciados por los yakuto en Liberia, el lobo se considera como el más poderoso en este sentido; en Anatolia, es decir, en la otra extremidad de la extensión geográfica de los pueblos altaicos, aún se ve a las mujeres estériles invocar al lobo para tener hijos.

En Kamchatka “con ocasión de la fiesta anual de octubre, se fabrica una imagen del lobo de heno y se conserva un año para que el lobo despose a las jóvenes de la aldea; entre los samoyedos se ha recogido la leyenda de una mujer que vive en una caverna con un lobo”. 6. El lobo, al igual que el perro desempeña un papel de psicopompo. Un mito de los algonquinos lo presenta como hermano del demiurgo Menebuch, el gran conejo que reina en el oeste, en el reino de los muertos. Semejante función de psicopompo se le reconocía en Europa, como lo atestigua este canto mortuorio rumano: Aparecerá aún El lobo frente a ti (…) Tómalo como hermano Pues el lobo conoce El orden de los bosques (…) Él te conducirá Por la ruta llana Hacia un hijo de rey Hacia el paraíso. (Trésor de la poesie Universelle, por R.Caillois y J.C. Lambert, Paris 1958) 7. El lobo en cuanto divinidad infernal existe ya en la mitologia grecolatina : la loba de Mormólice, nodriza de Aqueronte, que amenaza a los niños, exactamente como en nuestros días se evoca al gran lobo feroz; de un manto de piel de lobo se reviste Hades, señor de los infiernos; las orejas del dios de la muerte de los etruscos son de lobo; también, según Diodoro de Sicilia, Osiris resucita en forma de lobo para ayudar a su mujer e hijo a vencer a su malvado hermano. 8. *En la tradición nórdica, los lobos simbolizan la muerte cósmica:son devoradores de astros; lo cual evoca el jaguar ctónico de los centroamericanos, abriendo sus monstruosas fauces para tragar al sol. Fenrir, el lobo gigante, es uno de los enemigos más implacables de los dioses. Únicamente la magia de los enanos puede detener su curso, gracias a una cinta mágia que no se puede romper o cortar.

En la mitología egipcia, Anubis, el gran psicopompo, es llamado Imp., el que tiene forma de perro salvaje; en Cinopolis se lo reverencia como dios de los infiernos (chacal). * (…) G. Durand concluye excelentemente en estos términos: “Hay una convergencia muy clara entre la mordedura de los cánidos y el temor del tiempo destructor. Cronos aparece aquí con el rostro de Anubis, el monstruo que devora el tiempo humano o ataca incluso los astros que miden el tiempo”. 9. El lobo, en la imaginería europea de la edad media, es también la forma que revisten más frecuentemente los brujos para presentarse al Sabbat, mientras que las brujas, en las mismas ocasiones, llevan ligas de piel de lobo. En España es la montura del brujo. La creencia en los licántropos u hombres-lobo está atestiguada desde la antigüedad en Europa; Virgilio ya lo menciona. En Francia apenas comenzaba a dudarse de ello en el reinado de Luis XIV. Es una de las componentes de las creencias europeas, uno de los aspectos que sin duda revisten los espíritus de los bosques. Según Collin de Plancy, “Bodin relata sin sonrojarse que en 1542 se vio una mañana a ciento cincuenta hombres-lobo en una plaza de Constantinopla”.