Notas 30-03-1999

30-03-99

Con este escrito trato de entender las cosas raras que constituyen mi vida, porque a pesar de éxitos y fracasos, siento que mi vida está ligada a algo mayor que yo, no es algo que me domine porque siempre puedo tomar mis propias decisiones. Solo que … no tengo la capacidad para entender la lógica, si la hay, de mi vida actual.

Hace años hice una promesa. Decidí que habían cosas que valían la pena de ser defendidas, ciertas personas cuya inocencia debería ser protegida, y alguien debía de hacerlo. En aquellos años de juventud, me pregunté muchas cosas. Y me ofrecí en sacrificio. Las enseñanzas antiguas dicen que en los verdaderos ritos el sacerdote es a la vez sacrificio y ofrenda. Lo único que yo podía ofrendar a la fuerza que rige el mundo, era mi vida, mi juventud, para obtener el poder para proteger a los inocentes y castigar a los culpables.

Cambié una vida completa, por una vida de duermevela. Por una vida de despertar a las tres de la mañana completamente descansado, para trabajar y mantener al día mis conocimientos. Pero hay algo que no entiendo.

No entiendo por qué puedo conectarme cuando hace falta a algo diferente, no entiendo porque de repente digo, lo quiero!!!! Y lo que quiero es lo que debo, o porque tomo como algo natural mis habilidades. Tengo un IQ de 140 según el examen de hace un año, tengo un cuerpo que ayer derrotó en combate en el gimnasio a alguien dos cintas mayor que yo, pero solo cuando me conecté a esa fuerza.

Sin embargo, soy el mismo que piensa mucho en una muchacha a la que casi no conoce, el mismo que en el trabajo ha puesto la otra mejilla cuando su deber lo exige, el mismo que está llegando al límite a pesar de haber cambiado de coche el día de ayer.

Mientras escribo oigo la música ambiental del trabajo, llena de canciones de añoranza y rendición, y vuelve a mi ese desprecio por la gente que se entrega y se rinde, y me pregunto si mi pacto con la Ley es una especie de entrega. Sé que cada camino tiene sus recompensas, pero sé que hay muchas cosas que no quiero, y lo que quiero es lo que debo, de manera semejante a un autómata. No me importa la recompensa, sino estar en la batalla.

De repente noto en mí una dureza que asusta a otros, les hace pensar que estoy enojado o molesto, y no me conocen. Al mismo tiempo, soy el que cuando oye canciones de inocencia e ilusiones, no se lamenta por su juventud perdida en batallas ajenas, sino que renueva su juramento.

Mientras quede vida en mi cuerpo, mis manos pasarán a la batalla, y mi corazón verá el resultado desde una ventana. Es lo que exige mi deber. Sigo sintiendo deseos como cualquiera, pero son secundarios, yo deseo encontrar el lugar donde viven las personas con corazón libre y mente abierta, las personas que luchan, que creen en la vida.

Y entonces me pregunto, ¿porqué si creo en la vida, entreno mis manos para la muerte? ¿Porqué puedo agradecer al oír una música evocadora, los tiempos en que aquellos que me amaban no podían desconfiar de mí?

No lo sé. Solo sé que escribo a una velocidad avasallante, mientras mi corazón estalla y mi mente está mirando.¿ De que sirve ser capaz de consultar tu intuición, de ver el destino en las estrellas, si se elige seguir el camino que estas marcan, sin fatalismo, porque es una vida digna de ser vivida?

No es suficiente para contestar a la pregunta que surgió al analizar mi tema: Sé que mi vida será como mi muerte, y viceversa. ¿Significa eso que es una vida sin sentido? ¿ O que moriré en un sacrificio desesperado para evitar que el mal actúe sobre los que sueñan? De que sirve ser capaz de soñar, si en tus sueños ves código de programación, o si en tus sueños hay una barrera que te separa de gentes valiosas?

Estoy solo. Es mi fortaleza, y mi debilidad. Pero soy una persona, no sólo soy una máquina de generar programas, no soy una máquina de batalla, porque mi corazón late y sueña, pero en los períodos de sueños, sueña con un tiempo feliz que pasó y una persona y época que quizá no llegarán.

Creo que a todo le llega su tiempo, aunque hay cosas inmutables, así como alguna gente nace con un corazón generoso, y otros tienen una inocencia y candor a prueba de todo, otros cargamos con una maldición, o como llamaría el Nagual, la bendición que atormenta.

La misma maldición que hace que la mayor parte de mis amigos sean gentes a las que conocí por la computadora en esas horas de madrugada, la misma maldición que me permite vivir con tres horas de sueño.

Sé que en mi hay una sombra que debe disiparse, y una luz que no se apagará hasta que yo muera, y sin embargo… sería tan hermoso sentarse a mirar la luz de las estrellas, al levantarse en la madrugada, y no me es posible. No puedo soñar despierto: Solo puedo agradecer a lo que está arriba cuando me cruzo con gente que vale algo, gente que tiene un Capital humano, en vez de tener deudas con el mundo¿ Porqué si el mundo es tan grande, las gentes que merecen vivir son tan raras?

No lo sé.

Sé que mi cuerpo grita ¡¡adelante!!, y mis entrañas se retuercen cuando pienso en un rostro, unos ojos o unas manos, y rara vez, cuando veo que un alma se asoma por unos ojos, esas almas y esos ojos que debo proteger, doy gracias por esa visión, y recuerdo que deben ser defendidos, aunque eso signifique para mí alejarme de ellos.

¡¡¡¡NO!!!! Sé lo que me exige mi deber, me exige luchar sin preguntarme nada que pueda disminuir mi eficacia, porque cuando sea la batalla decisiva, el corazón me guiará a la cabeza de las tropas, de aquellos representados en las leyendas como los Ejércitos de la Luz, o la Legión del Amanecer, sino como líder, como alguien que cree en la justicia y está dispuesto a morir por ella.

Y mientras llega ese momento, la preparación dura ya diez años, sin saber la fecha de la batalla, estando listo para proteger y nutrir. Y no descanso, ni me desespero, ni pienso en quitarme porque quiero y debo estar en las primeras líneas de la batalla, pero ¿porqué? ¿ Soy el campeón o solo un tonto que fue reclutado a la fuerza para vivir y morir en la espera del momento que decidirá el combate que empezó con el hombre?

Aunque la batalla no llegue mientras viva, alguien tomará la antorcha, hay gentes que harán guardia y sacrificarán sus sueños y su vida por que hay gentes que solo necesitan esperanza, y hay otras que son la esperanza y no lo saben, y se atormentan , y sufren por no aceptar que está en sus manos hacer la diferencia, y que lo único que deben hacer es levantarse en guerra, no solo sus cuerpos , sino también sus corazones!!!!

A pesar de todo, los pájaros cantan, y hoy como ayer, pienso en las cosas que puede dar la vida, y sigo creyendo en la Ley. Porque no puede existir Ley sin Libertad ni Libertad sin Ley. ¿ De qué sirve buscar el sentido de la vida si el sentido es único? Solo que algunos prefieren esquivar su camino, o ni siquiera lo conocen, y otros hacen de ese camino su casa, y su campo de batalla, para obtener como recompensa un embarrón de sangre en el camino, y una lápida sin nombre.

Moriré, y sé que mi vida será como mi muerte. Y nunca sabré si mi vida es una batalla épica, o un sacrificio estúpido.

Pero no importa. No debo perder el tiempo escribiendo, a lo lejos siento unas olas de actos sin nombre, de inocencias que viven, y gentes que tratan de destruirlas. Es tiempo de pasar a la batalla.

Por la Ley, y para siempre !!!

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